CONCLUSIONES DEL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL II ENCUENTRO NACIONAL DE COOPERATIVAS DE PRODUCCION AGROPECUARIA, CELEBRADO EN EL TEATRO "KARL MARX", EL 18 DE MAYO DE 1986
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Bueno, compañeros, no voy a ir al podio porque eso es demasiado formal y hemos tenido aquí un encuentro familiar, pudiéramos decir; hemos conversado, y eso es lo que voy a hacer, prolongar un poco la charla que hemos tenido.
No será mucho lo que yo tenga que añadir porque realmente he estado hablando y exponiendo opiniones a lo largo de todo el encuentro, y no voy a repetir muchos de los conceptos e ideas ya expresados aquí.
Debemos decir —y lo expreso en nombre de todos los compañeros que han estado en la Presidencia, que han estado participando en esta reunión— que nosotros nos vamos a quedar con una gran impresión de este encuentro, y esa es una opinión unánime, la idea de que el encuentro ha sido muy bueno, de mucho contenido y realmente fructífero. No solo ha servido para que ustedes puedan esclarecer ideas, sino ha servido también para que nosotros enriquezcamos nuestros conocimientos, nuestra información sobre el movimiento campesino, que hoy más bien puede decirse el movimiento cooperativo, porque dentro del movimiento campesino las formas superiores de producción se han convertido ya en lo fundamental.
Creo que este encuentro podrá ser calificado, justamente, como un encuentro histórico.
Pienso que la decisión que tomamos ayer de poner ya fin a una institución que ha arrojado resultados realmente muy negativos, muy nocivos, como es el llamado Mercado Libre Campesino, constituye un paso de avance considerable, porque pienso, estoy convencido de que el Mercado Libre Campesino se convirtió en un gran obstáculo para el desarrollo del movimiento cooperativo y que sirvió, como aquí se dijo, para el surgimiento, incluso, de una serie de grupos y de elementos intermediarios que se han enriquecido y han lucrado, pero que, sobre todo, se convirtió en un obstáculo para el desarrollo mismo del movimiento cooperativo.
Yo había hablado con Pepe varias veces y le había dicho: hay que procurar que las cooperativas no vayan al Mercado Libre Campesino, por una cuestión de moral, de principio, de dignidad, para no entrar en ese comercialismo, en esas especulaciones, puesto que la Revolución había tratado de crear las condiciones ideales para las cooperativas, y se habían establecido una serie de medidas que beneficiaban realmente a las cooperativas en todos los sentidos, incluso en la cuestión de los impuestos; se han hecho muchas cosas para ayudar al movimiento cooperativo. Como, además, se había creado una empresa que podía adquirir aquellos excedentes o aquellas cosas que supuestamente debían ir al Mercado Libre Campesino para comprárselas a buen precio a las cooperativas, no era necesario que las cooperativas fueran al Mercado Libre Campesino, ni era necesario que las cooperativas se desprestigiaran, porque quiero decirles, realmente, que el pueblo, aunque por necesidad de obtener ciertos productos pagaba y pagaba caro las cosas, tenía una opinión muy mala, muy mala, del Mercado Libre Campesino; de los precios a que se vendía, de ese sistema de enriquecimiento individual, y la población cuando llegaba allí se sentía robada; realmente a mí me dolía que el movimiento cooperativo, con el prestigio adquirido, pudiera ser víctima de ese rechazo, de esa repulsa, de esa animadversión de la población, sin que aquello fuera una necesidad de las cooperativas, por todas las facilidades y recursos que a las cooperativas se les estaban ofreciendo.
Yo mismo pensaba: bueno, cómo les vamos a pedir a los cooperativistas, que están trabajando honradamente, haciendo un esfuerzo, ganándose el pan con el sudor de su frente, que no vayan al Mercado Libre Campesino y ese mercado libre va a seguir subsistiendo para que todos esos elementos lumpens, antisociales, sigan lucrando con ese mercado y para que, incluso, aquellos agricultores o campesinos individuales, llenos de ambición de ganancia y de dinero siguieran disfrutando las ventajas de obtener todo el dinero que les diera la gana en ese mercado.
Comprendía que no era posible que ese mercado se mantuviera, pero para todos nosotros fue realmente un estimulo grande ver cómo aquí, de una forma unánime, se manifestaron los cooperativistas sobre algo que ya sabíamos, que lo habían expresado en las asambleas de base y que había sido expresado también en las asambleas provinciales del Partido, la idea de que se suprimiera el Mercado Libre Campesino. Pero la fuerza, la decisión, la claridad, la energía con que ustedes plantearon que se le pusiera fin a este mercado, realmente es una prueba concreta, palpable, del desarrollo de la conciencia de los campesinos cooperativistas y de las ventajas, no solo económicas y materiales de las cooperativas, sino, incluso, políticas, porque aquí se puede apreciar ya una mentalidad distinta en los cooperativistas, tienen una conciencia, una mentalidad diferente a la del productor individual, y han sido capaces de analizar con objetividad y con profundidad todas las consecuencias negativas de esa institución, y plantear aquí, de manera unánime, que se le ponga fin, de inmediato.
Aunque yo estaba convencido de que el Mercado Libre Campesino debía desaparecer en breve tiempo, pensé que iba a tener algunos meses más de vida; sin embargo, las ideas expuestas por ustedes, las proposiciones de ustedes, el criterio unánime del movimiento cooperativo de que ese mercado debe desaparecer de inmediato, es lo que determinó que ese mercado desaparezca sin dilación alguna, y ya se están tomando todas las medidas para que, desde el lunes, o el máximo en esta semana, desaparezca el Mercado Libre Campesino (APLAUSOS).
Hemos atravesado por esa experiencia, que creo que también haya enriquecido nuestros conocimientos sobre lo que debe o no debe hacerse para llevar adelante nuestro proceso revolucionario; pienso que la decisión tomada le va a dar un fuerte impulso político, moral e incluso de tipo económico al movimiento cooperativo.
Desde luego que los elementos que lucraban en ese mercado eran como los abanderados del libre comercio, estimularon colateralmente otra serie de actividades de libre comercio en el seno de nuestro país y constituyeron un freno, realmente, al movimiento cooperativo; pero no solo un freno a este movimiento, sino un elemento desmoralizante, negativo en todo sentido. No se van a resignar tranquilamente, ellos van a tratar de seguir trapicheando, negociando, vendiendo en bolsa negra, pero ya no tendrán las mismas facilidades, ya no estará legalizado. Además, si nosotros, unido a esta medida, tratamos de que se agilice la actividad de Acopio, y de inmediato utilizamos bien la institución que tenemos a mano, es decir la Empresa de Frutas Selectas, pienso que los campesinos, que muchas veces entregaban los productos a estos intermediarios, pueden entregar los productos a Acopio o pueden entregar los productos a Frutas Selectas. Será necesario, de momento, que la Empresa de Frutas Selectas haga un mayor esfuerzo de suministro al Mercado Paralelo para que llene ese pequeño vacío, y llamo pequeño vacío, porque ya lo que estaban vendiendo en los mercados libres campesinos eran unos 70 millones de pesos al año; mientras los establecimientos del Mercado Paralelo, entre productos agrícolas e industriales, estaban vendiendo alrededor de 900 millones de pesos; es decir las ventas han crecido mucho. Pero, como les decía ayer, solo de arroz se vendieron en el año 1985 casi 50 000 toneladas, que vienen a ser alrededor de 100 o más de 100 millones de pesos de ventas solo en arroz, y se venden también otros muchos artículos agrícolas de producción nacional o importados; pero lo que quería decir es que este Mercado puede llenar perfectamente bien el vacío que deje el Mercado Libre Campesino.
