“No olvidaré jamás los días de la Crisis de Octubre cuando corríamos riesgos de ser exterminados, y podíamos serlo, porque nuestra dignidad no admitía el concepto de rendición, no admitía el concepto de vida sin honor, no admitíamos la simple condición de animales; porque es precisamente el pensamiento, la conciencia, la inteligencia, los valores, las virtudes, la generosidad lo que distingue al hombre del animal. Ningún animal muere por otro. Entre las especies vivientes, el único capaz de morir por otro es el ser humano, ese ser que puede ser capaz de cosas incorrectas, de cosas muy malas, y será conforme a la educación que reciba.”
Referencia al texto original:
Discurso pronunciado en la clausura del VI Congreso de los CDR, en el teatro "Karl Marx", el 28 de septiembre del 2003