Un encuentro con Fidel
Fecha:
Fuente:
Autor:
El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, dejó una huella profunda no solo en el pueblo que lo vio nacer y al que condujo hasta su definitiva independencia, sino en muchas otras tierras que quedaron marcadas por su visión de estadista y ejemplo revolucionario.
También dejó un profundo y auténtico recuerdo en la memoria y el corazón de cada cubano digno que tuvo la inmensa dicha de conocerlo personalmente.
La Dra Marubia Rosales, colaboradora de la Brigada Médica Cubana (BMC) en Gambia, cumple por tercera vez misión en esta tierra africana, brindando todo su apoyo y experiencia médica al servicio de la población necesitada y agradecida.
En su primera misión, al regreso de sus vacaciones, vivió una experiencia única que está grabada indisolublemente en su corazón y que marcó su vida para siempre.
Con una sonrisa preciosa llena de satisfacción nos comenta:
En agosto del 2000 tuvimos la más maravillosa de las experiencias, conocer en persona al más grande de los líderes, Fidel Castro Ruz.
Recuerdo estábamos ya de regreso de unas merecidas vacaciones, después de un intenso año de trabajo en Gambia, cuando nos informaron que nuestro Comandante quería reunirse con nosotros, pues pertenecíamos a una de las BMC que inició una nueva modalidad de colaboración, el llamado Plan Integral de Salud, conocido como el PIS, que se inició en Gambia un 16 de Junio de 1999.
La Doctora recuerda que regresaba a continuar su misión, pero con mucha nostalgia y tristeza le era difícil dejar nuevamente a su familia, y en especial a su pequeño hijito de seis añitos. En ese instante solo pensaba en hablar con ellos para despedirse, solo miraba la hora con ansias de escucharlos.
El encuentro con Fidel sería antes de abordar el avión con destino a Banjul, y así sucedió.
Ese día la Dra. Rosales lo describe como uno de los más importantes de su vida, era casi increíble que pudieran compartir con líder histórico de la Revolución cubana, al menos unos minutos.
“De repente entra Fidel, nunca imaginé tenerlo tan cerquita, mi corazón se agitaba al poder realizar el sueño de escucharlo en vivo.
“Sus palabras llegaron a cada uno de los allí reunidos, quienes asumieron el compromiso de llevar la salud a donde fuese necesario.
“Cuando lo vimos llegar era tan indescriptible lo que sentíamos y digo sentíamos, porque se notaba en cada rostro de mis colegas de misión”, expresa Marubia.
“Recuerdo que lo primero que hizo fue interesarse por nuestra salud, si nos alimentábamos bien, si hervíamos el agua, y jocosamente nos dijo bueno alimentados veo que están, pues se nota y comenzamos a reírnos”.
Como siempre, con esa capacidad única y su gran inteligencia que lo caracterizaba, comenzaron las preguntas sobre la salud del pueblo gambiano, y si habían podido modificar algunos indicadores de salud, como las muertes maternas, cifras muy elevadas, muchas desconocidas, y un tanto asombroso porque en aquel entonces que muriera una madre o un niño era algo común en esas tierras.
Muchas vidas salvables se morían por la falta de un médico y de recursos.
El país, en aquel entonces, con casi una población de alrededor de dos millones de habitantes solo contaba con unos 11 médicos gambianos, en esos inicios, en el año anterior, se había logrado cubrir con médicos cubanos regiones donde nunca habían visto un médico.
Casi todas las aldeas se beneficiaron.
En el encuentro con el Comandante se hicieron varias anécdotas, todos queríamos fotos con él, y dijo que ya tendrían tiempo para fotos, y prometió hacérnoslas llegar lo antes posible.
Les deseamos un feliz cumpleaños pues un día después, un 13 de agosto, estaría de cumple, y el respondió: “mi cumpleaños es hoy aquí celebrando con ustedes”.
Nos dice Marubia: Solo les puedo comentar que era tanta mi dicha que no lloré más por ese regreso y esa separación nuevamente de mi familia, era tanta la emoción que no recordé llamar a los míos, cuando lo hice ya estaba en Gambia, fue tan intensa mi alegría como la de mi familia al ver el encuentro con Fidel en el noticiero de la televisión cubana.
No parábamos de hablar de lo que sentí al tener aquel gigante frente a mí, de poder conversar en lo particular con él, no tengo aún la palabra adecuada para describir lo que sentí cuando me tiró su brazo por mis hombros, y fuimos caminando juntos hacia aquel elevador que nos llevaría a celebrar la dicha de ese encuentro y de su cumpleaños. Unos días después recibimos la foto como nos prometió.
Este 25 de noviembre, en ocasión del quinto aniversario de su desaparición física, lo recordamos como el paradigma de todos los cubanos dignos, el faro que guía e ilumina el sendero de la verdad, la justicia, la solidaridad y el humanismo.
Fidel seguirá siendo bandera eterna de humanismo, lealtad, patriotismo, humildad y compromiso.
Él estará por siempre en tiempo presente y su inmensa capacidad de soñar por el bienestar del desposeído se patentiza en el cumplimiento del concepto de Revolución que hoy nos deja a todas las generaciones de cubanos.
Sigamos como él nos enseñó, a nunca luchar por gloria ni por honores, sino por las batallas y las tareas, sigamos siendo cómplices y protagonistas de sus anhelos.