Por ejemplo, la sequía del año pasado afectó las producciones de viandas, de plátanos, y eso dio lugar a que muchos ciudadanos compraran arroz en el Mercado Paralelo, lo que también obligó, porque se produjo una situación tensa con las existencias, a realizar algunas importaciones de ese producto; después vino el ciclón y estábamos muy preocupados en esos meses de diciembre, enero y febrero, pero nos llegó, afortunadamente, la donación en arroz de la Unión Soviética.
Por aquellos días del ciclón, y solo como consecuencia de la sequía, en muchas provincias del país ya no se vendía arroz en el Mercado Paralelo. Cuando vino el ciclón y cuando tuvimos asegurada la donación de las 30 000 toneladas soviéticas, se planteó a los organismos de Comercio Interior que vendieran arroz en todo el país, y el arroz del Mercado Paralelo soportó el golpe que produjo en materia de viandas y vegetales el ciclón. Ahora, al venir la papa y otros productos, pues ha disminuido en estos meses la venta de arroz en el Mercado Paralelo.
Pensamos, incluso, vender un arroz todavía de mejor calidad, que hoy se vende a 1,50 pero en muy pequeñas cantidades, que es arroz integral precocido. Este arroz integral precocido es un producto nuevo, que tiene muchas mejores calidades nutritivas que el arroz pulido, es mucho más nutritivo.
Realmente lo que hacen los molinos de arroz es quitarle la cáscara y pulir el arroz, le quitan lo mejor al arroz; al igual que hacen también los molinos de trigo, le quitan lo mejor al trigo, sencillamente.
A una tonelada de trigo, por ejemplo, le quitan el 30% que es el afrecho. Ese afrecho de que se ha hablado por ahí, contiene los mejores nutrientes del grano de trigo y contiene la fibra, contiene las sales minerales, contiene proteínas, contiene vitaminas, que no tiene la harina de trigo; le quitan lo mejor, es un producto de la civilización, y le quitan, sobre todo, la fibra. Hoy día los médicos están recomendando el consumo de fibras como una necesidad del organismo, y muchas de las enfermedades intestinales, incluido el cáncer, tienen su causa en el no consumo de fibras. Es una enfermedad del hombre civilizado, puesto que le quitan la fibra al trigo, por ejemplo, y le dan la harina, la harina de trigo, el pan tiene proteína, pero más proteína tiene el grano completo.
En el país se está produciendo lo que llamamos el pan integral, que muchas personas lo consumen por recomendaciones de los médicos; también tenemos el trigo integral precocido, pero no existe el hábito de consumirlo. Los árabes tienen el hábito de consumir ese trigo precocido, y tenemos algunas disponibilidades.
En esa misma planta donde se produce el trigo integral precocido, producen algunas cantidades de arroz integral precocido. Es muy bueno, queda el grano entero. Se han adquirido cuatro plantas que van a ponerse en distintos lugares del país, precisamente para enviar ese producto al Mercado Paralelo, como grano de arroz integral precocido; más agradable, mucho más nutritivo, y más saludable que el arroz pulido.
¿Pero qué ventajas tienen además estas plantas? El arroz actualmente en el molino rinde alrededor de un 60%; sin embargo, ese arroz precocido rinde casi un 70%, porque no produce polvo, no se parte, queda entero, no deja nutrientes en la cáscara. Esto significa un incremento de lo que rinde una tonelada de arroz.
Con este tipo de productos alimenticios y otros, el Mercado Paralelo va a seguir desarrollándose como una necesidad de la economía y una posibilidad de adquirir determinados productos a precios más elevados que no podrían distribuirse libremente a precios inferiores. Hay núcleos donde trabajan varios miembros de la familia con ingresos relativamente altos, técnicos, especialistas e incluso muchos obreros calificados con ingresos altos, que pueden por esa vía adquirir productos que no están normados o que estando normados y al acceso de toda la población, a bajos precios, pueden adquiriese en cantidades superiores a otros precios. Muchas personas reciben ingresos elevados que no son producto de especulaciones ni negocios turbios. Las ganancias de tales ventas no van a los bolsillos privados, sino que ingresan en el presupuesto del Estado, es decir, benefician a todo el pueblo.
Tiene otras ventajas positivas, hay muchos productos que la industria alimenticia no los puede producir para 10 millones, antes no los producía, ¿por qué?, porque no alcanzaban para 10 millones; ahora pueden alcanzar para 100 000, para medio millón, para un millón, para 2 millones. Algunos de estos productos no se pueden vender por la libreta; mucha gente dice a veces: ¿Por qué no los ponen por la libreta?
Me acuerdo cuando producíamos 30 000 yogures diarios en La Habana, que alguna gente decía: ¿Por qué no lo ponen por la libreta? Decíamos: ¿Cómo se van a repartir los yogures por la libreta? Eran 30 000 los que se producían, no se sabe cada cuánto tiempo le tocaba un yogur a un ciudadano. El problema se resolvió, porque al fin y al cabo logramos producir 300 000 diarios —bueno, creo que 300 000 solo en Ciudad de La Habana—; pero aun produciendo 300 000 yogures, creció tanto la demanda que hay personas que dicen: ¿por qué no se ponen por la libreta? El yogur, como otros productos, se liberó mediante precio, no solo incrementando la producción.
La mantequilla se vende libremente también mediante precio más elevado, igual que se vende el helado, se vende una serie de cosas que no están racionadas, es muy difícil racionarlas, porque son insuficientes para 10 millones de personas o porque sería muy engorroso racionarlas todas.
De manera que la vía del Mercado Paralelo sirve para que la industria alimenticia produzca muchos artículos, que no puede hacerlos en cantidades tan grandes que alcance para todo el mundo a precios ínfimos y no queda otra alternativa que distribuirlos mediante precios flexibles más elevados.
Creo por eso que este llamado Mercado Paralelo, atendiéndolo muy de cerca y trabajando con eficiencia, puede llenar perfectamente ese pequeño vacío que hoy va a dejar el Mercado Libre Campesino, que, por otro lado, era fuente de enriquecimiento privado, irritante y nocivo. Porque de esos 70 millones estaban pagando algunas cantidades de impuestos unos 12 ó 13, y el resto deben ganar neto, entre intermediarios y los demás, 40, 50 millones. Esos son los que compran automóviles a cualquier precio, crean todos estos problemas, corrompen; aunque no es la única fuente, por supuesto, ni mucho menos, de enriquecimiento ilícito, de enriquecimiento fácil que hay en el país.
