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Fidel Castro: “La paz y el desarrollo están indisolublemente vinculados”

Fecha: 

05/05/2024

Fuente: 

Cubadebate

Autor: 

La visión de Fidel Castro sobre la paz y la coexistencia pacífica en entre todos los países estuvo basada en su profundo sentido de pertenencia a una hermandad universal, que va más allá de las diferencias de raza, nacionalidad o cultura.
 
En disímiles ocasiones su llamado fue contundente a dejar a un lado el uso de las armas y a dedicarse de manera civilizada a resolver los problemas que asedian al mundo, como una obligación sagrada de todos los habitantes del planeta. En febrero de 2016 alertaba: “Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos, cualesquiera que sean sus religiones o país de nacimiento, el color de su piel, su edad adulta o su juventud”.  
 
Cuando hoy concluye en Cuba el VIII Seminario Internacional de Paz y por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras con la asistencia de más de 70 pacifistas de unas 25 naciones en Guantánamo. Se hace necesario acudir a sus alertas sobre las consecuencias de las guerras para la propia supervivencia de la humanidad así como el desastre ambiental y ecológico.
 
En ese sentido, a sólo 9 días del Triunfo de la Revolución durante su comparecencia en el programa de la televisión Ante la Prensa realizó la siguiente promesa: “Seré el más firme y el más decidido y el más constante defensor de la paz”.
 
Al recibir el 19 de marzo de 1962 el premio “Lenin de la Paz” explicaba:
 
“La lucha por la paz, es decir, la lucha contra la guerra, la lucha por el desarme, significa no una actitud pasiva, sino una actitud activa en favor de la independencia y de la liberación de los pueblos.
 
(…) la lucha por la paz significa luchar por salvar a la humanidad de una destrucción apocalíptica, significa luchar por salvar a cientos de millones de vidas de hombres, de mujeres, de jóvenes, de ancianos y de niños”.

 
El 3 de septiembre de 1979 en la Sesión Inaugural de la VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados resalta la importancia de luchar por la paz, la coexistencia pacífica y el desarme, así como la convivencia pacífica a nivel global. Al tiempo que denuncia enérgicamente la opresión sufrida por el pueblo palestino, por quienes en estos momentos hay un constante llamado internacional: “La paz, la distensión, la coexistencia pacífica, el desarme hay que demandarlos, hay que exigirlos, hay que conquistarlos, puesto que no surgirán por generación espontánea y en el mundo de hoy no existe otra alternativa, si es que queremos preservar la vida de la humanidad.
 
Exaltando el ejemplo de abnegación y patriotismo de los palestinos, quienes desplazados de su tierra y dispersados por el mundo, son considerados un símbolo vivo de la lucha contra la injusticia:
 
“Cito en primer término al sufrido y valeroso pueblo palestino. Ningún despojo más brutal de los derechos a la paz y existencia de un pueblo se ha cometido en este siglo. Entiéndase bien que no somos fanáticos. El movimiento revolucionario se educó siempre en el odio a la discriminación racial y los pogromos de cualquier tipo, y desde el fondo de nuestras almas, repudiamos con todas nuestras fuerzas la despiadada persecución y el genocidio que en su tiempo desató el nazismo contra el pueblo hebreo. Pero no puedo recordar nada más parecido en nuestra historia contemporánea que el desalojo, persecución y genocidio que hoy realizan el imperialismo y el sionismo contra el pueblo palestino. Despojados de sus tierras, expulsados de su propia patria, dispersados por el mundo, perseguidos y asesinados, los heroicos palestinos constituyen un ejemplo impresionante de abnegación y patriotismo, y son el símbolo vivo del crimen más grande de nuestra época”.
 
En la ONU, el 12 de octubre de 1979 continuaba su reclamo en favor del pueblo palestino:
 
“La base de la paz justa en la región comienza por la retirada total e incondicional de Israel de todos los territorios árabes ocupados y supone para el pueblo palestino la devolución de todos sus territorios ocupados y la recuperación de sus derechos nacionales inalienables, incluido el derecho de retorno a su patria, a la libre determinación y al establecimiento de un Estado Independiente en Palestina, de conformidad con la Resolución 3236 de la Asamblea General. Ello implica la ilegalidad y nulidad de las medidas adoptadas por Israel en los territorios palestinos y árabes ocupados, así como del establecimiento de colonias o asentamientos en tierras palestinas y en los demás territorios árabes, cuyo desmantelamiento inmediato es un requisito para la solución del problema”.
 
