Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la inauguración de la fábrica de Tubos para Riego por Aspersión "José Luis Tasende", en Manzanillo, el 28 de julio de 1977
التاريخ:
28 de julio.
Manzanilleros y ciudadanos de la provincia Granma:
Es agradable, muy agradable, el acontecimiento que nos reúne en la tarde de hoy: la inauguración de esta fábrica.
Hacía mucho tiempo que nuestro país anhelaba poseer una fábrica de tubos de riego por aspersión. Y al fin, aquí la tenemos (APLAUSOS). Y nada menos que en Manzanillo (APLAUSOS). De modo que en Manzanillo no solamente se bailará el son (RISAS), sino que se producirán también riegos por aspersión (APLAUSOS).
Esta es una buena fábrica y una importantísima fábrica.
Algunos datos de la fábrica: en tres turnos de trabajo podrá producir tubos de aluminio de seis y ocho pulgadas, 980 kilómetros. De modo que esta fábrica podrá producir tantos tubos de aluminio como para llegar —eso es cada año— desde Manzanillo hasta La Habana (APLAUSOS).
Pero no solo producirá tubos de aluminio. Tubos de acero ligero, de tres y seis pulgadas, 1 350 kilómetros por año, tanto como para llegar desde Manzanillo a La Habana y regresar hasta Santa Clara (APLAUSOS). Aspersores de cuatro tipos, 193 000 unidades. Imagínense todos esos aspersores juntos: 193 000. Partes, piezas de repuesto y accesorios, 3,6 millones de pesos.
El costo de la inversión es 19,6 millones, de los cuales son 15 millones de pesos en divisas. ¡Quince millones! ¡Hay que cuidar la fábrica!
Producirá 16,7 millones de pesos al año en valores. Es decir que cuando esta fábrica esté en plena producción, los 700 000 habitantes de la provincia Granma habrán aumentado la producción per cápita en más de 20 pesos cada uno. Así que serán un poco más ricos ustedes, y seremos un poco más ricos todos, porque esos veintitantos pesos hay que repartirlos entre todo el país, ¿no? (APLAUSOS)
En esta planta laborarán 580 trabajadores. Actualmente hay 414.
El programa de producción hasta 1980. Tubos de aluminio en kilómetros. Este año, 220 kilómetros. Llegaremos un poco más allá de Las Tunas (RISAS). En 1978, 590 kilómetros; en 1979, 983 kilómetros. Y así, después de 1979 seguiremos produciendo novecientos ochenta y tantos kilómetros. En tubos de acero, en 1977, 303 kilómetros; 1978, 813; 1979, 1 355. De modo que esperamos que para 1979 esté en plena capacidad de producción la planta. En aspersores, 48 000 unidades en 1977; 116 000 en 1978 y 193 000 en 1979. Partes, piezas y accesorios, 600 000 pesos en 1977; 2 183 000 en 1978 y 3 638 000 en 1979.
El plan de producción en tubos y otras piezas de aluminio significa, en sistemas de riego, un total de 420 sistemas de riego por año, en aluminio.
Las producciones de 1977 y 1978 satisfarán las necesidades de la agricultura en 1978. Para el año 1980 el plan de la agricultura prevé requerimientos por 400 sistemas para caña, mientras que las posibilidades de producción son ligeramente superiores.
(SE OYE TRONAR)
Parece que va a haber riego por aspersión esta tarde aquí. Va a empezar la producción rápido (RISAS).
El área techada de esta fábrica es de 21 457 metros cuadrados.
Para entender bien lo que significa esta fábrica: se podrán producir sistemas de riego, por año, para regar de 8 000 a 10 000 caballerías de caña con tubos de aluminio, a lo cual, si le añadimos lo que se puede regar en diversos cultivos por año con los tubos de acero, en esta fábrica se producirán equipos de riego para incrementar el riego en 200 000 hectáreas por año, no menos de 200 000; es decir, alrededor de 15 000 caballerías agrícolas.
De modo que esta planta producirá, desde luego, para la caña, para los cítricos, para las viandas, los vegetales, los pastos, etcétera. Pero nuestro país, con los planes de construcción de presas y de micropresas y de explotación de agua subterránea, empleando las producciones de esta fábrica, podrá ampliar el riego en 15 000 caballerías por año. Quiere decir que en 10 años podrá el país incrementar el regadío en 150 000 caballerías.
Claro está que siempre una parte de los tubos se deterioran y hay que reemplazarlos. Pero podríamos decir así, con seguridad, que esta planta garantiza, en materia de riego por aspersión, el riego de 100 000 caballerías de tierra. Es importante, ¿verdad?