Aparte del daño económico, político y moral, el Mercado Libre Campesino nos estaba entorpeciendo el desarrollo de las cooperativas y creando antipatías contra los campesinos. Como yo decía ayer: si un individuo con una hectárea de ajo podía sacar hasta 50 000 pesos en un año, difícilmente se incorporaba al movimiento cooperativo, bajo ningún concepto.
Eso ha sido fuente también de compras de casas en las ciudades, en La Habana, en todas partes. Bueno, hasta la propia Ley de Vivienda tendrá tal vez que analizarse y revisarse, porque se ha convertido en un nuevo mecanismo de enriquecimiento. Porque llegan y venden una casa, pero después empiezan a comprar materiales por aquí, un solar por allí, lo otro por allá, y a construir viviendas, y las venden. Se puede crear el negocio, increíble en la Revolución, de la compra-venta de viviendas y el negocio de construcción de casas.
Estoy convencido de que lo acordado por ustedes es un gran avance. Y como decía ayer, tenemos que lograr que algunos de esos productos, como algunas de esas hierbitas, incluso, sean suministrados por cooperativas y granjas del Estado, que aparezcan ese tipo de cosas que normalmente no se acopian. Yo creo que si nos lo proponemos, lo logramos, hay fórmulas de resolver problemas.
Recuerdo que hace algunos años se hizo un esfuerzo por mejorar la situación de los comedores obreros de la capital, y nosotros les dimos unos camiones a algunas granjas del Estado, para que suministraran directamente, sin intermediarios, a 500 comedores obreros de la capital: vegetales y viandas; si acaso ellos no tenían en un momento determinado, podían recurrir a otra empresa estatal para suministrarlos, y el precio que le pagaban era el precio que Acopio recibía cuando le vendía a la red minorista. De esa manera, desde hace varios años, alrededor de 500 comedores obreros de la capital están siendo abastecidos de viandas y vegetales, que antes no recibían, no les llegaban las viandas y los vegetales. Un mecanismo fácil que resuelve un problema.
Estoy convencido de que si la Empresa de Frutas Selectas quiere y trabaja bien, puede garantizar que todas esas hierbitas, que ofrece el Mercado Libre Campesino y que es lo único que puede faltar en los mercados paralelos, se pueden resolver también; estoy absolutamente convencido de que se pueden resolver. De modo que esto va a ser un gran paso de avance, aunque todavía persistan algunas de estas irregularidades.
En unas cuantas semanas ya tendremos las empresas de Acopio como instituciones de carácter nacional, que pasarán a la Agricultura. No es que nosotros estemos criticando a los Poderes Populares, ellos hicieron el máximo esfuerzo por tratar de que Acopio funcionara; el problema no era Acopio, sino la concepción, como expliqué ayer; la concepción era realmente equivocada, Acopio debió ser siempre una organización de tipo nacional. Lo que haremos, posiblemente, será una Unión Nacional de Empresas de Acopios, que deben estar bajo una misma dirección, y quienes tengan la dirección de esas empresas de acopios, deben tener también la dirección de la Empresa de Frutas Selectas, las dos instituciones deben estar bajo el mismo mando. Como decía ayer, les aportaremos nuevos recursos para que puedan llegar a la base.
Entre las dos entidades, bajo un mismo mando, deben resolver el problema. Como aquí se explicó con mucha claridad, algunos de estos productos necesitan una institución, una entidad que los recoja, para no mezclar, digamos, 100 quintales de boniatos con una caja de anones. Y, sin embargo, el anón tenemos que recogerlo, llevarlo a algún punto donde a veces es más útil, como un hotel de turismo internacional.
Tenemos que desarrollar el turismo, no nos queda más remedio, es una fuente importante de divisas del país. No es que nos guste, no nos gusta el turismo, lo que ocurre es que resulta una necesidad económica del país explotar también esos recursos naturales: el mar, el sol, el clima. Como es una necesidad, pues pueden servir también para ello esos productos escasos que no pueden producirse en masa como el azúcar, para algunos restaurantes, algunos hoteles, algunas de estas instituciones a los precios adecuados; a veces para Protocolo, incluso, para una recepción, cuando tenemos un visitante extranjero. Es Frutas Selectas la institución que más fácil puede suministrar estos productos.
Creo que el Mercado Libre Campesino va a pasar sin glorias y habiéndonos dejado una gran lección, y no pocos daños, no sé cuántos millonarios por ahí. Rectificaremos lo que incuestionablemente fue una decisión equivocada; es de sabio rectificar, y cuanto más pronto se rectifique, mejor (APLAUSOS).
Nuestra lucha contra estos elementos neocapitalistas que han surgido, no se limita a esta reunión con los cooperativistas, no se limitará a la supresión del Mercado Libre Campesino, no; vamos a luchar en todos los frentes y en todas partes, contra todas estas tendencias y todas estas manifestaciones.
Yo diría que este solo hecho, la decisión tomada en este encuentro, va a convertirlo en un encuentro histórico; pero este encuentro no va a ser histórico solo por eso, sino porque por primera vez, en un teatro amplio como este teatro "Carlos Marx", se reúnen todos los presidentes de cooperativas del país, y se reúnen los secretarios de los núcleos del Partido y de la Juventud en las cooperativas, allí donde están constituidos; se reúnen representantes del Poder Popular, del Gobierno y se reúnen también los representantes de la ANAP y del Partido de los municipios y las provincias. Como ustedes han podido apreciar, aquí ha estado presente prácticamente todo el Buró Político del Partido y el Consejo de Ministros, excepto aquellos que no se encuentran en el país, de manera que esto puede dar una idea del interés y la atención que se le prestó a este encuentro.
Es un hecho histórico el momento en que este teatro se llena con los presidentes de todas las cooperativas del país; esto es mucho más fácil, y siempre lo he dicho: qué maravilloso será el día en que cuando vayamos a hablar con el sector campesino, no tengamos que reunirnos con 200 000 campesinos, porque es imposible reunirse con 200 000 campesinos; pero sí es perfectamente posible reunirse con 1 000 cooperativas, 1 500 cooperativas, 2 000 cooperativas para discutir cualquier problema. Es posible que en el futuro haya que hacer algunas reuniones especialmente para analizar situaciones como las que se presentan en las montañas, pero es mucho más fácil para el Estado socialista, discutir, hablar, intercambiar opiniones, buscar fórmulas reunido con 1 500 ó 2 000 representantes del sector campesino, que tiene bajo su dirección y control el total de la producción campesina. Lo tendrá algún día, porque aspiramos a que llegue el día en que el ciento por ciento de las tierras de los campesinos formen parte de las cooperativas. Por eso digo que es histórico este momento (APLAUSOS).
