Fidel Castro: “El futuro de nuestra Patria será un eterno Baraguá”
Fecha:
Fuente:
Autor:
El 15 de marzo de 1878 el general Antonio Maceo protagoniza uno de los hechos más relevantes en las luchas por la independencia de Cuba: la Protesta de Baraguá, donde rechaza la paz sin independencia y el plan de capitulación que le ofrecía el representante de España, el general Arsenio Martínez Campos.
Hoy a 145 años de la heroica gesta, Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas recuerdan la fecha a la que el Comandante presagió cuando dijo: “El futuro de nuestra Patria será un eterno Baraguá”.
Durante el acto por el Centenario del hecho, Fidel comienza el discurso con la siguiente pregunta: ¿Por qué tiene tan extraordinaria significación en la historia de nuestro país la Protesta de Baraguá? ¿Y qué fue la Protesta de Baraguá? ¿Qué es y qué será siempre la Protesta de Baraguá? A lo que fue respondiendo:
“Los cubanos habían luchado heroicamente durante casi 10 años. Bien puede decirse que en ninguna parte de este continente un pueblo luchó tan heroicamente y durante tantos años, en condiciones tan difíciles, por su independencia.
(…)
Ahora, lo doloroso, lo que sorprendió y dolió profundamente a Maceo y sus fuerzas, fue la noticia de que, en los instantes en que ellos terminaban el combate del Camino de San Ulpiano, se acababa de firmar en Camagüey el Pacto del Zanjón. Y Maceo, indignado, amargado, se preguntaba qué dirían sus hombres, qué dirían sus compañeros, qué dirían los heridos, cómo se podía justificar ante sus muertos, los que había tenido en aquellos combates, si en esos precisos instantes se estaba firmando la paz sin la independencia.
Y aquella paz sin independencia realmente se había hecho sin consultar a todas las fuerzas, puesto que las fuerzas de Maceo, una de las más importantes de la Revolución, no habían sido consultadas.
Fueron esos factores los que determinaron una conducta, una actitud y un gesto que señalan una de las más extraordinarias proezas patrióticas de nuestras guerras de independencia, de nuestros combatientes revolucionarios, que fue la Protesta de Baraguá.
Sencillamente, Maceo y sus fuerzas orientales no se resignaban a la paz sin la independencia. Tan pronto supo aquello, tan pronto fue informado de los acuerdos o pactos del Zanjón, noticia que conoció oficialmente por una comisión que llegó después que todo aquello había sido hecho, por dos comisionados y por un tercer patriota cubano, uno de los más grandes patriotas, Máximo Gómez, que no formaba parte de la comisión pero que, ante las circunstancias y determinado a salir del país, había decidido hacer escala primero en Oriente, visitar a Maceo y despedirse de él.
Porque entre Maceo y Máximo Gómez existió siempre un gran cariño, una gran admiración y un gran respeto. Máximo Gómez fue maestro de Maceo, y Maceo fue el más brillante alumno de Máximo Gómez.
Y fue dramática aquella entrevista, en que Máximo Gómez estaba absolutamente convencido de que no existían —en esas circunstancias— posibilidades de continuar la guerra por todos aquellos factores que se habían producido, y Maceo que estaba decidido a continuar la guerra. Maceo quería que Gómez se quedara. Incluso le preguntó si lo iba a dejar solo en aquellas circunstancias. Ambos eran hombres de profundas convicciones, Maceo tenía la suya, Gómez la suya y además una gran experiencia, era el más experimentado de todos los jefes militares cubanos y estaba convencido de que no existían condiciones para continuar la guerra; se despidió y se marchó del país.
Maceo adoptó las disposiciones pertinentes, reunió a sus jefes, los consultó y decidió, de manera formal, expresar su desacuerdo con el Pacto del Zanjón.
(…)
Es decir que lo que plantean los cubanos en la Protesta de Baraguá, primero: quieren oficializar su desacuerdo y romper el Pacto. Ese fue el objetivo político número uno. Dos: decirle que rompían el Pacto, porque no aceptaban la paz sin independencia.