Ayer inauguramos la fábrica de combinadas de caña, muy buena y muy importante; y hoy inauguramos aquí en Manzanillo esta planta, muy buena y muy importante. Esto garantiza el aseguramiento de nuestras producciones agrícolas. Ya ustedes saben cómo es la naturaleza, cómo se alternan los años de sequía, los años de lluvia; cómo llueve en épocas de seca y hay seca en épocas de primavera (RISAS); y esa dependencia del tiempo, que es verdaderamente trágica. Y nuestro país se encamina al aprovechamiento de todas las posibilidades hidráulicas.
Antes de la Revolución había embalses en Cuba por unos 30 ó 40 millones de metros cúbicos. Esa cifra incluso resulta imprecisa, porque uno recuerda que había la presa de Charco Mono, por ejemplo —creo que era de siete millones—, y algunas micropresas. Ya el país posee embalses para una capacidad ascendente a unos 5 000 millones de metros cúbicos, de menos de 50 que poseía, es decir, que la capacidad de embalse, desde el triunfo de la Revolución, ha crecido unas cien veces. Pero, además se han hecho muchas investigaciones y muchas exploraciones y perforaciones, para la utilización del agua subterránea. Y nosotros tenemos que proponernos como política —si no queremos estar rezándole a San Pedro continuamente (RISAS)— aprovechar hasta la última gota de agua. No podemos permitir que vaya al mar una sola gota de agua. Y no pararemos hasta que no tengamos represados todos los ríos y todos los arroyos, y explorados todos los mantos freáticos, construidos los canales; y donde no se pueda construir una presa, hacer pozos de inmersión, para llevar el agua al manto freático. Y, en fin, que nuestra población tenga su agricultura asegurada con el agua, y nuestras zafras y nuestras producciones de alimentos serán seguras aunque los años sean secos.
¡Y qué distinto será nuestro país de lo que era cuando no tenía prácticamente una sola presa, el día en que nuestra patria toda sea una especie de jardín, con el agua asegurada para sus cultivos fundamentales todo el tiempo!
Esto nos permitirá crecer en todas las ramas de la agricultura y seguir creciendo en la producción de azúcar. Nosotros explicábamos en Camagüey por qué es importante la producción de azúcar, ya que aunque los precios en el mercado mundial suben y bajan, la mayor parte de nuestra azúcar la vendemos a la URSS y a los países socialistas a un precio muy satisfactorio para nuestro país, y continuarán incrementándose las exportaciones de azúcar a la URSS y a los países socialistas. Nuestra patria seguirá incrementando la producción azucarera, porque en materia de azúcar tenemos muchas posibilidades todavía; sobre todo, con la mecanización, con la fábrica que inauguramos ayer, que producirá 600 combinadas por año, y que nos permitirá un día reducir los macheteros a unas decenas de miles, para laborar únicamente en las áreas muy onduladas, donde no resulte posible cortar con máquinas. Si un día teníamos 350 000 macheteros, llegará el día, no lejano, en que tengamos menos de 50 000. Y ya quedarán como macheteros los colosos, los gigantes de la mocha, a los que les gusta el deporte de cortar caña, los que se sienten bien en una zafra (APLAUSOS). Dije 50 000, conservadoramente. Posiblemente, al final, y aun produciendo el doble de azúcar de la que producimos hoy, el número de macheteros no pase de 30 000. Nuestras máquinas harán el resto, y nuestras máquinas serán cada vez mejores. Eso le da una base muy segura a nuestra industria azucarera.
Hemos construido fábricas de fertilizantes, y en el futuro habrá que construir nuevas fábricas de fertilizantes, porque ustedes saben cómo crece la caña, cómo crecen los vegetales, las frutas, todo, cuando se fertiliza. Y si garantizamos la mecanización —y la mecanización la garantizamos con las combinadas y con la fábrica de implementos agrícolas que se va a construir al lado de la fábrica de combinadas de Holguín—, con la fertilización y el riego, y la mayor experiencia de nuestro pueblo, y el mayor número de técnicos cada año, las posibilidades de nuestra agricultura son muy buenas, y las posibilidades de la agricultura cañera son magníficas.
Nuestro país va a continuar avanzando, desde ahora hasta 1990, incrementando su producción de caña, aumentando la producción por cada caballería que tenemos hoy, e incluso aumentando áreas cañeras; modernizando, reconstruyendo y ampliando sus centrales, y construyendo nuevos centrales, dada la importancia que tiene nuestra agricultura cañera. Pero, además, continuarán desarrollándose la producción ganadera, la producción de cítricos, la producción arrocera y la producción de todas las demás ramas de la agricultura.
