Eligió vivir del lado del deber
Fecha:
Fuente:
Autor:
Morir es una palabra definitiva. Hay seres que a ella no se amoldan, porque morir tiene que ver con esa idea de que algo se termina. A esa estirpe, conformada por aquellos que, enamorados de la vida, podrían entregarla para que viva la gloria, pertenece Vilma, quien ni siquiera habiendo abandonado el mundo hace hoy 14 años, se aparta de nuestros días.
Mucho pudiéramos decir de lo que hizo, de quién fue esa muchacha santiaguera –la segunda mujer en graduarse en su país de Ingeniería Química– y por qué escogió para sí un rumbo que la apartó de un destino fácil, garantizado por la solvencia material. Bastaría con asomarse a un libro, o mejor a las páginas ciertas que escribieron los jóvenes cubanos para defender su Revolución, para que el retrato de esta sublime mujer se nos muestre íntegramente.
Entre las tantas imágenes, estaría la estudiante dispuesta a conspirar para acabar con un régimen corrupto y entreguista, que empezó confeccionando panfletos y llegó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y de su Buró Político; y presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, ingente organización que devolvió a las cubanas la dignidad, sin la que no es posible la dicha plena, y al frente de esa tarea puso su recta dulzura y preclara inteligencia, para que nunca más padecieran el dolor de vender su cuerpo, o de sentirse opacadas por la falta de derechos.