Fidel
Soldado de las Ideas
«Tuve la dicha de tenerlo muy cerca y conversar muy fluidamente con él. Recuerdo mucho sus manos blancas con pecas, de dedos finos, muy suaves», cuenta, a la vuelta de 38 años, Lisset María Pérez Rodríguez, y sus ojos verdes se iluminan hermosamente como la más auténtica demostración de que la entonces niña no ha olvidado ni un solo instante de la tarde-noche del 26 de julio de 1986.
En tiempos en que para muchas personas redactar una carta está fuera de «onda», una escritora afirma aquí a toda voz que aún sobrevive ese goce de plasmar los sentimientos en papel.
Liudmila Quincoses Clavelo bien lo sabe, porque desde 1994 el cartero no deja de tocar a su puerta y, más recientemente, su buzón electrónico se abarrota con misivas de diferentes latitudes del mundo.
La guayabera de Fidel es la más querida de la colección, dijo Carlo Figueroa, director de la Casa espirituana.
Al centro de la sala, resguardada en una vitrina que prende de la pared, una camisa blanca y de mangas largas, con las marcas aún de la extraordinaria personalidad que la portó, se distingue del resto de las prendas de vestir que resguarda la Casa de la Guayabera.
Se muestra inmensa, pulcra, única, a semejanza de quien la exhibió: Fidel Castro Ruz.
Un matrimonio espirituano atesora entre sus recuerdos más queridos la primera visita del Comandante en Jefe Fidel Castro a la ciudad del Yayabo