Encuentro de luchadores
Datum:
03/09/2001
Quelle:
Granma
Nelson Mandela no pudo estar presente en la Conferencia Mundial contra el Racismo, en Durban, su salud se lo había impedido. Pero, una visita de Fidel a Sudáfrica, aunque se trate de la asistencia a una reunión internacional, no podía dejar de contemplar un encuentro con este hombre-leyenda, luchador incansable contra el apartheid, digno, resistente e indoblegable ante quienes le propusieron varias veces dejarlo en libertad a cambio de que renunciara a la lucha.
Mandela prefirió vivir una importante y larga parte de su vida encerrado en una pequeña celda, que traicionar a su pueblo.
Una vez excarcelado y elegido Presidente de su país, comenzó otra larga y difícil lucha -que aún continua-, para trabajar en la transformación de su país y más que todo, para eliminar en la vida de su pueblo, en la práctica diaria, lo que jurídicamente se había abolido: el sistema de segregación racial, el apartheid.
"Es un gran momento para nosotros estar aquí con Fidel, porque lo que Fidel ha hecho por nosotros es difícil describirlo con palabras. Primero, en la lucha contra el apartheid no titubeó en darnos toda la ayuda, y ahora que somos libres, tenemos muchos médicos cubanos trabajando aquí, ayudándonos en áreas rurales, donde no hay prácticamente ningún médico, expresó Mandela".
“Y yo he tenido la ocasión de darle las gracias a Fidel por ese apoyo que nos está dando, le he prometido además, es algo que todavía tengo que ver con mi oficina pero quiero ir a Cuba antes de finales de este año", concluyó el líder sudafricano. Fidel, por su parte, expresó: "ustedes comprenderán que esta es una de las tardes más felices de mi vida". Y expuso seguidamente:" Primero, porque encuentro a mi querido hermano mejor que nunca; segundo, con el mismo entusiasmo que tuvo toda la vida, y tercero, porque pronto nos va a visitar".
"Son motivos más que suficientes para sentirme feliz, privilegiado y honrado", proclamó nuestro Comandante en Jefe. Mientras esto ocurría, este periodista recordó que el año 1994 marcó ese otro gran momento en la vida de la nación sudafricana: por primera vez en la historia, un hombre negro era elegido Presidente en la también primera elección libre celebrada en Sudáfrica.
Fidel, aquel año 1994, acudió a la toma de posesión de Mandela. Con posterioridad, cuando se encontraron ambos mandatarios en una reunión internacional en un tercer país, el líder sudafricano "exigió" a Fidel a que visitara Sudáfrica. Varias veces, en tono amistoso y enérgico, le preguntó a "mi hermano Fidel", cuándo viajaría a Sudáfrica. Cuando en agosto de 1998, la ciudad de Durban fue sede de la Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, Fidel acudió a la cita tercermundista y también a cumplir su compromiso con Mandela.
Durante varios días, una vez concluida la Cumbre de los NOAL, el Comandante en Jefe recorrió parte de la extensa, bella y llena de historia nación sudafricana. Dos lugares, en mi opinión, marcaron aquella visita del Jefe de la Revolución Cubana: la cárcel de Robert Islands, cerca de Ciudad del Cabo, donde Mandela permaneció preso por más de 20 años; y el recorrido por el barrio de Soweto, en Johannesburgo, símbolo de lo que fue el régimen racista del apartheid y también de la lucha y los sacrificios a que estuvo sometida la población negra sudafricana por aquel oprobioso sistema segregacionista.
Hoy, este domingo 2 de septiembre del año 2001, el encuentro que acaban de sostener Fidel y Mandela, también simboliza esa lucha, esa resistencia y la convicción de que solo de este modo se logra la victoria. Fue un encuentro de hermanos. Un encuentro de luchadores. Un encuentro de vencedores.
Mandela prefirió vivir una importante y larga parte de su vida encerrado en una pequeña celda, que traicionar a su pueblo.
Una vez excarcelado y elegido Presidente de su país, comenzó otra larga y difícil lucha -que aún continua-, para trabajar en la transformación de su país y más que todo, para eliminar en la vida de su pueblo, en la práctica diaria, lo que jurídicamente se había abolido: el sistema de segregación racial, el apartheid.
"Es un gran momento para nosotros estar aquí con Fidel, porque lo que Fidel ha hecho por nosotros es difícil describirlo con palabras. Primero, en la lucha contra el apartheid no titubeó en darnos toda la ayuda, y ahora que somos libres, tenemos muchos médicos cubanos trabajando aquí, ayudándonos en áreas rurales, donde no hay prácticamente ningún médico, expresó Mandela".
“Y yo he tenido la ocasión de darle las gracias a Fidel por ese apoyo que nos está dando, le he prometido además, es algo que todavía tengo que ver con mi oficina pero quiero ir a Cuba antes de finales de este año", concluyó el líder sudafricano. Fidel, por su parte, expresó: "ustedes comprenderán que esta es una de las tardes más felices de mi vida". Y expuso seguidamente:" Primero, porque encuentro a mi querido hermano mejor que nunca; segundo, con el mismo entusiasmo que tuvo toda la vida, y tercero, porque pronto nos va a visitar".
"Son motivos más que suficientes para sentirme feliz, privilegiado y honrado", proclamó nuestro Comandante en Jefe. Mientras esto ocurría, este periodista recordó que el año 1994 marcó ese otro gran momento en la vida de la nación sudafricana: por primera vez en la historia, un hombre negro era elegido Presidente en la también primera elección libre celebrada en Sudáfrica.
Fidel, aquel año 1994, acudió a la toma de posesión de Mandela. Con posterioridad, cuando se encontraron ambos mandatarios en una reunión internacional en un tercer país, el líder sudafricano "exigió" a Fidel a que visitara Sudáfrica. Varias veces, en tono amistoso y enérgico, le preguntó a "mi hermano Fidel", cuándo viajaría a Sudáfrica. Cuando en agosto de 1998, la ciudad de Durban fue sede de la Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, Fidel acudió a la cita tercermundista y también a cumplir su compromiso con Mandela.
Durante varios días, una vez concluida la Cumbre de los NOAL, el Comandante en Jefe recorrió parte de la extensa, bella y llena de historia nación sudafricana. Dos lugares, en mi opinión, marcaron aquella visita del Jefe de la Revolución Cubana: la cárcel de Robert Islands, cerca de Ciudad del Cabo, donde Mandela permaneció preso por más de 20 años; y el recorrido por el barrio de Soweto, en Johannesburgo, símbolo de lo que fue el régimen racista del apartheid y también de la lucha y los sacrificios a que estuvo sometida la población negra sudafricana por aquel oprobioso sistema segregacionista.
Hoy, este domingo 2 de septiembre del año 2001, el encuentro que acaban de sostener Fidel y Mandela, también simboliza esa lucha, esa resistencia y la convicción de que solo de este modo se logra la victoria. Fue un encuentro de hermanos. Un encuentro de luchadores. Un encuentro de vencedores.