Dixie

Moncada, historias rebeldes con nombre de mujer

Era la mañana de la Santa Ana… Santiago despertó entre tiros y tableteo de ametralladoras. La noche de carnaval había dado paso a un amanecer tenso, con olor a peligro y a esperanza. Asomados a las ventanas o a las puertas de sus casas, los vecinos de la que luego se ganaría a pulso el blasón de ciudad irredenta se preguntaban el porqué de la confusión y los disparos.