Cuando Fidel
bajó de la Sierra
con su rayo
en la mano,
los pueblos
de América
lo saludaron
con el sombrero
mejicano
y con el jipijapa
blanco.
Es el libertador
del negro
del indio
del mestizo
del chicano.
Sus botas
resonaron
por los montes,
y por las llanuras
galoparon
los caballos
de Bolívar.
La voz de Martí
subió del barro.
La muerte
se hizo luz
y la sangre
Español
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