Crónica de dos visitas no anunciadas
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La foto corresponde a la segunda de dos visitas de Fidel al periódico en una misma semana, el 25 y 28 de septiembre de 1990. La serenidad de los rostros contrasta con la dureza del momento: se abría paso en el país el anunciado período especial, con su carga de limitaciones y sacrificios, y el dolor de tener que abandonar muchos proyectos, pero sin lugar para la desmoralización ni el desaliento.
El primer encuentro con el Comandante en Jefe coincidió con el anuncio en la primera plana de nuestro entonces diario de que retomaríamos la frecuencia semanal, un paso atrás que sin embargo no fue asumido como un retroceso sino como una victoria en circunstancias tan difíciles que llegaron a poner en peligro nuestra permanencia como órgano de prensa. “Nos veremos menos pero el apretón de manos será más fuerte”, les aseguramos a nuestros lectores en el editorial de esa edición.
Muchas veces habíamos sido testigos del aliento que significaba para los centros de trabajo la visita de Fidel, pero los que lo acogieron agradablemente sorprendidos y emocionados aquella madrugada en la redacción, recibieron en medio de la adversidad una tremenda carga de optimismo al oírle expresar su satisfacción porque los trabajadores hubiesen podido mantener su medio de expresión y constatar su sensibilidad ante las preocupaciones del colectivo por el paso a semanario.
¡Y qué tremendo compromiso su pedido de que en las nuevas condiciones nos esforzáramos por hacer un periódico cada vez mejor!
Porque estaba todavía fresca en los presentes la opinión vertida por un lector tan exigente como él, en el 53 Pleno del Consejo de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC): “Aprovecho para decir que cada vez me aficiono más al periódico de los trabajadores, con su nuevo formato, su contenido, porque cada día trae más información sobre los problemas de la industria, de la producción, las distintas cosas, con mucha seriedad, lo digo, y muy útil, para nosotros es muy útil, para mí es muy útil”.
Tres días después, en la noche del viernes 28 de septiembre mientras se preparaba la primera edición semanal que comenzaría a aparecer a partir del día siguiente y durante un tiempo cada sábado, se produjo la segunda visita del Comandante en Jefe. Traía las ideas volcadas esa misma tarde noche en su discurso en el acto por el aniversario 30 de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), un análisis medular del muy desfavorable contexto internacional que le tocaba enfrentar a la Revolución, y la necesidad de estar preparados para trabajar con menos y casi con cero.
Recientemente un joven periodista preguntó al director qué había dicho Fidel en ese segundo intercambio y se sorprendió con la respuesta: habló mucho del plátano con microjet, el método más revolucionario existente entonces para el cultivo de este alimento tan apreciado por la población.
Y es que no había otra forma de enfrentar la colosal tarea de salvar a la Revolución y al socialismo sin establecer prioridades, dentro de las cuales el Comandante en Jefe situó como número uno el programa alimentario y la aplicación de la técnica y la ciencia a la agricultura, para elevar la productividad por hombre y por hectárea.
El hecho de que dialogara con el colectivo del periódico sobre tareas tan concretas demostraba lo que Fidel había reiterado pocas horas antes en el acto de los CDR: su confianza en que el pueblo sería capaz de vencer las dificultades y su fe en el futuro.
Por eso las fotos de esa visita no muestran rostros adustos sino serenos, seguros de que el camino estaría lleno de obstáculos pero se iría despejando con el esfuerzo de todos.
En ese empeño el Comandante en Jefe estaba convencido de que podría contar con el colectivo de un periódico que en el editorial que marcó su posición ante los años duros, declaró: “Seremos, en las verdes y en las maduras, más que todo y sobre todas las cosas, revolucionarios”.