Esta planta es uno de esos pilares en que se basa el desarrollo agrícola.
Ayer estuvimos en Holguín. Y si ustedes ven, ¡qué preciosa fábrica la de combinadas! Muy moderna, muy buenas máquinas. Y ya han producido las primeras máquinas. Ustedes no se imaginan qué satisfacción ver salir aquella primera máquina de nuestra fábrica. Pero yo sé que ustedes comprenden su importancia. Y les puedo preguntar si realmente comprenden la importancia de esas combinadas de caña y por qué. ¿Se habría podido hacer una fábrica de combinadas de caña para hacer la zafra en el capitalismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Por qué? (EXCLAMACIONES) Porque dejaba sin trabajo a los obreros. ¿Y por qué se puede construir hoy en Cuba una de esas fábricas? (EXCLAMACIONES) Antes desplazaba al obrero, le quitaba el empleo, y hoy libera al machetero. Han liberado ya no se sabe a cuánta gente las máquinas.
Al principio era la esclavitud, después los inmigrantes antillanos; después los trabajadores voluntarios, cuando triunfa la Revolución, los soldados, los estudiantes, ¡todo el mundo tenía que ir a cortar caña! Ahora el estudiante estudia, participa en otras actividades productivas; el soldado se entrena; el obrero voluntario industrial trabaja en las fábricas, y los macheteros se dedican a otras actividades, porque han surgido muchas posibilidades. Esa máquina libera a nuestros trabajadores de uno de los esfuerzos más duros y más difíciles. Es una máquina que humaniza nuestro trabajo y humaniza la vida de nuestro país.
Esta fábrica que inauguramos hoy es de tecnología austríaca, y en la construcción de la planta, en el montaje de las máquinas, en la puesta en marcha, han trabajado decenas de técnicos austríacos, algunos de los cuales se encuentran aquí. Aprovechamos la oportunidad para expresar nuestro reconocimiento por el trabajo que ellos hicieron entrenando a nuestros obreros y acelerando la construcción y puesta en marcha de la fábrica (APLAUSOS).
Cuando se decidió la construcción de esta planta, se acordó erigirla aquí en Manzanillo. Al lado de esta planta, se construye otra importante fábrica para acumuladores (APLAUSOS). De modo que de ustedes los manzanilleros dependerá que haya riego por aspersión en nuestra agricultura, y dependerá que los motores arranquen en nuestro país (APLAUSOS).
Esta fábrica le ahorra muchos gastos a nuestra patria. Porque, imagínense, esos tubos teníamos que comprarlos en Europa occidental, pagarlos a precios relativamente altos, transportarlos en barcos. Ya ustedes se imaginan un barco lleno de tubos de aluminio: no carga nada, viene el barco prácticamente lleno de aire (RISAS), y cuesta muy caro. Ahora viene la materia prima en forma de laminado. Un barco puede cargar hasta miles de toneladas. Un solo barco puede cargar toda la materia prima que necesita esa fábrica. Es mucho más económico. Hacemos los tubos aquí, y no solo hacemos los tubos: hacemos también los aspersores, que es muy importante, que se hacen con aluminio y con mezcla de aluminio y zinc y con partes de zinc. Nos ahorra muchísimo. Cuestión de montarlos aquí en camiones, en ferrocarriles, y distribuirlos por todo el país. Nos ahorra mucho el costo de los tubos y nos ahorra el transporte, nos ahorra todo, y nos da la seguridad de poder producir en nuestro país esos medios de producción, tubos y aspersores.
Y si no arranca el camión, le ponemos un nuevo acumulador de la fábrica de al lado (APLAUSOS).
Esta fábrica es realmente muy moderna, y tiene equipos muy buenos, muchos de ellos automatizados o semiautomatizados. Los trabajadores de esta fábrica son manzanilleros, compañeros y compañeras jóvenes, con una edad promedio de 25 años.
Son avances que se van logrando. Y, sobre todo, lo que más nos gusta de esta fábrica —como la fábrica de ayer, como la fábrica inaugurada en Guantánamo a principios de julio— es que estas fábricas están en el interior del país. Es que se cumple el principio revolucionario de distribuir el desarrollo —el desarrollo económico y social— por todo el país. De modo que cada ciudad, cada comunidad del país sienta la satisfacción y sienta el orgullo de contribuir a la economía nacional trabajando modernas y valiosas industrias.
Además, estas plantas generan desarrollo y crean fuentes de empleo para el pueblo. Fábricas como estas tendremos que construir muchas en los años futuros. Y estamos construyendo algunas.
