Fidel siempre está allí para ganar
Querido Comandante:
Comienza un nuevo día, el 13 de agosto, y ya destella con un brillo especial la estrella solitaria de la insignia nacional. Hoy las notas de nuestros gloriosos himnos sonarán con emoción y fuerza mayor. Nuestros corazones se invaden de alegría desmedida y júbilo contagioso.
Hoy tenemos una nueva razón para hacer vibrar nuestro canto, para reír y bailar, para celebrar. Un día como hoy, hace ya 79 años, le nacía a Cuba y al mundo una nueva esperanza, que con su luz iluminaría el pensamiento de muchos hombres, trazaría el camino de nuestros pueblos hacia la salvación, y cambiaría definitivamente el rumbo de la historia para favorecer a los desposeídos.
Un día como hoy renacía el Libertador, renacía el Apóstol, porque un día como hoy nacía, para quedarse en la inmortalidad, el eterno joven rebelde, nuestro Comandante Fidel.
Quiso la historia, en una de sus oportunas coincidencias, que celebráramos este nuevo aniversario junto al de otro grandioso hombre, nuestro Héroe René González, y que lo celebráramos desde la cita mundial de la juventud y los estudiantes, en la República Bolivariana de Venezuela, inmersos en la histórica batalla contra el imperialismo y la guerra, por la paz y la solidaridad.
Esta entusiasta y combativa tropa de pioneros y jóvenes de la Patria estamos cumpliendo con honor la misión que nos encomendara nuestro Comandante antes de partir, y estamos multiplicando en cada joven y espacio de este Festival la verdad y justeza de nuestra lucha. Hemos retomado la lucha de nuestros antecesores con la luz perenne del ALBA como guía, y con el compromiso de culminar la obra que en América queda por hacer, cumpliendo con la sentencia martiana de que Patria es Humanidad, y la unidad, hermandad e integración latinoamericana son las armas más potentes y certeras frente a las ambiciones expansionistas del Norte revuelto y brutal que nos desprecia.
Nos motiva el mismo deseo claro del libertador, que es ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas, que por su libertad y gloria. A cada paso hemos encontrado miles de luchadores de todas las latitudes del planeta, que alzan sus voces en gritos de vivas a la Revolución Cubana, la Bolivariana, vivan Chávez y Fidel. Y es que, además del diario de Bolívar y Martí, del Che y del presidente Chávez, su ejemplo y sus ideas, querido Comandante, han estado presentes en cada jornada de trabajo, latentes en el pensamiento y acción de todo hombre y mujer que comparta la necesidad urgente de salvar el destino de la humanidad y de alcanzar el mundo mejor, que es posible e imprescindible.
Es ese también un merecido regalo en su cumpleaños, Comandante, que la celebración sea en el seno de este trascendental Festival al que tanto contribuyó y apoyó usted, y que se nos sumen jóvenes de tantos pueblos del mundo que lo admiran, lo respetan y lo quieren.
Nos encontramos lejos de usted, pero solo geográficamente, porque usted nos acompaña donde quiera que estemos, porque usted está en cada oscuro rincón de este mundo, donde exista un principio justo que defender, porque lo sentimos más cerca cuando vemos al Comandante Chávez y apreciamos en él el mismo espíritu entusiasta y consagrado, el mismo coraje frente a los problemas y valor ante el enemigo, las mismas ansias de justicia y preocupación y desvelo por los humildes.
Los cubanos nos sentimos orgullosos de que siguiendo sus enseñanzas estemos contribuyendo con nuestro modesto, pero muy sincero aporte, al proceso bolivariano de Venezuela, ayudando a transformar la dura y cruel realidad que vive este pueblo, como legado del salvaje sistema capitalista que ha estado explotando esta nación y robando sus riquezas durante siglos. Sentimos que siendo internacionalistas, saldamos nuestra deuda con la humanidad y honramos la devoción que sentía Martí por este pueblo cuando expresó: “Déme Venezuela en qué servirla. Ella tiene en mí a un hijo”.
Viene ahora a mi mente la palabra de aquel escritor excelente y buen amigo de Cuba, y también suyo, Comandante, cuando nos decía: “Una cosa se sabe con seguridad: donde esté, como esté y con quién esté, Fidel Castro está allí para ganar”.
Comandante, con esta convicción y desde la brava y hermosa República de Bolívar y Chávez, queremos que vuele hacia usted, como blanca paloma, el mensaje de felicitación que brota del pecho de cada uno de nosotros. Desearíamos poder abrazarlo, estrechar su mano, besarlo, pero nos conformamos con tenerlo. Hemos querido regalarle lo mejor de nuestro arte, acompañado del dulce beso de un niño, del cariño y el amor inextinguible de muchos corazones juntos, de la sonrisa de una niña, de la confianza de que sus pioneros, sus jóvenes y su pueblo le serán fieles por siempre.
¡Feliz cumpleaños, Comandante!