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¿Cuánto hay de Fidel en Holguín?

Datum: 

15/08/2024

Quelle: 

Granma

Autor: 

Al cumplirse 98 años del nacimiento del líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el pensamiento no solo se remonta a la madrugada del 13 de agosto de 1926 en el poblado de Birán. También se agolpan cientos de imágenes de las más de 70 visitas realizadas al territorio de la actual provincia de Holguín.
 
Fotografías, audiovisuales, discursos, documentos, artículos periodísticos, libros y objetos museables, así como la memoria colectiva, perpetúan cada uno de esos instantes, permitiendo reconstruir momentos de gran importancia para la historia local y nacional.
 
Los primeros seis años de vida para Fidel fueron de total esparcimiento, libertad y recuerdos diversos y maravillosos. Birán, su Patria chica, fue el lugar donde nació, conoció el amor familiar, aprendió a leer y a escribir, hizo amigos y comenzó a adquirir y explotar sus habilidades físicas.
 
En aquel paraje descubrió los héroes de las gestas independentistas, los que encontró en fotografías colgadas en las paredes de la primera escuela. Allí aprendió y recitó los versos de José Martí y entonó las notas del Himno de Bayamo.
 
Asimismo, fue el poblado que, desde temprana edad, le presentó las contradicciones del sistema capitalista imperante, en una etapa en la que diversas crisis económicas asolaron el país.
 
Tras su partida hacia Santiago de Cuba, a continuar los estudios primarios, Fidel solo regresó a Birán en las tres etapas vacacionales anuales: Semana Santa, verano y Navidad.
 
Al iniciar los estudios en la Universidad de La Habana y adquirir las primeras nociones políticas, Fidel, con un ideal independentista, se convirtió en luchador por la democracia de República Dominicana y Puerto Rico. Ello lo llevó a enrolarse en los preparativos de una expedición para liberar a Santo Domingo de la dictadura trujillista.
 
Como parte de la preparación de esa acción, en julio de 1947 regresó a Holguín, se hospedó en el Instituto Tecnológico de la ciudad y, unos días después, se trasladó hasta el poblado de Antilla, desde donde partió, vía marítima, rumbo a Cayo Confites.
 
En septiembre echó a andar el plan: los barcos con los expedicionarios zarparon rumbo este, pero el día 29, una contraorden del Ejército Republicano impidió que la expedición cumpliera su objetivo.
 
Las embarcaciones fueron apresadas y Fidel, junto a dos compañeros, quienes no se resignaron a la idea de entregarse ni convertirse en prisioneros, se lanzaron al agua en la Bahía de Nipe y nadaron hasta Cayo Saetía, para posteriormente llegar a resguardo seguro en Birán.
 
A su pueblo natal regresó en muchas otras ocasiones, pero dos tuvieron amplio significado. En abril de 1953, mientras organizaba los preparativos de las acciones del 26 de Julio, llegó hasta allí, y con apoyo de su hermano Ramón pudo adquirir algunas de las armas familiares para ser utilizadas en su empeño libertario.
 
Posteriormente sobrevino el Moncada, la prisión, el exilio y los duros años de la guerra en la Sierra Maestra. El 24 de diciembre de 1958, cuando los días de la tiranía de Batista estaban contados, regresó a su terruño, a recibir en una fecha significativa el abrazo de la madre querida.
 
Tras el triunfo revolucionario, el 3 de enero de 1959, la Caravana de la Libertad llegó al Instituto Tecnológico de Holguín, por segunda ocasión visitaba aquel lugar. La alegría fue inmensa, se concretaba el triunfo definitivo.
 
Fidel, desde su posición de Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, impartió órdenes, concedió entrevistas y explicó a las tropas derrotadas el significado de la naciente Revolución. El tiempo no dio para más, el avance urgente hacia la capital impidió el anhelado encuentro con el pueblo, el que se concretó 54 días después.
 
El 26 de febrero de 1959 regresó y se reunió con los dirigentes de las organizaciones cívicas y militares. El análisis de las problemáticas más acuciantes de la población, a partir de un diálogo ameno y franco, dio paso a la estructuración del discurso pronunciado en horas del mediodía desde el balcón central del edificio de La Periquera, convirtiéndose en plataforma programática para el Gobierno Revolucionario a nivel local.
 
FIDEL Y EL DESARROLLO SOCIOECONÓMICO DE HOLGUÍN
 
Las casi 20 visitas realizadas en la década de los 60 tuvieron como centro de atención el desarrollo agrícola ganadero de Pinares de Mayarí, Birán, Sagua de Tánamo y Velasco.
 