También explicaba la necesidad de una paz para todos: “Queremos una paz que beneficie por igual a los grandes y a los pequeños, a los poderosos y a los débiles, que abarque todos los ámbitos del mundo y llegue a todos sus ciudadanos”.
 
En sus palabras reflexiona en varia ocasiones sobre el aumento desmedido en la carrera armamentista, la cual no solo pone en grave peligro la continuidad de la vida humana, sino que también obstaculiza la atención a los acuciantes problemas socioeconómicos que aquejan tanto a las naciones menos desarrolladas como a las más industrializadas, en lugar de solucionar, los desafíos urgentes a los que se enfrenta la humanidad en su totalidad. Así lo denuncia en su discurso en la Sesión de Apertura del X Congreso Sindical Mundial, 10 de febrero de 1982 cuando expresa:
 
“La carrera armamentista no solo pone en un serio peligro a la paz mundial, acrecentando los riesgos de que una guerra pueda conducir al fin de la humanidad, sino que crea circunstancias inestables y enrarecidas donde no es posible contrarrestar los trágicos y agobiantes problemas derivados del subdesarrollo, ni lograr tampoco avances en la conquista de los derechos y las reivindicaciones a que aspiran los trabajadores en los países industrializados”.
 
En la VIII conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, el 2 de septiembre de 1986 expone dos dilemas cruciales que enfrenta la humanidad:

  •  La alternativa entre lograr la paz o enfrentarse a una destrucción total y definitiva.
  • La necesidad de establecer un orden económico global equitativo, o de lo contrario, aun con la paz, el destino de la gran mayoría de la población mundial sería desastroso.

Estos dos desafíos fundamentales, de carácter bélico y económico, son calificados por Fidel como mortales y sin precedentes, destacando la gravedad y la urgencia de encontrar soluciones a estos problemas que comprometen la propia supervivencia y bienestar de la humanidad:
 
“Nuestro mundo se encuentra ante dos mortales y nunca antes conocidos dilemas: la paz o la autodestrucción total; un orden económico internacional justo o el más espantoso destino para la inmensa mayoría de los pueblos de la Tierra aquí representados, aun cuando hubiese paz”.
 
Al año siguiente, el 20 de abril de 1987, en la Sesión Inaugural de la VI Reunión Ministerial del Grupo de los 77, aborda la importancia de la paz para el desarrollo de las naciones: “La paz y el desarrollo están indisolublemente vinculados”.
 
Durante una conferencia de prensa una vez concluida la VIII Cumbre Iberoamericana en Oporto, Portugal, el 18 de octubre de 1998, apuntaba: “La paz requiere de muchas cosas: paciencia, sabiduría, esperanza, justicia social, para adquirir toda la fuerza necesaria a fin de alcanzarla”.
 
Sobre el uso de las armas nucleares el 15 de octubre de 2010 planteaba:
 
“El uso de las armas nucleares en una nueva guerra implicaría el fin de la humanidad. Así lo previó el científico Albert Einstein, quien fue capaz de medir su capacidad destructiva de generar millones de grados de calor que todo lo volatiliza en un amplio radio de acción. El genial investigador fue impulsor del desarrollo de esta arma antes de que el régimen genocida nazi dispusiera de ella. Cualquier gobierno del mundo está obligado a respetar el derecho a la vida de cualquier nación y del conjunto de todos los pueblos del planeta”.
 
En la actualidad las tensiones de guerras ponen en riesgo cada día más la supervivencia de la especie humana, escasean alimentos y la crisis afecta a todos. Ante estos dilemas, la ideología de la Revolución cubana y el pensamiento de Fidel Castro plantean una firme creencia en el progreso y perfeccionamiento de la humanidad, así como en la posibilidad de lograr un mundo más justo y mejor, como la única alternativa viable.
 
En el mensaje de Fidel contra la guerra nuclear alerta que la humanidad no puede ser indiferente sobre el tema, aún estamos a tiempo: “Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde”.