También va a ser histórico este encuentro por la toma de conciencia que todo el gobierno adquiere acerca de los problemas del campo y del movimiento cooperativo.
Ayer mismo tomamos una decisión aquí importante, muy importante, que va a beneficiar no solo a los cooperativistas, va a beneficiar también a los obreros agrícolas. Ayer analizamos cuánto cemento y cuánta cabilla les daban a ustedes a través de los dos ministerios, y sencillamente llegamos a la decisión de duplicar lo que les están dando a ustedes para construcción de viviendas y otras actividades. Eso significa la posibilidad de construir unas 4 000 viviendas más por año. Si lo traducimos solo a viviendas, significa la posibilidad de construir unas 20 000 viviendas más en cinco años.
Nos dimos cuenta ayer, con mucha claridad, de que las cantidades de materiales de construcción que se están dedicando al campo para desarrollo social son muy pequeñas. Esto se traducirá seguramente —haremos todo lo posible— en que el próximo año, además de mantener los niveles que alcancemos este año con los campesinos, dupliquemos o tripliquemos las cantidades de materiales que se están dando a las granjas para los obreros agrícolas (APLAUSOS). Es decir, van a recibir un beneficio nuestros hermanos, los trabajadores agrícolas, como resultado de esta reunión que hemos tenido aquí, no los vamos a olvidar.
Y pienso que de la misma manera que los cooperativistas hacen sus microbrigadas y la gente construye con el apoyo de la comunidad, las granjas estatales, con sus grupitos de constructores, tanto en los combinados agroindustriales como en las empresas administradas por la Agricultura, podrán organizar sus grupos y con el apoyo de la comunidad construir. Creo que debe irse haciendo un plan para el año que viene, calcular cuánto les asignaron en 1986 y ver si duplicamos, y de ser posible triplicamos, las cantidades de cemento y de cabillas que demos para las construcciones de viviendas para los obreros agrícolas; claro, utilizando distintos elementos. El compañero Rizo hablaba de cómo ellos están haciendo los techos de placa, con una plaquita ligera; es decir, dedican una cantidad de cemento que reciben y, además, reciben cemento, piedra y arena por la vía de esos elementos prefabricados que les entregan.
Creo que esa decisión que tomamos ayer va a tener una enorme repercusión en nuestros campos, en lo que se refiere a los materiales de construcción. Ahora lo que hay es que procurar distribuirlos bien, que lleguen a todas partes, que no se aparezca una cooperativa que diga que nunca ha recibido, o que desde que existe solo ha recibido 70 bolsas de cemento; que lleguen, que lleguen a todas.
Creo que esa debe ser la habilidad, tanto del Ministerio de la Agricultura, como del MINAZ: hacer llegar a todas partes esos recursos, no sea que lleguen solamente a aquellas cooperativas que tienen más recursos; las que no, que el Banco les dé crédito para comprar esos materiales, para que no tengan que estar haciendo cambalaches y trapicheos con relación a estos materiales. Como también espero que no se vuelva a repetir el hecho de que algunas cooperativas reciban estos materiales y los revendan a otros precios, haciendo negocios, porque eso no es correcto, no es honesto hacerlo; en ese caso es preferible devolverlo y decir: tome estos materiales, redistribúyalos, y redistribuirlos a otras cooperativas sin lucro; incluso, redistribuir cualquier otra cosa sin espíritu de lucro, porque igual que no se le vende un automóvil a un buen cortador de caña en 4 000 pesos para que lo venda en 20 000, tampoco se les da a las cooperativas los materiales de construcción a un precio determinado para que los vendan en un precio mucho mayor a los campesinos individuales, o a cualquier otro que lo necesite. De modo que ese va a ser un paso importante.
Pero yo cito este ejemplo, porque a lo largo de todo el encuentro nosotros hemos estado muy atentos de todas las cuestiones planteadas aquí, y pensando cómo deben buscarse las soluciones más racionales, más adecuadas a todo, desde el problema que plantearon de algunos suministros para los comedores, que debemos buscar cuál es la mejor fórmula, no sea que busquemos una fórmula que cree complicaciones en el futuro; pero alguna forma estoy seguro que encontremos, para satisfacer esa lógica necesidad de que las cooperativas tengan en sus comedores algunos productos que ellas no los producen. Ahora, cómo lo hacemos, es lo que debemos buscar con la mayor agilidad y rapidez posibles, de modo que funcione y no nos cree otro tipo de problema.
Los problemas de las cooperativas de las montañas, todos los problemas los hemos escuchado aquí en el espíritu de esforzarnos por encontrarles soluciones; pero no solo hemos estado siendo informados, sino que hemos sentido la necesidad y el deseo de hacer un esfuerzo, para que muchos de esos problemas que han sido planteados aquí, se resuelvan, de una forma o de otra. Como dijo Pepe, todo está grabado, todo está anotado.
Creo que lograremos algo más. Si bien el MINAZ le prestó más atención que el Ministerio de la Agricultura a las cooperativas, creo que lograremos que el MINAZ preste más cooperación todavía, y que el Ministerio de la Agricultura le preste toda la cooperación que no le prestó durante cierto tiempo, y que le preste aún más cooperación todavía (APLAUSOS).
A mí me gustó la forma en que el compañero Adolfo se expresó hoy aquí cuando habló con mucha claridad, con mucha franqueza, sin sombra de demagogia de ninguna clase, porque si vemos a un funcionario que lo que quiere es simpatizarle a los cooperativistas y decirles solo cosas agradables, entonces yo no creo que ese funcionario esté actuando honestamente. A mí me gusta la claridad, la franqueza con que habló Adolfo, con que habló Cacita, con que plantearon los problemas y todo, porque la Revolución necesita funcionarios serios, que no hagan promesas por hacer promesas, que lo que puedan hacer lo hagan, que hagan el máximo y sepan hacer una apelación al deber; como también me gustó la intervención que hizo el compañero Risquet al explicar las tesis del Congreso, hacer un recordatorio sobre eso y recomendar que se estudiaran esos problemas. La Revolución necesita hombres serios, no necesita demagogos; los demagogos hacen mucho daño y cuestan muy caro (APLAUSOS).
Si existe una situación injusta, esa situación tiene que resolverse, tiene que superarse y cualquier cosa injusta debe desaparecer. Si hay algo correcto, pero que no se entiende, entonces lo que hay es que explicar y explicar, y no cansarse de explicar para que los campesinos entiendan qué sentido tiene una cosa, qué sentido tiene otra, qué sentido tiene cada una de las medidas, porque lo importante no es dar órdenes, sino persuadir; persuadir es mucho más importante, y lo importante es que todos se persuadan de que esas medidas que planteó el Buró Político son buenas y por qué son buenas las medidas del Buró Político.
Decía ayer que el documento ese no resuelve aun todos los problemas, hay cosas por definir todavía y deben ser definidas lo más rápidamente posible, para que todas las cooperativas sepan lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer, lo que deben hacer y lo que no deben hacer. De modo que, precisamente, lo que nosotros necesitamos es ir superando todas estas dificultades.
