Anécdota de Celia sobre la vida guerrillera
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Un día llegaba uno con una gallina, y cargó uno la gallina, y entonces al otro día le tocó a Crespo, al otro día a Fajardo, y les puedo decir que nos fuimos turnando la gallina, ¿no? Y todo el mundo: «¿Bueno, ¿cuándo me toca a mí?». Primero por comerla y después pues el problema de cargar la gallina.
(...)
Bueno, todo el mundo estaba esperando ya que llegara la noche para encender candela, y dice Fidel: «No, no se va a encender candela».
La gallina, y no comernos la gallina, y Camilo venía, era de la vanguardia, y a cada rato me decía:
«¿Qué?».
«Nada».
La gallina seguía allí.
Entonces Luis Crespo un día nos dice: «Lo peor es si la gallina pone y Fidel la descubre». Y cuando se incorpora a la tropa Fidel, ya: «Oigan, tienen que desaparecer el huevo y la gallina». Y el Che empezó: «Bien abiertos los ojos: que no ponga la gallina, fíjate». Llegamos a... Ay, puso la gallina, ya se desgració.
Pues la gallina, pasamos un día de apuro ahí, y la gallina seguía porque no encendíamos candela
(...)
Entonces llegamos a la casa de un campesino.
«Ay, qué bueno —dijimos— Nada, aquí mismo».
Él [Fidel] dice: «Bueno mire, esta gallina hace tantos días que la traemos... —y todos nos miramos, y ya nos íbamos a comer la gallina— vamos a dejarla aquí para hacer cría».
Y dejó la gallina haciendo cría.