En Santiago de Cuba se construye actualmente una planta textil, con la colaboración de la URSS, que tendrá capacidad para 80 millones de metros cuadrados de tejidos planos al año. En Santa Clara se construye otra planta textil de 60 millones de metros cuadrados. Se amplían las capacidades textiles existentes en la capital del país, y se construye una hilandería llamada de balance, para disponer de la materia prima.
Se amplía la producción eléctrica. Se construyen en Oriente, en Las Villas, en Camagüey y en occidente nuevas unidades termoeléctricas, que garantizarán la electricidad.
Por ejemplo, la fábrica que inauguramos ayer, en plena producción necesita una capacidad de 24 000 kilovatios. Esta no consume tanta electricidad, sino alrededor de 2 500 kilovatios.
Claro, ahora los dos turnos que van a tener esta y aquella, serán entre las 3:00 y las 11:00 de la mañana y entre las 11:00 y las 7:00 p.m., es porque no quieren coincidir con esa hora llamada del pico eléctrico. Pero llegará el día en que tengamos que poner los tres turnos en las tres fábricas, y para eso hacen falta las nuevas capacidades eléctricas.
Ayer hablábamos en Holguín de la nueva fábrica de níquel que estamos haciendo, de los trabajos que se comenzarán muy pronto para construir la siderurgia en el norte de Oriente. También otra importantísima industria: la planta eléctrica movida por energía nuclear, que se empieza a construir en Cienfuegos, y que tendrá la capacidad de casi un millón de kilovatios. Calculen ustedes que para esa producción eléctrica harían falta montones de barcos de petróleo. En cambio, un solo barco, en una bodega, puede traer el uranio que necesita esa planta para trabajar todo el año. Para producir esa electricidad, para mantener esa capacidad, se necesitarían más de un millón de toneladas de fuel oil. Y con unas cuantas toneladas de uranio enriquecido puede funcionar esa planta.
La industria eléctrica tiene mucha importancia. Nada camina si no tenemos electricidad. Sería imposible la fábrica de ayer, esta fábrica, la fábrica de acumuladores, las escuelas, los hospitales, el desarrollo de las ciudades, las viviendas, el acueducto; todo sería imposible sin la energía eléctrica. Y nuestro país está haciendo un importante esfuerzo en todas esas industrias básicas.
Para nosotros es de mucha satisfacción saber que estas dos fábricas se están desarrollando en Manzanillo. Porque desde hacía tiempo teníamos la preocupación de que en los años de Revolución no habían surgido importantes industrias en Manzanillo. Se había desarrollado el calzado, se habían desarrollado sus plantas mecánicas, se había desarrollado la pesca, pero no nuevas industrias de este tipo. También, como ustedes saben, se están construyendo la fábrica de hielo, la fábrica de refrescos, se van a construir una fábrica de caramelos, una panificadora y una pasterizadora aquí en Manzanillo. Recientemente se ha construido la escuela de maestros primarios con capacidad para 2 000 alumnos que es una magnífica escuela, y se está construyendo un excelente hospital de 600 camas; se ha construido la circunvalación, y se está construyendo un moderno aeropuerto (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES).
De modo que las líneas aéreas nacionales puedan hacer escala en Manzanillo. Aquí hay que venir en un helicóptero o en un IL-14. Ya los IL-14 están fuera de circulación. Ahora están los JET, estos YAK-40. Esos tal vez pueden aterrizar aquí, porque no necesitan mucha pista. Me dicen que tampoco. El viejo aeropuerto está casi en el medio de la ciudad ya, y en el nuevo va a poder aterrizar cualquier avión. Eso es importante.
También se está construyendo en la región de Manzanillo una fábrica de torula, así como el almacén y el espigón para el embarque a granel del azúcar que se produce en la región. ¡Muy importante!
Nos vamos librando de muchas cosas poco a poco: del corte de caña, de andar cargando aquel saco de 300 libras arriba, en fin... y nadie protesta. Todo el mundo encantado, contento, feliz (APLAUSOS). ¿Por qué? Porque todo eso ayuda al pueblo, porque todo eso ayuda al trabajador, porque los centrales son del pueblo, los trenes son del pueblo, los muelles son del pueblo, los almacenes son del pueblo, las máquinas son del pueblo, y todo es del pueblo (APLAUSOS). Ya no es del señor aquel magnate que era dueño de todo y ganaba mucho dinero, y cuando traían las máquinas el sacrificio era para el obrero que se quedaba sin empleo, y las ganancias eran para él. Y también el problema del arroz. No se olviden los manzanilleros.
