A Fidel y su glorioso pueblo cubano
Un dios cae
y miles lo ven
preocupados, llenan las plazas
buscando rezos profanos.
El dios los ve preocupado
pero nada puede hacer.
Yace en la tierra
pensando en ellos.
La multitud solo se acerca
y ven sus ojos húmedos,
cayendo junto a él,
formando una catarata humana.
Él les habla
contándoles historias de coraje,
como cuando llegó a ellos
tomándolos de las manos,
haciéndolos soñar.
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