“(…) en ese país solo excepcionalmente un hombre puede llegar al Parlamento sin grandes recursos, o con los recursos que les puedan dar los amigos, gente modesta; pero los grandes caudales de miles de millones que se gastan en esas elecciones es dinero de las grandes empresas, de los grandes negocios, es dinero de la gente rica. Y si no tienen esos recursos no pueden salir electos ni senadores, ni representantes, ni para cargos de gobernadores u otros poderes ejecutivos; quiero decir gobernadores, o alcaldes, o presidentes, o vicepresidentes. Los escándalos detrás de cada elección sobre la recaudación y uso de los fondos electorales duran cuatro años, hasta que viene la otra elección, y son cada vez más grandes, en el caso de Estados Unidos”.
Citas
“El 17 de julio --fíjense que cerquita estamos de la fecha--, negociaciones de las tropas norteamericanas y españolas, sin participación de la representación de las fuerzas cubanas; se llega a un armisticio y a la capitulación de la ciudad ese día. Penetran las tropas norteamericanas en la ciudad y no se permite la entrada de los patriotas cubanos, uno de los episodios más tristes de nuestra historia, que a aquellos combatientes que lucharon 30 años, comenzando el 10 de octubre de 1868, no se les permite entrar en la ciudad. La bandera norteamericana es izada en el Palacio de Gobierno y en el Morro. Lleno de indignación el General Calixto García, que tan lealmente había cooperado con aquellas tropas supuestamente aliadas, escribe a Máximo Gómez y renuncia a su cargo de jefe de las tropas cubanas en Oriente, ante aquella insoportable humillación. ¿Qué día? El 17 de julio.”
"Nunca hemos inculcado odio contra el pueblo norteamericano o contra el ciudadano norteamericano. Siempre hemos achacado la responsabilidad al sistema; en primer lugar al sistema. Tal sistema es muy difícil que produzca buenos gobiernos, con excepción de algunos brillantes estadistas como Roosevelt, en momentos de profunda crisis del capitalismo, auge del fascismo en Europa y grave riesgo de conflicto mundial. Algunos un poco más escrupulosos, otros menos; algunos con más ética, otros con menos; algunos más inteligentes que otros; algunos con más conciencia de la historia o con más sentido de la responsabilidad, otros con menos o ninguna de las dos cosas. El propio sistema establecido en ese país, su poder, su riqueza, sus fundamentos económicos y sociales, engendra egoísmo, arrogancia, prepotencia, y diseña gobiernos casi exclusivamente para sostener y extender un gran imperio. Pero nunca hemos nosotros culpado al pueblo norteamericano ni del sistema ni de sus gobiernos. Es que muchas veces estos no pueden hacer nada y, sin embargo, tienen poder para hacer otras muchas cosas. Es la realidad."
“Nunca, por una cuestión de principio, culpamos al pueblo norteamericano; lo más que podríamos decir, recordando aquella famosa frase de Lincoln de que era posible engañar a todo el pueblo una parte del tiempo, o engañar a una parte del pueblo todo el tiempo, pero no era posible engañar a todo el pueblo todo el tiempo…”
"La Revolución nunca impidió las salidas legales del país hacia Estados Unidos o cualquier otro lugar del mundo. Los gobiernos de Estados Unidos, por su parte, siempre estimularon las salidas ilegales. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido en Estados Unidos, sin excepción alguna, sin importar siquiera los antecedentes penales, o cualquier hecho delictivo que hubiese cometido; jamás uno solo fue devuelto al país".
"En su afán de desestabilizar y destruir la Revolución cubana, de cierta forma esta ley, muy general y confusa, con algunas actualizaciones posteriores, fue lo que sirvió de base al derecho automático a la residencia permanente, después de un año de ingresar en territorio de Estados Unidos, a cuanto ciudadano saliera ilegalmente de Cuba tan pronto pisara tierra norteamericana, algo que no se concedió jamás a ningún otro país del mundo".
"Cada vez que un ilegal llega a Estados Unidos genera, a su vez, el deseo o la necesidad de reunir allí a familiares y amigos, multiplicando y potenciando las salidas ilegales. La famosa Ley de Ajuste Cubano engendra ese fenómeno, que en nada beneficia a la sociedad norteamericana, y jamás Estados Unidos podrá restablecer la disciplina en sus propias costas mientras esa Ley exista. Sobre las altas autoridades pasadas y presentes de ese país cae enteramente la responsabilidad de los que a lo largo de tres décadas han perecido o corren todavía el peligro de perecer en esas aventuras, fruto de una política inmoral, anacrónica y carente absolutamente de ética y sentido humano".
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