Los manzanilleros todo lo tenían que hacer a mano, cortar todo el arroz a mano. ¿Se recuerdan de aquellas zafras arroceras? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!") Todos no, porque algunos de ustedes han crecido en estos años de Revolución y no se acuerdan muy bien de eso. ¡A mano la cosecha en todas esas arroceras! Y la gente esperando que viniera la cosecha para ver si ganaban un salario. La caña toda a mano, ¡toda! Y esperando que llegara la zafra para encontrar empleo. Y el alza toda a mano, y la carga de los barcos toda a mano.
Ya el arroz se corta todo con combinadas, la caña va siendo mecanizada progresivamente, el alza mecanizada casi al ciento por ciento, el embarque de azúcar será a granel apretando un botoncito, gracias a la energía eléctrica y todo eso. Es realmente un progreso, un avance en que gana únicamente el pueblo.
Esa es la gran ventaja del socialismo. Porque cuando el país se divide en explotadores y explotados, entre unos pocos dueños de todas las riquezas y una inmensa mayoría desprovista de toda riqueza, surgen todos esos problemas. Pero cuando viene el socialismo y dice: todo esto es del pueblo, entonces todo lo que se hace es en beneficio del pueblo. Esa es la gran diferencia entre el socialismo y el capitalismo (APLAUSOS).
Por eso yo no sé cuándo los yankis, por ejemplo, van a entender que después que un país entra en el socialismo no da marcha atrás, ¡de ninguna forma! (APLAUSOS)
¡Derechos humanos son estos! ¿De qué derechos humanos pueden hablar los capitalistas? (EXCLAMACIONES DE: "¡De ninguno!") ¿De traer las máquinas para matar de hambre a los trabajadores? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Los capitalistas no pueden hablar de ningún derecho humano, porque un sistema que se caracteriza por la explotación del hombre por el hombre no tiene ninguna moral para hablar de derechos humanos.
Derechos verdaderamente humanos son los que trae a las masas el socialismo, estos ejemplos que estábamos exponiendo de las diferencias entre el ayer y el hoy, entre el cortador de arroz a mano, el cortador de caña a mano, el cargador de sacos de 300 libras a mano; que los hombres se doblaban, se enfermaban, se invalidaban con esos trabajos. ¡Cuánto no significa de humanización del esfuerzo y de la vida del pueblo los nuevos cambios!
De aquella época en que se robaban todo el dinero del país, de aquella época en que no se hacía una escuela, cuando se compara con la realidad de hoy que en una sola provincia como esta, se han hecho 38 secundarias y preuniversitarios en el campo —¡treinta y ocho!— y 10 politécnicos. En toda la vida del capitalismo en todo el país no se hicieron tantas escuelas de nivel medio como la Revolución ha hecho solamente aquí, en la provincia Granma (APLAUSOS). Los caminos en las montañas, donde no había comunicación, los hospitales rurales, donde se han salvado las vidas de decenas de miles de personas.
El reducir la mortalidad infantil, que era alrededor de 80 ó 100, a 25. De cada 1 000 niños se morían de 80 a 100, y ahora es 25. Se ha reducido a la cuarta parte. ¡Cuántas vidas ha salvado la Revolución! Eso sí es trabajar y luchar por el ser humano.
De la época aquella en que no había un solo médico en nuestras montañas y en nuestros campos, y tenía que venir el hombre con su gallinita y su puerquito a la ciudad a ver cómo lo vendía —el que tenía la gallinita y el puerquito—, ¡cómo se compara con una situación en que todo enfermo tiene inmediatamente un médico, toda mujer tiene asistencia esmerada, toda madre! El parto ya no lo hacen las comadronas. Antes las comadronas ayudaron un poco, a todos nosotros nos ayudaron a nacer (RISAS). Hoy todo el parto es institucional en los hospitales, con toda la seguridad. Es muy difícil que una mujer muera de parto. No se ve ya un niño inválido por la cuestión de la poliomielitis. Ustedes recuerdan aquellas epidemias. Y ya todo el mundo tranquilo, todos los padres saben que ningún niño se enfermará de poliomielitis. Y es raro el caso de tétano, porque están las vacunaciones; aquellas epidemias de gastroenteritis que mataban cientos de niños cada año en estas regiones. Y ya hoy no se ven aquellas epidemias, y aquellas epidemias de tifus, de tantas enfermedades. La tuberculosis, aquellos casos dolorosos, lamentables. La tuberculosis está prácticamente erradicada en nuestro país. El promedio de vida se ha elevado. Eso sí es trabajar por el hombre.
