Diálogos con la historia (XXVI parte)
Fecha:
01/04/2011
Fuente:
Periódico El Sol de México

Asia Central del CC del PCUS, V. G. Lomonósov, el Presidente del Presídium del Soviet Supremo de la RSS de Uzbekistán, Y. S. Nasriddínova y el Presidente del Consejo de Ministros de la República, R. Kurbánov. A lo largo del trayecto hacia el embalse, han saludado calurosamente a Fidel Castro los trabajadores de koljoses y sovjoses, mecanizadores y especialistas en cuestiones de riego. Sobre los piramidales álamos, numerosas pancartas que dicen: «¡Bienvenidos!», «¡Estamos con ustedes, hermanos cubanos!», «¡ Viva la amistad soviético-cubana!».
Junto al mar de Tashkent, reciben a Fidel Castro y a sus acompañantes el jefe de las obras del embalse, S. Azízov; el ingeniero jefe interino de las mismas G. V. Tosí; el Secretario del Buró del Partido, A. Mamadalíev y el Secretario del Comité del Partido de la Dirección de la Producción de Srednechirchchikski, A. Berdíev. Entre las personas que han acudido al recibimiento, se encuentra el famoso cultivador de algodón, tres veces Héroe del Trabajo Socialista, J. Tursunkúlov, que abraza amistosamente a Fidel Castro. Los pioneros entregan a los camaradas cubanos ramos de rosas.
El Viceministro de Obras Hidráulicas de la RSS de Uzbekia, camarada F. N. Nadzhímov, habla al camarada Fidel Castro de la experiencia en la roturación de las tierras vírgenes en el Ferganá Central, la Estepa Hambrienta y otras regiones de la República; así como, de la estrecha y fraternal colaboración de las Repúblicas de Kirguizia, de Tadzhikia y Kazajia que están realizando el grandioso programa de obras hidráulicas trazado por el XXII Congreso del PCUS, cumpliendo indicaciones del Gran Lenin.
El Primer Ministro de la República de Cuba se interesa vivamente por la experiencia de las construcciones hidráulicas y hace varias preguntas. El camarada Sh. R. Rashídov indica que N. S. Jruschov sigue atentamente los trabajos de mejoramiento del terreno en Uzbekistán, a los que concede gran importancia. Fidel Castro manifiesta la gran importancia que tiene la construcción de embalses y el sistema de irrigación artificial en Cuba, donde los ríos no son caudalosos y se secan durante una gran parte del año. Ustedes transforman los ríos en mares, dice sonriendo el Primer Ministro y nosotros tenemos a veces que transformar el mar en ríos... Por cierto que, según la experiencia de ustedes, vemos que hay otros caminos para resolver el problema.
Durante la visita al embalse surge espontáneamente un mitin de amistad. El Primer Ministro de la República de Cuba pronuncia un discurso ante los constructores, especialistas en materia de riego y trabajadores de los koljoses y sovjoses cercanos.
A veces, me parece aquí que estoy en Cuba, dice el Jefe de la Revolución Socialista Cubana. El pueblo de aquí es tan alegre y está tan lleno de entusiasmo como el nuestro. Nos han producido una gran impresión las obras y las empresas de la magnífica capital, de ustedes. Pero lo que más nos ha gustado han sido los obreros, el pueblo.
Fidel Castro pronuncia en ruso las últimas palabras y agrega en uzbeko: «¡Viva Uzbekistán!».
Los congregados gritan durante largo rato: «¡Viva Cuba, ¡Viva Cuba!, ¡Viva Cuba!».
La columna de automóviles pasa ante infinitas plantaciones de algodón enmarcadas por verdes alamedas. En cada koljós y sovjós, los trabajadores uzbekos reciben a los queridos invitados con expresiones de amistad. Miles de personas que llevan flores y banderines saludan con entusiasmo al Jefe de la Cuba Revolucionaria.
Los coches se detienen en las cercanías del sovjós Kírov. El camarada Fidel Castro conversa en el campo con los obreros.
Tashkent, con sus galas de fiesta, vuelve a recibir cordialmente a los queridos camaradas cubanos.
Después de un breve descanso en Tashkent, los amigos cubanos parten para el koljós Kzyl Uzbekistón, sito en las afueras de la ciudad. Miles de koljosianos congregados en la finca central del koljós acogen calurosamente a los enviados de la Isla de la Libertad.
Matkabúlov, Héroe del Trabajo Socialista, Presidente del koljós, invita a los visitantes a la casa de descanso koljosiana. En una espaciosa terraza que da a un florido jardín, presenta a Fidel Castro los mejores koljosianos y le cuenta la historia de la hacienda y le habla de su impetuoso desarrollo.
Kzyl Uzbekistón es uno de los mejores koljoses de la República. Cada una de sus 3 mil hectáreas de regadío se aprovecha aquí racionalmente, sensatamente, con el máximo rendimiento. Dos terceras partes de esa superficie se dedica al cultivo del algodonero. El año pasado se recogieron allí por hectárea 35 quintales métricos de algodón en bruto; algunas brigadas llegaron a recoger de 40 a 43 quintales.
El koljós aumenta cada año la producción de leche, hortalizas, patata, frutas y uva. El abnegado trabajo de los koljosianos garantiza el incremento de la riqueza colectiva. El año pasado, los ingresos en metálico sacados por el koljós fueron 3 millones 500 mil. En los últimos años se han construido allí un Palacio de Cultura, una escuela-internado, varias instituciones médicas y una centralilla de teléfonos automática. Los trabajadores del koljós se han hecho en los últimos años 900 casas. La aldea koljosiana se urbaniza. Allí no son una novedad el agua corriente, la electricidad, la radio y el televisor. Actualmente se está llevando el gas a las casas de los koljosianos.
