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Fidel y el ajedrez

Fecha: 

09/07/2016

Fuente: 

Cubadebate

A Fidel en sus 90 jaques.
 
A quienes han crecido admirando a Fidel, en cualquier parte del mundo.  
 
A todos los Héroes de la República de Cuba, especialmente Antonio Guerrero Rodríguez y Ramón Labañino Salazar, avezados ajedrecistas.

Prólogo de Silvino García
 
Fidel es Cuba. Es Cuba en el pasado centenario, y será Cuba en el mundo del futuro. Porque es como si toda la historia de nuestro país durante siglos hubiera transcurrido gestando un titán de su talla universal. Fidel es el corazón de nuestro pueblo, que cada día lo invoca. Es Martí, Céspedes y Maceo, nuestras guerras de Independencia, el rechazo a las injusticias esclavistas y raciales, nuestra cultura, desde Félix Varela hasta Alejo Carpentier y Silvio Rodríguez.
 
Nuestra vocación por la ciencia desde Finlay hasta la Operación Milagro, nuestro deporte, y también, cómo no, nuestro ajedrez, desde Félix Sicre, pasando por Capablanca, la gran Olimpíada de La Habana, la creación del ISLA, hasta la masificación del ajedrez como Programa de la Revolución en la Batalla de Ideas.
 
Mi primera participación olímpica fue en La Habana-66. Era un maestro joven, con escasa trayectoria deportiva. Cierto día me sorprendí cuando al entrar a mi habitación, en el hotel que se celebraba el evento, descubrí sobre mi mesa un bello estuche semejando la casa natal de nuestro Apóstol. En su interior reposaba un fino juego de ajedrez. Le acompañaba una discreta tarjeta con un nombre: Fidel Castro.
 
He conservado con celo esa distinción que me hiciera el Jefe de la Revolución. Como muchos otros sucesos relacionados con Fidel y el ajedrez, incorporo este al libro escrito por el historiador de nuestro deporte, el periodista Jesús González Bayolo.
 
Gran Maestro Silvino García Martínez
Presidente de la Federación Cubana de Ajedrez
 

Fidel juega una partida con un combatiente del Ejército Rebelde.

Palabras introductorias
 
Cada vez que a Manuel González Guerra le preguntaban que cuándo se creó el Comité Olímpico Cubano, respondía: — Fidel. El mismo día que nació Fidel, 13 de agosto de 1926.
 
Y coincidentemente, Fidel Castro Ruz resultó un gran amante del deporte, practicando muchos de ellos e impulsando el desarrollo de todos desde que se convirtió en el líder indiscutible de los cubanos.
 
Desde hace tiempo tenía la idea de escribir este libro, que finalmente realicé como un homenaje del Movimiento Deportivo Cubano, del que forma parte la familia ajedrecística, y quiero ofrendarlo en ocasión de sus 90 años.
 
La historia está cuajada de personalidades de las más diversas esferas que además han sido –en mayor o menor grado- amantes del ajedrez, como literatos, artistas, científicos, políticos, etcétera.
 
En cierta ocasión escribí que el ajedrez es pasión de estadistas y relacioné a figuras históricas, independientemente de su legado ideológico, como Felipe II, Napoleón, Lenin, Bolívar, Fidel y Juan Pablo II. Agrego ahora que también de héroes y patriotas cubanos, entre quienes se encuentran Céspedes, Agramonte, Martí, Maceo, desde luego el Che, y nuestros emblemáticos cinco héroes, especialmente Ramón Labañino y Antonio Guerrero, quienes han disputado partidas desde su cautiverio con los niños talentos del Instituto Superior Latinoamérica de Ajedrez (ISLA).
 
Cuba tuvo la gloria de aportar al mundo una figura como José Raúl Capablanca, que ostentaba el título de campeón mundial (1921-1927) cuando nació Fidel, y para orgullo de los ajedrecistas su máximo líder también es un cultor del intelectual deporte.


La primera partida de la XVII Olimpiada
 

Fidel Castro vs Filiberto Terrazas, en La Habana, 1966.


Son muchas las partidas de ajedrez que ha disputado Fidel, las de mayor carácter oficial con el campeón del mundo Tigran Petrosian en 1966 y con el Gran Maestro Silvino García en 2002, ambas en simultáneas que tuvieron por sede a la Plaza de la Revolución y que constituyeron récord mundial en su momento.
 
Pero de conocimiento público, solo existen dos anotadas y por ende con posibilidades de reproducirse. Por cierto, ninguna de las anteriormente señaladas, sino otras en las cuales enfrentó a ajedrecistas mexicanos.
 
El 25 de octubre de 1966 queda oficialmente inaugurada la XVII Olimpíada Mundial de Ajedrez en la Ciudad Deportiva. De regreso al hotel Habana Libre, donde se hospedaban, la mayoría de los ajedrecistas pasan por el Salón de los Embajadores, escenario de la lucha escaqueada a partir del día siguiente. Para sorpresa de los presentes, llega Fidel Castro Ruz, quien preside el Comité de Honor del magno evento. Departe animadamente con muchos y de pronto coincide frente a él uno de los integrantes del equipo de México, Filiberto Terrazas.
 