No tengo que hablar más de las dificultades o de los problemas que se presentaron, porque a mí no me queda la menor duda de la honestidad con que han hablado todos los presidentes de cooperativas aquí; no me queda la menor duda de la honradez, del honor, de la dignidad, de la vergüenza, del decoro con que todos ustedes han hablado aquí (APLAUSOS), la forma en que han reconocido errores cometidos, la disposición, y la firme determinación de que no se cometan. Podrán surgir otros de otro tipo en el futuro, pero bien, tenemos que estar atentos con los errores que surjan, conocerlos, rectificarlos, dar las orientaciones correctas, y siempre con argumentos.
Aquí hemos estado discutiendo algunas cosas un poquito más peliagudas, qué hacemos con el campesino que llega y que después se jubila, qué derechos debe tener. Claro que si nosotros nos dejamos llevar por la bondad que tenemos dentro cada uno de nosotros y nuestro sentimiento de solidaridad con los demás, diríamos: bueno, que el que trabajó reciba a los 65 años, si puede trabajar, el anticipo, las utilidades, más la pensión; pero nos damos cuenta de que aunque lo queramos hacer no es correcto hacer eso, porque va a distorsionar las cooperativas, les va a dar otro carácter que no tienen, van a multiplicar las necesidades; a medida que se haga eso, va a llegar un momento en que lo que vamos a tener en cada cooperativa es una ciudad, entre los abuelos, los hijos, los nietos y los bisnietos. Entonces, si alguno se retira antes de tiempo, antes de tiempo hay que traer otro para que haga su trabajo allí, antes de tiempo hay que construir otra vivienda allí, y todo eso es muy caro, todo eso trae inconvenientes de todo tipo. Por eso hemos estado razonando cuál es la fórmula mejor, porque evidentemente no existía un criterio uniforme sobre eso.
Un compañero tenía la duda de si eso va a hacer que algunos ya retirados se vayan. Creo que no debemos, por esa vía, retener a los cooperativistas. Creo que a un cooperativista asentado, que se encariña con su cooperativa, le dolería mucho un día irse de su cooperativa cuando se retire, porque es el lugar donde están sus amistades, sus conocidos.
Yo decía que se iban a quedar los hijos, los nietos y los bisnietos, ¡ojalá se quedaran los hijos, los nietos y los bisnietos! ¡Si aquí se hiciera un estudio de la cantidad de hijos, de nietos y de bisnietos que se han hecho profesionales, estudiantes universitarios, oficiales de las fuerzas armadas, médicos, profesores! Y aquí mismo cuando se habló de Báguanos, la compañera que hablaba, creo que la compañera que habló de la cooperativa de allí de la zona de Báguanos, hablaba de aquel campesino que se quedó solo, que tiene setenta y tantos años, cuatro caballerías de tierra y el hijo es profesor, la otra es profesora y se ha quedado solo allí.
De modo que el problema que tenemos nosotros es cómo nos las arreglamos para que el desarrollo de la Revolución y las posibilidades que tiene la juventud no se traduzcan en un abandono de nuestros campos, porque si de algo no se puede prescindir, si algo no puede abandonar nuestro país son los campos. De la agricultura no puede prescindir este país, es vital para el desarrollo del país, para el nivel de vida del país y para las exportaciones del país. Es cierto que tenemos esperanzas de que cada día nuestras exportaciones dependan menos de la agricultura y dependan más de la industria, pero de la agricultura no se puede prescindir, y creo que eso es un reto al Partido y es un reto a la Revolución: qué medidas tomamos para que la gente se mantenga en el campo, para que tengamos noticias como aquella que traía el compañero de la cooperativa de allá de la zona de Perico, que tiene tantos miembros que son relativamente jóvenes, que tienen pocos jubilados.
Claro, el número de jubilados aumentará, y si hacemos las cosas bien, si un hombre tiene 67, 68 años y puede trabajar, creo que debe seguir trabajando; no debemos hacer cosas que lo estimulen a retirarse, sino a seguir trabajando, que se quede allí y que sea tratado con toda la consideración, cariño, respeto, y que se le dé toda la ayuda que merece un hombre que trabajó allí. No queremos que ese hombre se nos vaya de la cooperativa, que se quede allí, que viva allí, aunque eso signifique que haya más casas en ese pueblo, porque en algún lugar tiene que vivir ese campesino retirado, y es mejor que viva en la cooperativa y no se nos vaya para el pueblo; seguro que se va a sentir mucho mejor en la cooperativa, viviendo allí en aquella comunidad, que viviendo en el pueblo o viviendo solo, aislado.
¿Cuál es el destino de un campesino cuyos hijos se van a estudiar otra cosa y se queda solo, aislado? Tiene que ser un destino realmente triste. Me parece mucho más feliz, mucho más humano y mucho más prometedor el destino de un cooperativista que vive allí en una comunidad, con sus amigos, sus compañeros, su familia, todos, porque una cooperativa debe ser, entre otras cosas, una familia, una gran familia.
Pero debemos encontrar soluciones adecuadas a los problemas, soluciones correctas, no soluciones superficiales, soluciones fáciles.
Aquí hemos podido apreciar la diferencia entre unos tipos de cooperativas y otros, por eso fue muy correcto el planteamiento que se hizo por el compañero de Matanzas de que se estudie una diferenciación. Claro, estamos buscando cosas que estimulen la permanencia en las montañas, que mejoren las condiciones de vida en las montañas, que tiendan a igualar, aunque será imposible igualar de manera absoluta las condiciones de vida de unos cooperativistas y de otros. Pero, bien, pienso que hay medidas que se han tomado: se mejoraron precios de productos en estas cooperativas que tienen dificultades. Hay que prestarles una atención especial, hemos hecho algunas cosas, ya hablé ayer de algunas, mencioné las plantas eléctricas en las montañas, mencioné el médico de la familia, pero hay que hacerles llegar los materiales allá para que mejoren también otras condiciones de vida, y hay que ver todo lo que pueda hacerse en las montañas para mantenerlos allí, qué puede hacerse por ayudar esos tipos de cultivos que tienen menos ingreso y requieren muchos más gastos, requieren mucho más trabajo.
Hay cultivos que no se pueden mecanizar; mientras que en el arroz se puede mecanizar la preparación de tierra y las cosechas, no se puede hacer lo mismo con el tabaco, sus características hacen mucho más difícil la mecanización de ese tipo de cultivo, y por eso nos encontramos que la productividad se incrementa mucho en otros cultivos y no en el tabaco o el café. La productividad por hombre en las cooperativas cañeras o cooperativas de viandas, vegetales, se eleva y no se incrementa tanto en las cooperativas tabacaleras o en las cafetaleras de las montañas. Todas esas circunstancias debemos tenerlas muy en cuenta.
