“Hay que acabar de plantear con toda firmeza que el principio de la soberanía no puede ser sacrificado en aras de un orden explotador e injusto en el que, apoyada en el poder y su fuerza, una superpotencia hegemónica pretende decidirlo todo”.
Referencia al texto original:
Discurso pronunciado en la Cumbre del Milenio, Naciones Unidas, Nueva York, 6 de septiembre de 2000