Los programas sociales contaron con su presencia en las inauguraciones de la Ciudad Escolar Oscar Lucero Moya y del Hospital General Vladímir I. Lenin, así como en las labores de rescate de las víctimas de las inundaciones provocadas por el ciclón Flora en 1963, cuando en dos oportunidades puso en riesgo su propia vida.
 
La década de los 70 inició con amplios recorridos entre los meses de enero y febrero, vinculados a la zafra de los Diez Millones. En el yipi gaz-69 recorrió caminos, carreteras y cañaverales, visitó los centrales azucareros Santa Lucía y Fernando de Dios, dialogó con el pueblo en Santa Cruz, Cayo Mambí, Potrerrillo y en decenas de caseríos, siempre insistiendo en la necesidad de dar el máximo esfuerzo para el desarrollo del país.
 
La entrada de Cuba al came, en 1972, abrió nuevos horizontes que permitieron la industrialización. La futura provincia de Holguín fue de las escogidas para edificar obras de trascendencia como las fábricas de Combinadas Cañeras lx Aniversario de la Revolución de Octubre, la Planta de Oxígeno, el Combinado Lácteo y el desarrollo de la industria niquelífera en Moa y Nicaro.
 
Todas estas obras fueron visitadas, desde su construcción, por el Comandante, quien estuvo pendiente de cada detalle para su puesta en práctica, el funcionamiento y el tratamiento de los obreros. Cómo olvidar el momento en que echó a andar la primera ktp fabricada en Cuba y la trasladó desde los talleres hasta el parqueo.
 
El cumplimiento de los planes previstos trajo a Fidel de vuelta, el 26 de julio de 1979, para celebrar el acto central por el Día de la Rebeldía Nacional, en compañía de 26 comandantes sandinistas. La Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García Íñiguez fue inaugurada en la ocasión, con un lleno total. Imágenes semejantes se vivieron el 26 de julio de 1996 y el 1ro. de junio de 2002.
 
En el verano de 1990, cuando el colapso de la urss parecía inminente, Cayo Saetía fue el sitio escogido para una importante reunión privada entre amigos. Fidel, Raúl y el oficial soviético Nikolai S. Leonov analizaron la compleja situación internacional.
 
Tras diez años de ausencia pública en Holguín, a causa de los rigores del periodo especial, el 6 de mayo de 1996 regresó a su Patria chica, valoró el estado de la zafra azucarera, visitó la Fábrica de Combinadas y la de Implementos Agrícolas y el central Urbano Noris, entre otros sitios.
 
Posteriormente, a finales del propio mes, regresó a festejar con los trabajadores azucareros de Tacajó y Banes la proeza lograda por la provincia, que se convirtió en el resultado definitivo para la obtención de la segunda sede del 26 de Julio. Ese año también acompañó a los obreros de la Fábrica de Cerveza Mayabe y del Aeropuerto Frank País. Por último, acompañado por Gabriel García Márquez, celebró su 70 cumpleaños en Birán, lleno de alegría y recuerdos desbordantes.
 
La llegada del siglo xxi nos devolvió a Fidel en seis ocasiones. En la casa de visita del Ministerio de la Agricultura en el poblado de Caballería, perteneciente al municipio de Cueto, escribió las anotaciones finales del histórico Juramento de Baraguá.
 
El 23 de octubre de 2001 inauguró la Escuela Formadora de Trabajadores Sociales Celia Sánchez Manduley y, en junio, tras participar en la Tribuna Abierta de la Revolución, visitó el Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Íñiguez Landín, y sostuvo un emotivo encuentro con los miembros del equipo de beisbol, quienes, como revelación, fueron campeones nacionales pocos días después.
 
Los hoteles Río de Oro y Playa Pesquero también contaron con su presencia en momentos en los que el turismo se convirtió en la base fundamental de nuestra economía.
 
El 23 de septiembre de 2003 regresó, junto a familiares y amigos, a su terruño natal, para rendir tributo a su madre Lina. Desde las páginas del libro Todo el tiempo de los cedros, de Katiuska Blanco, se recorrió la vertebración de la familia Castro Ruz.
 
Solo tres años después visitó su tierra por última vez: en la tarde noche del 26 de julio de 2006. Sin saberlo, se despidió presencialmente de su pueblo, en el mayor emplazamiento de grupos electrógenos del país.
 
Tras las palabras de un grupo de bolivianos invitados al acto, quienes le profesaron a coro la frase «Fidel te queremos», él respondió con alegría: «yo también los quiero a ustedes». Fue la despedida más espléndida que le dio a un pueblo que siempre lo veneró, y lo seguirá queriendo.