No creo que se hayan planteado aquí todos los problemas absolutamente, pero en el trabajo que hizo el Partido, en el trabajo que hizo un grupo de compañeros que nosotros enviamos a las cooperativas, en las asambleas de base, en las asambleas de los comités provinciales del Partido, se ha recogido mucha información y recuerdo que una de las cosas de las que se habló bastante fue de la necesidad de preparar cooperativistas en determinadas calificaciones técnicas, o enviar técnicos a las cooperativas, porque la cantidad de personal científico y técnico para las tareas agrícolas es baja. Ese problema aquí no se mencionó, pero es uno de los problemas que nosotros debemos tener muy presente.
Se ha recogido todo lo que aquí se dijo y cosas que aquí no se dijeron, y lo que nosotros podemos, al finalizar esta reunión, es prometerles que tomaremos el máximo interés por resolver problemas que estén en nuestras manos resolver en relación con las cooperativas y el movimiento cooperativo, más ahora en que estamos seguros de que va a tomar mucha fuerza.
Creo que aquí también se hizo evidente que la Revolución ha tenido una posición demasiado generosa con ciertos elementos, y que la Revolución ha sido demasiado tolerante con ciertos vicios y ciertas deformaciones en el campo; ya dije cómo durante años aquí había gente que se le cortaba toda la caña, se le hacía todo y se le entregaba el cheque en su casa.
Ya aquí quedó establecido con toda claridad el deseo de los cooperativistas de que todos estos elementos, que utilizan la tierra de una manera incorrecta y llevan a cabo prácticas de aparcería y de arrendamiento de tierra para lucrarse del trabajo de los demás, deben ser expropiados o confiscados (APLAUSOS).
Creemos, además, y aquí quedó también patentizado, que el abandono de la tierra no debe permitirse; sin cometer, desde luego, ningún tipo de injusticia, pero con un trabajo coordinado del Ministerio del Azúcar, del Ministerio de la Agricultura y de la ANAP, se debe poner fin a toda forma de propiedad ausentista en el campo, de uso indebido o incorrecto de la propiedad de la tierra (APLAUSOS). Alguna medida habrá que ir tomando con esos kulaks que quedan por ahí —para usar una palabra histórica—; quedan algunos.
Este mismo señor, el del trapicheo del Fiat, y esta ha sido una historia muy ilustrativa aquí en esta reunión —me dicen que no es tabacalero; para honor de los tabacaleros y tal vez para vergüenza de los vianderos, creo que el señor es viandero, a mí me habían dicho viandero o algo de eso; pero los vianderos tampoco se tienen que sentir avergonzados de esto, ellos no tienen la culpa—, tiene una finca, tiene cuatro obreros agrícolas, tiene dos camiones, que me imagino que no puede manejar él los dos camiones; si le da por cobrar al día por camión los 300 pesos esos de que hablaba aquí Rizo, presidente de la cooperativa de Perico, entonces, me imagino que el hombre gane por lo menos 400, 500 ó 600 pesos en un día. ¿Cuánto gana al año? ¡Ciento cincuenta mil pesos! ¡Increíble! Más lo que debe ganar en todos estos chanchullos, porque para pagar así muerto de risa 27 000 pesos por un auto debe ganar mucho dinero.
Yo veía ayer a uno de ustedes que hablaba con mucha irritación y decía que se sentía feliz de lo que se había planteado sobre estos problemas, porque, naturalmente, a un honrado trabajador, a un campesino trabajador tiene que indignarle realmente que haya estas cosas. Se están riendo en su cara, como diciendo: "¡Idiota!, tú estás en la cooperativa, te metiste en la cooperativa; yo soy millonario, tengo dos camiones, tengo esto, tengo trabajadores, ¡soy un pachá, soy un rey, soy un emperador!" (APLAUSOS)
Hemos planteado el respeto más estricto a la voluntariedad y lo cumpliremos; pero una cosa es el respeto al principio de la voluntariedad y otra cosa es la tolerancia a la arbitrariedad, al abuso, al enriquecimiento indebido, incorrecto, a costa del sudor de los demás. Claro, hay gente honrada en este país, hay gente que se casa y se va para un hotel en una luna de miel, o se va a algún lugar; nosotros, incluso, en los períodos en que se reduce el turismo exterior y tenemos más capacidades, tratamos de que las disfruten los trabajadores. Se han tomado algunas medidas: que tienen que ser trabajadores, que tienen que ser esto, para que puedan utilizarse algunos de esos hoteles en este período. Allí hay trabajadores que laboran prestando su servicio; a uno le duele pensar que sea ese tipo de elemento lumpen, ese tipo de nuevos ricos, realmente, los que vayan a disfrutar de esos servicios y de esas instalaciones que ha creado la Revolución.
Usted no las puede poner muy baratas, porque si las pone baratas son ruinosas, se les llenan, se destruyen los hoteles, tiene que tener su precio; pero duele entonces que sean estos individuos los que, teniendo más recursos fáciles, se puedan dar el lujo de disfrutar de eso.
Es verdad que, como les dije, no pueden comprar ni una motocicleta y si la compran es ilegal. Si ven alguno, les repito aquí, adviértanselo allí y pídanles a las autoridades del municipio que investiguen dónde la compró, y cuando vean que hay una ilegalidad, la confisquen, la confisquen porque es una violación o que comparezca ante la justicia (APLAUSOS). Es una cosa indebida, es un delito económico el que cometen.
Entonces, claro, no pueden comprar esas cosas, porque hemos establecido un sistema; eso no se empezó a vender aquí con criterio de mercachiflería, por lo que valiera, porque si nos hubiéramos guiado por el criterio de recoger dinero, decíamos: ¡A vender esos 5 000 ó 6 000 automóviles a cualquier precio! Y se le vende a gente trabajadora, honrada y destacada, entre ellos, cooperativistas —y debemos tenerlos presentes también, Pepe, por cierto, cuando se hagan esos repartos; algunos se han hecho, pero debemos recordar a los cooperativistas, que estén en la lista de las categorías de personas a las que se les venden (APLAUSOS).
Es verdad que en el campo, por lo general, es otro tipo de vehículo el que se necesita, pero se les han vendido algunos automóviles a los cooperativistas. No te voy a decir que vamos a mandar un polaquito a las montañas, porque, bueno, no sé cómo se las van a arreglar, lo tendrán que llevar a lomo de mulo, tendrá que viajar el polaquito en mulo; pero hay muchas áreas en el campo donde, incluso, estos automóviles, y las motocicletas pueden circular —porque no sé si les venden motocicletas a los cooperativistas, sé que les venden a los obreros en las fábricas. ¿A los cooperativistas no?, pues vamos a plantear que se incluyan en los planes de repartos de las motocicletas (APLAUSOS). Y vamos a ver si quedan algunas cantidades este año —son de distintos tipos—, se les venden a los obreros, y es justo, porque queremos que sean los trabajadores los que tengan eso, no los especuladores, no los negociantes, y con los mismos principios que se les han vendido algunos automóviles, pero los vamos a tener en cuenta, pues cada vez serán más los cooperativistas.
