Fidel
Soldado de las Ideas
Un grupo de 82 pioneros destacados de esta provincia reeditó la ruta que siguió Fidel desde Alegría de Pío hasta Cinco Palmas, lugar donde el líder de la Revolución se rencontró con su hermano Raúl el 18 de diciembre de 1956, después de 13 días de la forzosa dispersión del naciente
Dentro de un pequeño sembrado de cañas se levantan, agrupadas como los dedos de la mano, cinco palmas. La finca que fue testigo hace 59 años del reencuentro de Fidel y Raúl, tras la dispersión de Alegría de Pío, tenía un nombre sublime: El Salvador
La primera vez que estuve en Los Cayuelos, a unos dos kilómetros de la playa Las Coloradas, quedé más que sorprendido. Sobre el pantano, las cortaderas y los mangles de antaño, se había tejido un puente de hormigón de más de 1 520 metros.
He contado con orgullo a los de menos almanaque las veces en que vi a Fidel. Tenía 18 años en la primera ocasión y, aunque fue desde la lejanía, conservo nítidamente las imágenes de esa noche tórrida (14 de octubre de 1991), en la que no me cansé de estirar el cuello para mirarlo en la plaza santiaguera Antonio Maceo mientras él clausuraba el histórico 4to. Congreso del Partido.
La escena era horrible. El rancho había sido destruido por la aviación batistiana, acostumbrada a no distinguir entre campesinos e insurgentes.
Desde el secadero de café, Mario Sariol sintió el revuelo tremendo y la metralla; entonces tuvo la certeza de que habían arrasado su humilde casa en Minas de Frío. Apretó los puños, cerró los ojos por un instante y corrió hasta su bohío. A cada paso agitado solo pensaba en la vida de sus cinco hijos, de la esposa.
Los coros de «¡Fidel, Gigante, eterno Comandante!», «Se oye, se siente, Fidel está presente» y «Yo soy Fidel» estremecieron cada uno de los sagrados espacios del corazón histórico de esta ciudad, cuna del Himno Nacional.