"Estados Unidos debe cambiar su política migratoria respecto a América Latina y el Caribe, y promulgar una ley que automáticamente legalice la situación de los ciudadanos de esos países que ingresen a Estados Unidos, como hace con los ciudadanos cubanos. Cuando ya no existe el muro de Berlín, debería destruirse el muro que se levanta en la frontera mexicano-norteamericana".
Citas
“Esas leyes no son justas, las leyes antinmigrantes. Yo no creo que es un ejemplo mundial —que no es un ejemplo bueno, en mi opinión— que se esté construyendo un muro entre Latinoamérica y Estados Unidos, allí en la frontera de México, donde los mexicanos tratan de pasar de una parte de su territorio a la parte del territorio que les quitaron hace ciento y tantos años, en aquella famosa guerra, que sabemos que fue una guerra de expansión.
La historia es conocida, la pobreza, la explotación. El muro que quieren construir es trescientas veces más grande, realmente, que el de Berlín y más sofisticado, y todos los días muere gente allí tratando de pasar ese muro”.
"La Revolución nunca impidió las salidas legales del país hacia Estados Unidos o cualquier otro lugar del mundo. Los gobiernos de Estados Unidos, por su parte, siempre estimularon las salidas ilegales. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido en Estados Unidos, sin excepción alguna, sin importar siquiera los antecedentes penales, o cualquier hecho delictivo que hubiese cometido; jamás uno solo fue devuelto al país".
"En su afán de desestabilizar y destruir la Revolución cubana, de cierta forma esta ley, muy general y confusa, con algunas actualizaciones posteriores, fue lo que sirvió de base al derecho automático a la residencia permanente, después de un año de ingresar en territorio de Estados Unidos, a cuanto ciudadano saliera ilegalmente de Cuba tan pronto pisara tierra norteamericana, algo que no se concedió jamás a ningún otro país del mundo".
"Cada vez que un ilegal llega a Estados Unidos genera, a su vez, el deseo o la necesidad de reunir allí a familiares y amigos, multiplicando y potenciando las salidas ilegales. La famosa Ley de Ajuste Cubano engendra ese fenómeno, que en nada beneficia a la sociedad norteamericana, y jamás Estados Unidos podrá restablecer la disciplina en sus propias costas mientras esa Ley exista. Sobre las altas autoridades pasadas y presentes de ese país cae enteramente la responsabilidad de los que a lo largo de tres décadas han perecido o corren todavía el peligro de perecer en esas aventuras, fruto de una política inmoral, anacrónica y carente absolutamente de ética y sentido humano".
“La política de la Revolución, si alguien quiere salir de nuestro país para otro país, si le dan permiso de entrada en ese otro país, es autorizarlo a que salga. Nuestro país no prohíbe que ninguna familia emigre, porque construir una sociedad revolucionaria y justa como el socialismo es una decisión voluntaria y libre.”
"Cuántas vidas habrá costado a nuestro pueblo esa Ley de Ajuste a lo largo de 33 años de vigencia. Cuántas vidas de niños inocentes, arrancados de sus escuelas y conducidos a tales peligros por madres o padres irresponsables, o engañados por ilusiones, o por viles campañas y exhortaciones que emanan de la propaganda masiva que se lanza desde el país que, por otro lado, nos bloquea y nos trata de matar de hambre y enfermedad".
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