Hay que tener en cuenta que ya el 61% de las tierras de los campesinos, que son 65 000 caballerías, está en manos de los cooperativistas. Quedan todavía unas cuantas decenas de miles de campesinos individuales.
Es mucho más difícil, es terrible, es un problema casi insoluble el trabajo con los campesinos individuales, porque hay que discutir y hacer planes con decenas y decenas de miles.
El día en que todo este sector campesino esté integrado en cooperativas, será mucho más fácil resolver todos los problemas. La prueba de que tienen solución la dio aquí Elías cuando habló, Antonio cuando habló, Orlando cuando habló, Rizo cuando habló; ellos dicen: no, nosotros no tenemos problemas, a nosotros nos atienden bien. Claro que debemos procurar que todas las cooperativas puedan decir: nosotros no tenemos problemas, a nosotros nos atienden bien.
Hay que acordarse también de las cooperativas que están en las montañas o en lugares más secos, en lugares con más dificultades; hay que acordarse. No podemos concentrarnos, no sería correcto que nos concentremos exclusivamente en las cooperativas más productivas y que tienen más recursos. Creo que hay que atenderlas, hay que darles recursos, pero no pueden ser olvidadas las demás. No importa que allí sean 4 000 caballerías, o no sé cuánto, y no sé cuántos miles de socios, aunque su producción sea de 3 millones; hay que atenderlas, porque allí están gente sacrificándose por mantener los bosques, por cuidar las montañas, por atender el café, el cacao, lo que sea, están allí y hay que atenderlas. No podemos guiarnos por un criterio mercantilista en esto, y decir: los recursos solo para las cooperativas que tienen más éxitos, más resultados, porque eso sería una política capitalista prácticamente, y nosotros tenemos que hacer una política solidaria, una política socialista, y tener en cuenta todos aquellos campesinos a los que les decimos: quédense ahí en las montañas. Debemos recordarlos, debemos tenerlos en cuenta, debemos hacerles llegar allí los recursos necesarios.
En general, creo que esta política más rigurosa contra todas las deformaciones, van a ir cercando a ese enemigo burgués que todavía queda, a esos elementos con mentalidad mercantilista que quieren lucrar con el sudor del pueblo revolucionario, los vamos a ir cercando rigurosamente.
Yo voy a ver si el día en que todas las tierras estén cooperativizadas y al frente de cada cooperativa haya hombres como los que aquí han hablado, si podrá aparecer un mercachifle de esos a hacer un negocio, un chanchullo; yo quiero saber si será posible (APLAUSOS). Hoy todavía se pueden refugiar en algunas de las decenas de miles de pedazos sueltos que quedan por ahí, ¡es mucho más difícil controlar, mucho más difícil adivinar qué es lo que están haciendo! Mientras tanto hay que hacer —como dices tú, Pepe—, un trabajo político, un trabajo ideológico, un trabajo organizativo también, para ir estableciendo los compromisos, entre los suministros que se entreguen, las mercancías que se acopien, y en fin, tenemos también que resolver este problemita de a qué productos, más o menos, que están destinados al Mercado Paralelo se les van a pagar unos precios diferenciales, y qué relaciones van a existir entre las entidades de acopio, porque Acopio nacional puede hacer algunos beneficios, y algunos productos de los que tienen más calidad entregárselos a la Empresa de Frutas Selectas para que los lleve a los mercados paralelos.
En fin, no tenemos todavía toda la idea elaborada, pero pienso que encontraremos soluciones prácticas para que se cumplan los dos objetivos: mantener abastecida a la población y mantener el mercado de productos liberados. A lo mejor no se le puede abastecer de malanga a toda la población todas las épocas del año y se puede vender a veces la malanga en el Mercado Paralelo, o una parte de la malanga, la que no vaya a los círculos, la que no vaya a los hospitales cuando escasea el producto. En definitiva, cuando hay gran abundancia de plátanos, no tiene por qué haber plátanos en el Mercado Paralelo; puede haber, qué sé yo, plátano fruta, maduro, de ciertas características para vender allí. Se supone que con una abundancia de producción de determinados productos no tiene por qué venderse de otra forma.
Algunos productos quedarán por la libre, como el ajo, a un precio determinado de venta a la población, que puede ser alrededor de dos pesos la libra, un poquito más o un poquito menos; si escasea en determinada época del año, poner un poquito más; si abunda, un poquito menos. Yo tengo la esperanza de que este año casi casi, al precio de dos pesos, que es la tercera parte de lo que se cobraba el año pasado, el ajo alcance en realidad para toda la población; y si no lo logramos este año, lograremos pronto que a un precio de alrededor de dos pesos, el ajo alcance para toda la población, por la libre y que esté a su alcance en todas partes. Es decir, más o menos serán unas 250 ó 300 caballerías de ajo las que nos darían el suministro de ese producto, a la tercera parte del precio a que se estuvo vendiendo.
En realidad, la abundancia de productos trae la liberalización de productos a precios relativamente bajos. Ya sí será muy difícil el pavo, el ganso o el conejo, ese tipo de productos cárnicos venderlo barato y por la libre. En el Mercado Paralelo nunca se ha vendido carne de res, porque esa es una carne escasa y rigurosamente normada, pero sí de ave y de otros animales que se venden allí.
Sobre el desarrollo de este movimiento cooperativo, que ya es una realidad, hay que decir aquí, sinceramente —aunque hemos venido a hacer un análisis crítico y autocrítico, serio, sincero, franco y valiente de los problemas—, que hoy tenemos la realidad de un gran movimiento cooperativo. Y después de esta reunión, todos nosotros, todos los dirigentes del Partido y del Gobierno, nos vamos con la impresión de que no solo tenemos un fuerte, sino un formidable movimiento cooperativo (APLAUSOS). Nos vamos con la conciencia de errores cometidos, que están siendo superados y se van a superar; con la conciencia de evitar errores de nuevo tipo que se desarrollen; con la conciencia de prestarle a este movimiento toda la atención que merece, de su importancia económica, de su importancia política, de su importancia ideológica y de su importancia revolucionaria.
Nos alegramos mucho de que ya haya gran cantidad de núcleos del Partido, y gran cantidad de militantes del Partido y de la Juventud en el seno del movimiento cooperativo.
Creo que este contacto, este encuentro entre los cooperativistas y el Partido, porque realmente es un encuentro del Partido con el movimiento cooperativo, va a arrojar frutos realmente muy saludables; y vemos en el movimiento cooperativo un gran aliado en la lucha contra lo mal hecho, en la lucha contra la tendencia a buscar el dinero fácil, en la lucha para combatir lo mal hecho, que es una batalla que tenemos que librar en todas partes con la ayuda de los campesinos, con la ayuda de los obreros.