Y solo el socialismo podía hacer eso, ese esfuerzo, construyendo policlínicos, clínicas estomatológicas, para atender no solo la salud general sino también la salud dental; círculos infantiles, escuelas para educadoras de círculos, escuelas de técnicos de la salud, escuelas de enfermeras y nuevas instituciones de este tipo; escuelas para niños que tienen problemas. Y tendremos que seguir añadiendo: hogares de ancianos y otras instituciones por el estilo.
Todo ese trabajo por la salud del pueblo, eso sí es realmente un acto humano. Ese sí que es un derecho humano, que solo el socialismo ha traído a nuestra patria (APLAUSOS).
Y los niños. ¿Cuál era el porvenir de los hijos de ustedes en el pasado? ¿Qué escuelas tenían? ¿Qué maestros? ¿A qué secundaria podía ir el hijo de un obrero, o de un campesino? ¿A qué politécnico, a qué preuniversitario, a qué escuela de maestros, a qué Camilitos, a qué escuela de profesores de educación física, a qué escuela de iniciación deportiva? ¿Dónde podían? ¿Qué posibilidades tenían? ¿Qué posibilidades tenía un niño en el campo y aun en la ciudad de ir a una escuela primaria? Ninguna. ¿Qué posibilidad tenía de graduarse de sexto grado? Ninguna.
Entonces, los capitalistas mantenían en la ignorancia a los hijos de los trabajadores y de los campesinos. ¿Para qué? (EXCLAMACIONES DE: "¡Para explotarlos!") Para explotarlos, para poder disponer de cortadores de arroz a mano, y cortadores de caña a mano y cargadores de sacos de 325 libras —porque creo que tenían 325 libras— a mano (APLAUSOS). Y el obrero trabajando en una carretera —cuando no se robaban el dinero— con pico y pala.
Porque también podemos hablar de las construcciones, cómo los hombres tenían que trabajar con barretas y con pico y con pala en la roca, para hacer los cimientos de una construcción o para hacer un camino. Hoy todo eso en nuestro país se hace con máquinas, con grúas, con excavadoras y ningún obrero protesta. ¡Qué increíble situación aquella en que el pueblo tenía que protestar contra las máquinas, cuando las máquinas son las mejores amigas del hombre y deben ser las mejores amigas del hombre!
Pero los capitalistas necesitaban mantener al pueblo en la ignorancia, en el engaño, en la mentira, en la politiquería, y comprar votos. Y para ingresar en un hospital de mala muerte, recogerle la cédula electoral a un individuo. Y así por el estilo. Pero oportunidades para los hijos de los obreros y los campesinos, ninguna.
¿Y cuántas oportunidades no ha traído el socialismo precisamente para esos niños y para esos jóvenes? Baste decir que en el próximo curso escolar habrá 840 000 jóvenes en el nivel medio y alrededor de 120 000 estudiantes universitarios. ¿Y quiénes son esos estudiantes? ¿Quiénes son esos 840 000 jóvenes que se educan en secundarias básicas, en politécnicos, en tecnológicos, en escuelas de maestros, en Camilitos, en EPEF, en educadoras de círculos, en las magníficas incontables instituciones educacionales de la Revolución? ¿Quiénes son esos jóvenes? (EXCLAMACIONES DE: "¡Los obreros!" y APLAUSOS) ¿Y quién trajo esas oportunidades a nuestro pueblo? (EXCLAMACIONES DE: "¡La Revolución!") La Revolución, el socialismo. ¿Y quién erradicó la mendicidad, el juego, el vicio, el tráfico de drogas y la prostitución? ¿Quién erradicó todo eso? ¿El capitalismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Quién suprimió todo eso? ¿El capitalismo? ¡No! ¡El socialismo!
Porque al capitalismo no le importa que haya analfabetos, enfermos sin médicos, ancianos sin ninguna seguridad, niños sin escuelas; al capitalismo no le importa que haya prostitución, juego, vicio, tráfico de drogas; el capitalismo es incapaz en absoluto de suprimir ninguno de esos males de la sociedad. Solo el socialismo ha podido erradicar todo eso de nuestra patria. El capitalismo mantenía al pueblo dividido, al obrero explotado, al campesino en la ignorancia y el olvido. La Revolución ha creado esta fuerza, esta unidad del pueblo, este fenómeno de que el pueblo se sienta uno solo, estos sentimientos de fraternidad, estos sentimientos solidarios, estos sentimientos verdaderamente humanos.