(…)
Y esto es muy importante, cómo en la Protesta de Baraguá no se planteó solo la independencia, sino también de ser esto imposible, por lo menos, la libertad de los esclavos o seguiría la lucha, lo cual le da una magnitud que tal vez no resaltaron en el pasado los burgueses, limitándose solo al punto de la independencia, queriendo ignorar este aspecto político de la protesta cuando la esclavitud era el problema social más importante de la época. La liberación y el cese de la esclavitud eran, desde el punto de vista social, una de las más justas demandas de los revolucionarios en armas". (1)
Sobre la valentía de Antonio Maceo y el papel que jugó en el hecho expresó:
“Maceo, hombre de origen muy humilde y además negro —en una época en que los prejuicios raciales eran muy fuertes en nuestro país—, por sus virtudes, por su ejemplar conducta, por sus méritos, por su valor, por su capacidad, en esas difíciles condiciones de su origen y en las circunstancias de nuestra sociedad en aquella época, comenzó a destacarse, comenzó a brillar. Pero uno de los méritos más extraordinarios de Maceo es que jamás se dejó arrastrar por el envanecimiento, ni por la ambición, ni por los prejuicios. Luchó contra todos los obstáculos imaginables, y se caracterizó siempre por ser un soldado absolutamente leal, disciplinado, respetuoso de las leyes, de los principios revolucionarios, de los mandos superiores y de las autoridades revolucionarias legítimamente constituidas.
Jamás en esos 10 años pudo decirse que Maceo incurrió en el menor acto de insubordinación, no obstante su franqueza, su sinceridad, su valentía para plantear sus criterios y sus puntos de vista, para criticar lo que estuviera mal hecho, para apoyar lo justo. Y mucho menos participó Maceo, sino que por el contrario condenó enérgicamente, con duros calificativos, aquellos actos sediciosos que algunos jefes militares cometieron y que tan caros habrían de costar a la Revolución, como fueron los hechos de Lagunas de Varona o la Sedición de Santa Rita a la cual se le invitó a participar, dando lugar a una histórica carta de enérgico rechazo y condenación a los autores de aquellos hechos”. (1)
“¡Antonio Maceo, aquella, tu inolvidable, gloriosa e insuperable protesta que un día tuvo lugar bajo aquellos Mangos de Baraguá, esa misma protesta es la que hoy tiene lugar aquí, bajo estos aceros que simbolizan tus invencibles machetes! ¡Aquí, bajo este conjunto memorial; aquí, bajo tu figura y tu estatua ecuestre, proyectada y construida por santiagueros inteligentes, patriotas; aquí, a tu sombra, Antonio Maceo, en esta plaza que lleva tu nombre, en esta ciudad donde naciste, en esta atmósfera donde respiraste los primeros aires; aquí, hoy y desde el 10 de Octubre, tiene lugar tu protesta, que ya no es la protesta de un grupo de combatientes heroicos, sino la protesta de un pueblo entero, y la protesta no en nombre de Cuba, sino en nombre del mundo! Porque al igual que tú dijiste que jamás habría paz con España sin independencia, que jamás tus armas se rendirían, aquí decimos nosotros que […] jamás nos someteremos a ningún hegemonismo, […] que nosotros pertenecemos, Antonio Maceo, a tu estirpe, a tu sangre, a tu coraje, a tus ideas”. (2)
En disímiles ocasiones el líder de la Revolución Cubana ha acudido al ejemplo de Maceo y al de la Protesta de Baraguá donde exalta el patriotismo y el compromiso de los cubanos con la Revolución, uno de ellos fue cuando manifiesta:
“Si Maceo nos legó este tesoro de gloria y este ejemplo incomparable, aquí también ustedes están legando hoy otro gran tesoro y otro gran ejemplo, a los cuales serán leales las generaciones venideras. Y si aquella primera Protesta de Baraguá, se realizó a la sombra de los mangales de aquel lugar histórico, hoy suscribimos todos y presentamos al pueblo esta Declaración a la sombra de nuestro glorioso Apóstol, y a él, y a Maceo, y a todos los que han caído, les decimos:
¡Jamás traicionaremos la sangre derramada! ¡Este país seguirá adelante, seguirá siendo cada vez más revolucionario y alcanzará alturas infinitas de honor, de patriotismo y de gloria!”.(3)
Notas:
1- Discurso pronunciado en el acto de conmemoración del centenario de la Protesta de Baraguá, Municipio "Julio Antonio Mella", 15 de marzo de 1978
2- Discurso en la clausura del IV Congreso del Partido en Santiago de Cuba, 14 de octubre de 1991
3- Discurso en el acto de entrega de la Declaración de los Mambises del siglo XX, realizado el 15 de marzo de 1997