Fidel
Soldado de las Ideas
Sobre las cinco de la madrugada, Manuel se sube a un asiento trasero de un jeep americano. Con él, abordan otros cuatro hombres. Luego el chofer. El jeep se pone en marcha.
Los seis visten de verde. Llevan armas, gorras y brazaletes del 26 de Julio bordados en la manga de la camisa. Manuel tiene un fusil calibre 30: un M1 semiautomático con cargador y proyectiles largos como el dedo chiquito. Dentro del jeep, lo lleva entre las piernas. Tiene 57 proyectiles y acaba de cumplir los 20 años.
Es 30 de noviembre de 1956.
Hay que caminar mucho del hotel en que estamos a la Plaza. Y es raro. Hay movimiento en las calles. Pero es un movimiento paulatino, mecánico; una lentitud que dicen que en Santiago no es normal.
La ciudad está llena de gentes, camionetas, motos. Llena de brazaletes y edificios y pancartas con héroes. Se trabaja. Se estudia. Pero uno siente de todas formas que es extremadamente silenciosa.
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