Y los manzanilleros saben bien todo eso, porque saben bien lo que trajo el capitalismo: los abusos, los asesinatos, los crímenes como el de Jesús Menéndez en esa misma estación de ferrocarril de Manzanillo, asesinado por un esbirro a sueldo del imperialismo y de los capitalistas. Y los crímenes que se cometieron aquí contra obreros, campesinos, y jóvenes. Los manzanilleros saben bien los asesinatos que se cometieron en esas montañas, en esta misma región que actualmente ocupa la provincia Granma, matanzas hasta de más de 40 campesinos en una mañana. Y saben bien que allá los esbirros, al servicio de la tiranía y del imperialismo, en un pequeño pueblito, en las Minas de Bueycito, asesinaron más de 300 personas. En Pino del Agua, Oro de Guisa, Mareón y otros muchos lugares.
Los manzanilleros saben perfectamente bien de aquellos jóvenes revolucionarios que amanecían asesinados por las calles, las torturas, los abusos. Eso significó el capitalismo en nuestra patria.
Todo cambia y continuará cambiando. Sabemos que todavía nos faltan muchas cosas. Cuando uno viene por aire y ve a Manzanillo, comprende que parece una gran aldea. Se ve el contraste entre la vieja ciudad y las nuevas construcciones. Por aire se ve que todavía más de la mitad de las calles de Manzanillo, o por lo menos la mitad de las calles de Manzanillo, están sin asfaltar, sobre todo en las partes más altas.
Ya desde hace un tiempo se enviaron equipos para el trabajo de asfaltar las calles de Manzanillo, que han estado trabajando y mejorando muchas calles. Pero quedan muchas todavía por asfaltar, faltan muchas viviendas, no tiene aun su estadio deportivo y sufre serios problemas con la cuestión del alcantarillado (APLAUSOS). Se trabajó, desde los primeros tiempos, en la solución del agua, pero no está resuelto lo del alcantarillado. Pero como ustedes saben, el día 26 se concluyó en Camagüey una fábrica importante de tubos para acueductos y alcantarillados. Otra similar está a punto de terminarse o se terminó ya, en la ciudad de Holguín. Y vamos a tener materiales, vamos a tener cemento para abordar esos problemas, y el Poder Popular de la ciudad de Manzanillo podrá, en un momento dado, con los recursos y los materiales necesarios, afrontar esas tareas.
En Manzanillo, como en todo el país, nos faltan muchas viviendas; pero al igual que se inauguraron estas fábricas, ya el año que viene se inaugurarán las primeras líneas de dos grandes fábricas de producción de cemento, cada una de las cuales producirá más de un millón de toneladas al año, y entre ambas casi 3 millones. Y el país tendrá capacidad, en 1980, para producir hasta más de 5 millones de toneladas de cemento. Cuando triunfó la Revolución, eran 600 000 ó 700 000.
Se están construyendo muchos molinos para la producción de piedra y de arena. En Bayamo se está montando uno de ellos con capacidad para producir 1 200 000 metros cúbicos al año (APLAUSOS).
Todas esas instalaciones nos darán los recursos y nos darán los materiales para resolver esos problemas. Y si tenemos los materiales, los problemas los resolvemos; porque lo otro es el trabajo, y el trabajo lo ponemos nosotros, porque del trabajo es que salen todas estas maravillas, del trabajo salen la fábrica que inauguramos ayer y esta hermosa fábrica que inauguramos hoy. En la medida en que dispongamos de los materiales, podremos ir resolviendo todos esos problemas.
Y seguiremos trabajando en las comunicaciones. Como ustedes saben, se construye una carretera que les ahorrará a ustedes, en la comunicación entre gran parte del país y Manzanillo, muchos kilómetros. Antes había que dar la vuelta por Bayamo y Holguín para ir a Las Tunas y para ir a Camagüey, y ya pronto, para el próximo año, estará concluido el terraplén que une a Manzanillo con la carretera Las Tunas-Bayamo, y les permitirá en la comunicación y el transporte ahorrar muchos kilómetros.
Alguien me recordaba que se está haciendo también un hotel en Manzanillo. Sé que recientemente inauguraron un buen cine. Y, en fin, que cada día se construye o se crea algo nuevo.
Se ha trabajado en esta provincia también mucho en la construcción de presas. Después del Flora se han construido muchas: la de Paso Malo, el complejo del Buey; se está trabajando en Guisa, se construyó Pedregal, y se estudia un proyecto para el río de Bayamo; se represó el río Contramaestre, se está represando el río Cauto con la presa Canasta, que tendrá unos 300 millones de metros cúbicos; no quedará uno de esos ríos sin represar. Después seguiremos con los que nos faltan por esta zona, al oeste de la Sierra Maestra, los que bajan por la vertiente norte y los que bajan por el oeste, y llegará el día que no quede un solo río sin represar, y llevaremos las aguas al arroz, a la caña, a los demás cultivos.
