Fidel
Soldado de las Ideas
Domínguez Cruz, Ana María
¿Cuánto le duele a un hijo no haber podido conocer a su padre? ¿Cuánto soporta una madre cada día al recordar que a su hijo lo asesinaron hombres desalmados que, a cualquier precio, deseaban salir ilegalmente de Cuba? ¿Cuánto llora en silencio cada noche la esposa que crió sola a su pequeño y que no olvida el último beso que le diera su amado?
En la madrugada del 28 de mayo de 1957 se tomó una de las decisiones más importantes de la lucha contra el dictador Fulgencio Batista: atacar un cuartel bien protegido por más de 60 soldados del ejército del tirano. Fue violento el ataque de El Uvero, el primero que hacía el recién formado núcleo combativo, pero resultó necesario.
«Pequeña Gigante». Así calificó aquel hombre cajista de imprenta a La historia me absolverá, un texto que comenzó a leer al revés, como es costumbre en los operarios del arte tipográfico tradicional, y que lo impresionó por su fuerza, calidad discursiva y posibilidades.
Fidel y los combatientes de la Sierra Maestra arribaron a La Habana el 8 de enero de 1959, con la convicción de que en lo adelante todo sería más difícil.