¡Gracias, mil veces gracias Viet Nam del Sur!
Fecha:
Fuente:
Viet Nam del Sur ha sido liberado totalmente: la derrota militar y política más grande del imperialismo yanqui acaba de consumarse gloriosamente; se le ha propinado uno de los pueblos más pobres del mundo, el más martirizado por el insolente poderío tecnológico de la primera potencia capitalista del universo.
A la hora del gran triunfo, en que la bandera del FNL flamea en la cúspide del palacio de Saigón; en los momentos en que los tanques patriotas entran en la ciudad que los sudvietnamitas soñaron con llamar Ciudad de Ho Chi Minh, volvemos la mirada al comienzo "quijotesco", de las lanzas de bambú, de las trampas de púas en los senderos de la selva, del amaestramiento de insectos para perturbar la formación de los soldados enemigos y facilitar su caza, a los tiempos en que los helicópteros y los aviones se tumbaban en todo Viet Nam a tiro de fusil. Aquello que parecía increíble inició el camino de la derrota para el imperialismo yanqui y sus títeres.
Rendición incondicional, capitulación, derrota definitiva, no hay otras palabras para este momento. Las propias agencias capitalistas las han usado al dar la noticia al mundo.
La fuerza de la convicción revolucionaria y una unidad de acción inquebrantables: la voluntad de vencer; la decisión, y el valor admirables de los hombres, mujeres, ancianas y niños sudvietnamitas han hecho posible esta proeza.
¡Gracias Viet Nam, mil veces gracias! Gracias a los hombres que vimos en la selva andar encorvados por el peso de los sacos de municiones a sus espaldas; gracias a las mujeres de las piernas arqueadas por el peso de los sacos de arroz sobre los hombros; gracias a los miles de ancianos que vimos recolectar semillas en el bosque para alimentar a los soldados, a los niños que recortaban retoños de bambú para la comida colectiva en la escuela sin paredes y sin bancos, gracias a los heroicos guerrilleros, milicianos, y soldados regulares que en la batalla de Ap Bac —una de las primeras victorias de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación—, lucharon cuerpo a cuerpo con los tanques norteamericanos y los volcaron. Muchos treparon a ellos en acciones suicidas para colocar la carga explosiva en la escotilla misma del blindado; gracias a la gloriosa
retaguardia del Norte.
"...en Vietnam del Sur —nos dijo el Presidente Ho Chi Minh un día—cada persona y cada familia tiene su sufrimiento personal y si el sufrimiento personal de cada persona y cada familia se sumara, sería igual a mi sufrimiento".
Ese Viet Nam es hoy el que sella la epopeya insurreccional antimperialista más grande de nuestra época.
Ese sufrido Viet Nam que ha sabido realizarse ejemplarmente como pueblo en el combate desigual, en la fortaleza moral frente al genocidio, frente a la tortura, frente a todas las ferocidades del napalm, del fósforo vivo, de las bombas CBU, de los bombardeos masivos, será la pesadilla eterna del imperialismo, al igual que lo ha sido la otra pesadilla de Abril, el Girón de Cuba.