También se trabaja en la construcción de un nuevo central azucarero en esta provincia, que tendrá una capacidad de 600 000 arrobas diariamente, y que estará terminado para 1980.
Y seguirá cambiando la fisonomía de esta provincia, que era realmente una de las más olvidadas, de las más atrasadas, de las más subdesarrolladas —pudiéramos decir— en la historia de nuestro país; pero que era, a la vez, una de las más revolucionarias y una de las más patrióticas (APLAUSOS).
No podremos olvidar jamás la solidaridad y la ayuda de la población de Manzanillo en los días más difíciles de la Sierra Maestra, después del desembarco del Granma, y en los primeros meses. Porque estábamos tan próximos, que cuando llovía en Manzanillo, llovía también en nuestro campamento de la Sierra, cuando había mal tiempo aquí, había mal tiempo allá. Y vivimos estrechamente unidos en esos años que fueron decisivos para la Revolución. No podremos olvidar jamás los aportes materiales y el apoyo moral de Manzanillo a los combatientes de la Sierra Maestra en los tiempos más difíciles (APLAUSOS PROLONGADOS); las luchas de los manzanilleros, sus movimientos de masas, sus huelgas que, en medio de la tiranía, paralizaron la ciudad más de una vez, en apoyo a los combatientes de la Sierra Maestra, antes de la huelga de abril y en la huelga de abril, y cuando se daba la consigna de huelga o de paro, Manzanillo, frente a los esbirros, y estando la ciudad ocupada por cientos y a veces miles de soldados, se lanzaba a la huelga como un solo hombre.
Por eso, es justo que esta ciudad sea siempre recordada por la Revolución, porque ella, por sus servicios a la causa que nos liberó a todos, se hizo acreedora al reconocimiento y la gratitud de la patria (APLAUSOS).
En nuestra memoria conservamos muy frescos los recuerdos de aquellos tiempos. Y si nos remontamos a épocas pretéritas, si nos remontamos a las primeras luchas por la independencia, tampoco podrá olvidarse jamás que en esta provincia y en esta región de Manzanillo precisamente, se inició la primera lucha por nuestra independencia (APLAUSOS).
Por eso, siempre hemos tenido un extraordinario concepto y un gran cariño hacia la población de esta región de nuestro país. Y tenemos una gran confianza en ustedes. Sabemos que cuantas fábricas se le asignen a Manzanillo, se construirán rápidamente como se ha construido esta; y sabemos que marcharán espléndidamente bien. Por ello, no los olvidaremos. Seguiremos trabajando, luchando y esforzándonos junto a ustedes por el desarrollo de esta provincia que lleva el nombre histórico y glorioso de Granma (APLAUSOS).
Felicitamos a los constructores de la brigada que llevó a cabo, en el mínimo de tiempo, esta magnífica obra, y exhortamos a su colectivo de jóvenes obreros a luchar por convertirla en una de las mejores del país.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)
(EL COMANDANTE EN JEFE REGRESA AL MICROFONO)
Yo quería subsanar una involuntaria omisión. Estaba tan concentrado en estos recuerdos que, sin embargo, dejé de recordar una cosa muy importante, y he cometido una omisión.
En estos días nosotros hemos celebrado el 26 de Julio realmente inaugurando fábricas y experimentando la profunda satisfacción por los avances y los éxitos de nuestra Revolución en Camagüey el 26 de Julio, hace unos días allá en Guantánamo; ayer y hoy en estas dos nuevas provincias, en Holguín y Manzanillo, que van teniendo grandes éxitos, grandes avances.
No hay que olvidar cuánto ha contribuido a ello nuestro Partido y los dirigentes de nuestro Partido en esas provincias. Por eso yo no podía marcharme de las provincias orientales sin felicitar de modo especial al compañero Cano, primer secretario del Partido en Manzanillo (APLAUSOS), por su magnífico trabajo, así como a los compañeros de la dirección del Partido de esa provincia. Y, del mismo modo, felicitar muy sinceramente al Partido de Granma, al compañero Loo y a la dirección provincial por la extraordinaria calidad del trabajo que han desempeñado (APLAUSOS).
Y al mencionar estos compañeros, es obligado hacer un reconocimiento profundo al compañero Juan Almeida (APLAUSOS) que, como delegado del Buró Político del Partido en las provincias orientales, ha trabajado con tanto tesón, con tanto entusiasmo, con tanta devoción, y con tanto cariño por el desarrollo del progreso y la marcha exitosa de esta querida región oriental del país.
Muchas gracias (APLAUSOS).