Acompañaba al Comandante en Jefe el AI José Luis Barreras, director general de la Olimpíada, y hace la presentación. Conversan sobre el desarrollo del ajedrez mexicano, sobre Martí y su cariño hacia México, sobre libros (el abogado y profesor Terrazas es autor de uno sobre antropología de la cultura maya), y en un momento de la charla Fidel lo convida a disputar una partida. Se sientan ante una de las mesas dispuestas para la cercana competencia.
 
El Licenciado Filiberto Terrazas ofrece el siguiente testimonio de lo acontecido:
 

Petrosian asesora a Fidel.

“Fidel con blancas inicia una apertura Peón Rey. Al desconocer su calidad ajedrecística le planteo la Defensa Francesa, para sumergirnos en una línea de Nimzowitsch… Luego observo que a su lado se encuentra Tigran Petrosian, campeón del mundo, y que este interviene en defensa de las piezas blancas contra mi ataque, y adquiere rápida ventaja.
 
“A mi vez también busco ayuda y llamo a Bobby Fischer que se encuentra junto a mi compatriota Alfredo Iglesias, a mi lado. De esa fortuita manera nuestra partida se transforma en una partida de consulta: FIDEL CASTRO – TIGRAN PETROSIAN, conducen las piezas blancas y FILIBERTO TERRAZAS – ROBERT FISCHER, las piezas negras.
 
“Nuestros contrincantes adquieren un peón pasado en el flanco Rey, lo conducen hasta que decidimos rendirnos Fischer y yo. No bien nos habíamos estrechado las manos, cuando Fidel rápidamente coloca de nuevos las piezas y me dice: -Ahora vamos a jugar tú y yo solos.
 
“Esta partida, si bien contiene indudables errores técnicos de apertura (como el desarrollo del alfil a 3D), refleja indudablemente el temperamento de su autor y tiene un genuino valor histórico que debe ser recogido por la posteridad, de la misma manera que se conservan partidas de Su Santidad León XIII, Martí o Napoleón Bonaparte, toda vez que fue una concepción ajedrecística realizada por Fidel Castro sin interferencias ajenas.
 
“Al concluir su victoria, comentamos y charlamos de ajedrez. Interviene Fischer y le obsequia un ejemplar de su obra ajedrecística, que allí mismo le dedica…
 
“Finalmente se despide afectuosamente de Petrosian, de Iglesias, de Fischer y de mí.
 
“La prensa me pregunta si recuerdo la partida, y de memoria la dicté al delegado norteamericano Robert Byrne, para el diario New York Time. Byrne y yo comentamos la maravillosa oportunidad de haber presenciado aquella escena en que la intelectualidad del orbe se reúne en alegre, fraternal camaradería: Gens una Sumus, es decir: Somos una familia”.
 
Este es el testimonio de Filiberto Terrazas, que aun hoy vive en su querido México, orgulloso de haber intervenido en las históricas partidas, de hecho, las primeras de la XVII Olimpíada Mundial de Ajedrez, certamen que festejó 40 años en 2006, cuando Fidel cumplió 80.
 
A lo escrito por Terrazas puedo agregar que fue un mar de personas lo que rodeó aquella mesa olímpica con tablero de mármol y piezas estilo Staunton, y que Fidel no parecía sentirse a gusto mirando las manos del Campeón Mundial y de Robert Fischer, que salían detrás de su hombro y del de Terrazas. Por eso al concluir dijo: – Estos señores no nos han dejado jugar. (Y, como apunta Terrazas, lo convidó a otro duelo).
 
Desde luego que esa es también una partida histórica, pero nadie tuvo la fotostática memoria de recordarla para escribirla de inmediato, como ocurrió con la siguiente, que reproducimos a continuación:  
 
 
    Blancas: Filiberto Terrazas – Negras: Fidel Castro Ruz
     Gambito de Rey Aceptado

    1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Cf3 Ad6 4.d4 h6 5.e5 Ab4+ 6.c3 Aa5 7.Axf4 g5 8.Ag3 De7 9.Ae2 d6 10.exd6 cxd6 11.Da4+ Cc6 12.d5 Ad8 13.dxc6 b5 14.Dxb5 a6 15.Da4 g4 16.c7+ Ad7 17.cxd8:D+ Txd8 18.Dd4 gxf3 19.Dxh8 Dxe2 ++ (Jaque mate)
 
Además de las impresiones escritas por Terrazas para la revista cubana Jaque Mate, antes de concluir la Olimpíada ofreció una breve entrevista a la revista Cuba, en la que declaró ser amigo personal de Lázaro Cárdenas, y sobre su segunda partida con Fidel expuso que le había propuesto tablas pero él no aceptó y por eso cuando triunfó dijo en broma: “Este señor se ha dejado ganar”.
 
Agregó que Fidel tiene un estilo de juego muy agresivo, muy emotivo, temperamental, y enfatizó: “Posee una gran imaginación. Debía escribir. Estoy seguro de que sería un gran escritor. Conozco el discurso que pronunció como autodefensa en 1953. Es una gran pieza jurídica”.
 
(Continuará)

Fischer y Fidel.
Fischer vs Spassky, en La Habana, 1966.
En la partida frente a Terrazas.
Fidel Castro, Igor Bondarevsky y Bobby Fischer.
La Habana, 1966.
Fidel en las simultáneas de 1966.
Otro momento del mismo juego contra Terrazas.
Bobby Fischer en La Habana.