Ese Fidel que encanta a su pueblo
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Ese Fidel natural, que comía en la bandeja junto a los obreros; que dejaba que los niños le acariciaran la barba; que como cualquier trabajador, estiraba las piernas bajo la mesa de trabajo; que hacía sonreír a todos con sus chistes y ocurrencias; que llegaba hasta los lugares más recónditos para comprobar la implementación de los programas sociales de la Revolución; que sabía cómo tratar y llegarle a cada persona; que no andaba con ambigüedades y llamaba las “cosas” por su nombre, que no le temía a nada, ni a nadie… Ese Fidel encanta a su pueblo.
De pronto, en la conversación más inusitada, a veces terminamos hablando de él, o al pasar cerca de alguien, escuchamos aquello de “Si Fidel estuviera, otro gallo cantaría” (expresión del cubano que muestra la absoluta confianza en el liderazgo del Comandante en Jefe). Quienes lo defienden de injurias, porque aunque no lo conocieron personalmente, sí fueron testigos de lo que significó para los más pobres y desposeídos, el triunfo de la Revolución cubana, que era lo mismo que decir Fidel Castro. Jóvenes barbudos con sueños de justicia en sus pupilas. Algunos lo llevan tatuado como amuleto de buena suerte, o símbolo de todo el bien y la grandeza que entrañan su nombre y persona. Otros lo admiran desde el corazón.
Si vamos a la montaña, allí está el Comandante en la escuelita que descansa en la falda de una loma, en el consultorio al que llega el guajiro más humilde con su esposa e hijo recién nacido a recibir atención médica. Fidel, en la lanchita que recoge a los pioneros del Hanabanilla y los lleva al otro lado del río, para que puedan ir a la escuela y así sus padres no tengan que abandonar el campo. Fidel en la voluntad hidráulica para evitar pérdidas de vidas humanas ante el paso de fenómenos meteorológicos y aprovechar el agua para el desarrollo socioeconómico. El gigante de Birán en el progreso que vieron y todavía continúa en las zonas rurales, y también en las ciudades, las gandes industrias, los centros hospitalarios y científicos más importantes del país.
"¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón, y dónde, oh sepulcro, tu victoria?", si Fidel está y vive en todo lo bueno del pueblo y para el pueblo. Su gente que habla de él en presente, que lo quiere, que en tiempo de ciclón y en los momentos más difíciles, lo extraña como nunca. Los suyos que le son fieles a sus principios. Tan vivo, que aún en esa otra dimensión de la vida, sus enemigos le temen por el poder de su palabra, la vigencia de su pensamiento y la austeridad de sus actos. Hoy Cubadebate y Fidel, Soldado de las Ideas, comparten con sus lectores, imágenes de la vida profesional y social del Comandante, que reflejan ese Fidel que sigue enamorando a su pueblo, ese Fidel que encanta a su pueblo.