Fidel Castro conversa con los koljosianos. Estos hacen gustosamente partícipes de su experiencia a los amigos cubanos.
Luego, los invitados visitan la hacienda. Fidel Castro se interesa vivamente por la producción de capullos de seda y examina las plantaciones de morera. En las plantaciones de algodón, Fidel Castro observa con atención el trabajo que cumplen las máquinas y traba conocimiento con tractoristas y mecanizadores. Luego se sienta al volante de un tractor y él mismo labora los sembrados. Todos los presentes aplauden entusiásticamente.
En la granja lechera llama la atención de los visitantes la instalación de ordeño eléctrico.
Después de haber visto la granja, los visitantes se dirigen al Palacio de Cultura del Koljós. Allí se celebra un concurrido mitin. Lo abre N. Kirguizbáev, Secretario del Comité del Partido de la Dirección de la Producción Kalíninski. En nombre de los trabajadores de la aldea, Kirguizbáev saluda calurosamente a los queridos amigos cubanos. Matkabúlov, el Presidente del koljós, siguiendo la tradición nacional, regala a Fidel un albornoz y un bonete uzbecos.
Acogido por una estruendosa ovación, Fidel Castro hace uso de la palabra. Dice: Queridos amigos koljosianos: me dijeron que iba a visitar un koljós. Yo dije: voy a conocer a los campesinos del Uzbekistán. Entonces llegué al koljós y digo ¿dónde están los campesinos? Veo que no hay diferencia apenas entre la ciudad y el campo: buenas casas, una gran escuela que ha construido el koljós para 400 niños, casa de descanso, una mesa muy bonita, muy pulida. En los campos todo está mecanizado. Hay luz eléctrica. Vamos a ver las vacas y también están mecanizadas las vacas. Y, en fin, con el tiempo, llegamos aquí y nos encontramos en un magnífico teatro. (Aplausos). Entonces, yo no pude ver a los campesinos uzbecos. ¡Han progresado tanto!
Desde luego que vi algo de agricultura. Entre ello una cosa muy interesante: cómo se produce la seda. Nosotros sabemos que ustedes producen la mayor parte de la seda que se consume en la URSS. Y nosotros sabíamos de esto porque lo habíamos leído en los libros. Pero nunca habíamos visto cómo se producía. Entonces pregunté cómo se reproducen los gusanos. Y me dijeron: en una fábrica. Entonces, han mecanizado también la reproducción de los gusanos. (Aplausos, risas)
Hay una cosa que no se si ustedes conocen, en Cuba nosotros tenemos gusanos, pero no son gusanos de seda, son los contrarrevolucionarios. El pueblo les dice gusanos. Es que nosotros teníamos una opinión muy mala de los gusanos. Siempre andábamos buscándolos debajo de la tierra, en las cosas podridas. No trabajaban. Llegamos aquí y conocemos unos gusanos que trabajan. Y por eso un compañero me preguntaba: ¿cuál es la diferencia? En que aquellos, además comen y no trabajan y estos comen, pero trabajan. Para nosotros ha sido muy interesante todo lo que hemos visto y nos satisface mucho ver lo que ustedes han progresado. El director del koljós me explicaba cómo había empezado el koljós en el año 1930. Cómo producían entonces 12 quintales de algodón por hectárea; que no tenían ganado y que ahora tienen 600 vacas y cada vaca produce 2 mil 800 litros por promedio; que tienen 100 tractores y en fin, que desde 1930 han progresado extraordinariamente.
Nosotros imaginamos que ha sido también así en los demás koljoses del Uzbekistán. En un progreso visible, real. Naturalmente que es motivo de optimismo para todos ustedes. No sólo han progresado económicamente, sino que han progresado socialmente. Y en realidad ya se ven los frutos del gran esfuerzo que ustedes han realizado. Yo también estuve preguntando una serie de cosas que nos interesan a nosotros mucho la experiencia de ustedes, porque 33 años son 33 años de experiencia. Nosotros no tenemos más que unos 4 años de revolución y por eso nuestros campesinos tienen mucho que aprender de ustedes.
Estamos muy agradecidos de la acogida que nos han dado, de los regalos que nos han hecho. (Aplausos). Son muy bonitos. Ya nosotros conocíamos algunas cosas de Uzbekistán. Y este gorrito ya lo conocíamos, porque algunos uzbekos estuvieron en Cuba. No me refiero a los técnicos, me refiero a los koljosianos. Ya esta mañana saludamos a un koljosiano, viejo amigo nuestro y que era tres veces Héroe del Trabajo Socialista. Y aquí también vive un koljosiano que estuvo en nuestro país. (Aplausos). Yo estoy seguro que contó cosas agradables de Cuba, que todo el mundo lo atendió muy bien y muy hospitalariamente. Y así, nosotros después de todas las pruebas de afecto que hemos recibido aquí, cada vez que un koljosiano del Uzbekistán y de este koljós visite Cuba, haremos todo lo posible para que se sienta también como nos hemos sentido nosotros. (Aplausos).
¡Rajmat! (Aplausos).
(Estas últimas palabras las pronunció Fidel Castro en uzbeko).
Sigue al mitin un gran concierto a cargo de los aficionados del teatro amateur koljosiano.
El CC del PCUS de Uzbekistán y el Consejo de Ministros de la RSS de Uzbekia dan una comida en honor de Fidel Castro y de los camaradas cubanos que le acompañan.
Por la noche, Fidel Castro y los demás invitados cubanos salen en tren para Samarkanda.