“Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden una idea, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más. Y si las ciudades se admiran y los pueblos se quieren por lo que han tenido de fe en las horas difíciles, es lógico que hacia esta ciudad, como hacia otras, especialmente en nuestra patria, sintamos nosotros especial cariño”.
Referencia al texto original:
Discurso pronunciado desde el Balcón de la Sociedad “El Progreso”, de Sancti Spíritus, 6 de enero de 1959