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A la voz genuina de los pueblos, Cuba no le fallará

Fecha: 

01/09/2018

Fuente: 

Granma

La  Asamblea  General  Nacional  del  Pueblo  de  Cuba  condena enérgicamente  la  intervención  abierta  y  criminal  que  durante  más  de  un  siglo  ha ejercido  el  Imperialismo  Norteamericano  sobre  todos  los  pueblos  de  América  Latina; pueblos  que  más  de  una  vez  han  visto  invadido su  suelo  en  México,  Nicaragua,  Haití, Santo  Domingo  o  Cuba;  que  han  perdido  ante  la  voracidad  de  los  imperialistas  yankis extensas  y  ricas  zonas,  como  Tejas,  centros  estratégicos  vitales,  como  el  Canal  de Panamá,  países  enteros,  como  Puerto  Rico,  convertido  en  territorio  de  ocupación;  que han  sufrido,  además,  el  trato  vejaminoso  de  los  infantes  de  marina,  lo  mismo  contra nuestras mujeres e hijas que contra los símbolos más altos de la historia patria, como la efigie de José Martí.
 
La Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba condena, en fin, la explotación del hombre  por  el  hombre, y  la  explotación  de  los  países  subdesarrollados por  el  capital  financiero  imperialista.  En  consecuencia,  la  Asamblea  General  Nacional del Pueblo de Cuba, proclama ante América:
 
El derecho de los campesinos a la tierra; el derecho del obrero al fruto de su trabajo; el derecho de los niños a la educación; el derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria;  el  derecho  de  los  jóvenes  al  trabajo;  el  derecho  de  los  estudiantes  a  la enseñanza  libre,  experimental  y  científica;  el  derecho  de  los  negros  y  los  indios  a  la «dignidad plena del hombre»; el derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política; el  derecho  del  anciano  a  una  vejez  segura;  el  derecho  de  los  ­intelectuales,  artistas  y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor; el derecho de los Estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas, rescatando así las riquezas  y  recursos nacionales; el derecho de los países al comercio libre con todos los pueblos del mundo; el  derecho  de  las  naciones  a  su  plena  soberanía;  el  derecho  de  los  pueblos  a  convertir sus  fortalezas  militares  en  escuelas,  y  a  armar  a  sus  obreros,  a  sus  campesinos,  a  sus estudiantes,  a  sus  intelectuales,  al  negro,  al  indio,  a  la  mujer,  al  joven,  al  anciano,  a todos los oprimidos y explotados, para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos.
 
En  la  lucha  por  esa  América  Latina  liberada,  frente  a las  voces  obedientes  de  quienes  usurpan  su  representación  oficial,  surge  ahora,  con potencia  ­invencible,  la  voz  genuina  de  los  pueblos,  voz  que  se  abre  paso  desde  las entrañas de sus minas de carbón y de estaño, desde sus fábricas y centrales azucareros, desde sus tierras enfeudadas, donde rotos, cholos, gauchos, jíbaros, herederos de Zapata y de Sandino, empuñan las armas de su libertad, voz que resuena en sus poetas y en sus novelistas,  en  sus  estudiantes,  en  sus  mujeres  y  en  sus  niños,  en  sus  ancianos desvelados.  A  esa  voz  hermana,  la  Asamblea  General Nacional  del  Pueblo  de  Cuba  le responde : ¡Presente! Cuba no fallará. Aquí está hoy Cuba para ratificar, ante  América  Latina  y  ante  el  mundo,  como  un  compromiso  histórico,  su  dilema irrenunciable: Patria o Muerte.
 
- El 2 de septiembre de 1960, Fidel leyó ante un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución José Martí el documento conocido como Primera Declaración de La Habana.
 
- El pueblo cubano reunido en la Asamblea General Nacional, aprobó el texto que respondía a los pronunciamientos de la Séptima Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA, celebrada el 2 de agosto de ese año en San José, Costa Rica.
 
- De ese encuentro, y con gran presión del Secretario de Estado norteamericano, había salido una advertencia a Cuba de atenerse a la disciplina del sistema interamericano y a la carta de la OEA, so pena de futuras sanciones.
 
- Ante el burdo chantaje, Fidel Castro y el canciller de Cuba, Raúl Roa García, denunciaron los ataques de Estados Unidos y sus aliados contra la Isla.
 
- Con esta Declaración, por vez primera se denunciaba públicamente la injerencia de Estados Unidos y proclamaba el derecho de los pueblos latinoamericanos y caribeños a su liberación y autodeterminación.
 
(Fragmentos de la Primera Declaración de La Habana)