Los obreros nos tienen que ayudar también, porque se pueden producir distorsiones y se pueden producir prácticas, que son también corruptivas de nuestra clase obrera y costosas al país. Algunas de esas cosas estamos tratando de rectificarlas, como es, por ejemplo, el hecho de que al final de año, automáticamente, el presupuesto se hacía cargo de las cuentas que todas las empresas estatales le debían al Banco. Por esa vía se estableció un vicio y, claro, todo eso permite relajamiento, permite pagar salarios excesivos, pagar cualquier cosa, cuando está el presupuesto detrás. Y eso que dijo un campesino aquí es verdad, que no tienen el problema del presupuesto detrás que venga a responder por ellos.
Pero los obreros no tienen la culpa de eso, la culpa la tiene el personal dirigente, la tiene el personal administrativo; la culpa la tienen los administradores, que han caído en todas esas prácticas demagógicas. Porque siempre es mucho más fácil acceder a las cosas, hacer el papel de bueno, a tener que adoptar una actitud enérgica, una actitud seria, responsable, revolucionaria, una actitud comunista, y decir: esto debe ser así y no de esta forma. Ha faltado carácter, ha faltado voluntad y responsabilidad.
Creo que las empresas del Estado tienen mucha culpa en parte de los problemas en las cooperativas que hemos estado analizando aquí, y tienen también culpa en un cierto proceso de corrupción de nuestra clase obrera, pagando salarios que no están en proporción con el trabajo. Hay algunos centros —eso aparece en las asambleas de los análisis que hizo el Partido— donde hay trabajadores cobrando cinco y seis normas. Que un trabajador, un colectivo completo, pueda hacer el doble y hasta el triple, eso es realmente absurdo y demuestra la flojera, la falta de exigencia. ¡Contra todas esas cosas estamos luchando y vamos a luchar, en esta batalla que estamos librando y que tenemos que ganar!
Realmente, algunas experiencias, algunas fórmulas, han traído la idea de que esto fuera un regreso al capitalismo, o a métodos capitalistas, o al estilo capitalista. Por eso yo decía el día 19 de abril que algunos se comportaban como capitalistas de pacotilla, porque no tenían ni siquiera la eficiencia de los capitalistas, y tenían los vicios y la anarquía de los capitalistas.
Hay que ver bien todo ese tipo de medidas. Por qué demonios cómo es posible que un individuo que tiene un camión pueda ganar 300 pesos en un día; 200 pesos es mucho, 100 es mucho. Como yo decía, eran muy pocos los capitalistas en este país que podían ingresar en un día 300 pesos, ¡pero muy pocos! Bueno, hay que revisar todo eso, todo, todo eso hay que revisarlo, todas esas prácticas que en estos años se fueron introduciendo en la economía del país, que son nuevas, eso no existía aquí.
En el esfuerzo por buscar la eficiencia económica, hemos creado el caldo de cultivo de un montón de vicios y deformaciones, y lo que es peor, ¡corrupciones! Eso es lo que duele. Todo eso puede mellar el filo revolucionario del pueblo, de nuestros trabajadores, de nuestros campesinos. Y eso sí es muy malo, porque debilita a la Revolución no solo políticamente, incluso militarmente la debilita; porque si nosotros tenemos una clase obrera que se deja llevar nada más por el dinero, que empieza a ser envilecida por el dinero, que no actúa más que por el dinero, entonces estamos mal, porque de ese tipo de hombre no sale un defensor óptimo de la Revolución y de la patria (APLAUSOS).
Cosas nuevas se aprenden constantemente en el proceso revolucionario. Así, la rectificación de determinados errores ha creado otros errores, la rectificación de determinados vicios ha creado otros vicios. Pero —como decía— la Revolución tiene ya suficiente experiencia para saber rectificar esos errores sin caer en otros, para saber rectificar esos vicios sin caer en otros. Y en esta gran cruzada, en esta gran lucha por el saneamiento contra todos esos vicios, contra todas esas manifestaciones, nos complace mucho saber que contamos con el apoyo decidido y entusiasta de nuestros campesinos cooperativistas (APLAUSOS).
Ustedes son la vanguardia del movimiento campesino, la vanguardia que marcha muy adelante. Algunos se nos han quedado muy rezagados; pero si aplicamos de manera correcta los principios revolucionarios y cuando vayamos depurando las filas de los rezagados, de todos aquellos elementos que frenan, creo que el resto de los campesinos se incorporará al movimiento cooperativo. Y con la experiencia acumulada en estos años, con las lecciones que se han aprendido, con lo que hemos aprendido, incluso, en este mismo encuentro, creo que estaremos en condiciones de dar un mayor apoyo, un mayor impulso a ese movimiento, respetando —como digo— el principio de la voluntariedad; pero combatiendo sin tregua todo vicio, toda corrupción, toda explotación del sudor ajeno.
Llegará el día, no lejano —aunque no debemos dar pasos precipitados—, en que podamos decir: el ciento por ciento de los campesinos está cooperativizado en nuestro país, el ciento por ciento de las tierras de origen campesino están cooperativizadas (APLAUSOS).
En nuestro país —como ustedes saben— una parte importante de la tierra, el 80% de la tierra, está en empresas estatales. Se ha luchado durante muchos años por buscar la eficiencia de esas empresas estatales, y algunas están dando notables ejemplos de trabajo técnico avanzado, de alta productividad. Todavía las empresas estatales son también víctimas, por una serie de razones, de las consecuencias de concepciones erróneas —como yo decía aquí—: de plantillas infladas, de estructuras erróneas, de oficinas llenas de gente, de todo ese tipo de cosas; pero estamos estudiando todo eso, y no pararemos hasta que nosotros liberemos a las empresas agrícolas estatales de todos esos vicios.
Después, además, tenemos que procurar que las estructuras funcionen. Está por decidir la forma en que se va a dar la atención a los campesinos, cómo lo vamos a hacer; aunque ya hay una serie de ideas avanzadas, ya se ha llegado al criterio de que, por lo menos, la parte no cañera de la agricultura reciba los suministros, reciba los recursos a través del Ministerio de la Agricultura. Este es un problema: cómo va a ser la atención al sector campesino, que tendrá que ser resuelto lo más rápidamente, en breve tiempo y de una forma eficiente. Eso es lo que puedo decirles aquí: estamos muy conscientes de la necesidad de resolver todas esas lagunas y esos problemas que todavía existen, y vamos a tratar de resolverlos de la manera más eficiente y rápida.
Creo, compañeros, en resumen, que hemos tenido una asamblea realmente muy fructífera, una asamblea histórica. Creo que se ha establecido también un precedente; no estaría mal que en el futuro, además de los congresos —ahora pronto tendremos, el año que viene, el Congreso campesino—, estos encuentros entre el Partido y el movimiento cooperativista, y entre el Partido y las empresas y todo eso, se repitieran. Esta es una experiencia nueva, muy interesante para nuestra Revolución, muy estimulante.
Vamos a trabajar ahora, ver cómo abordamos todos estos problemas, ver cómo cumplimos todo lo que aquí se ha acordado, y pensar en una futura reunión, un encuentro de este tipo; sin que tenga que transcurrir mucho tiempo, no tienen que transcurrir tres, cuatro ni cinco años. A lo mejor dentro de un año, o como máximo dentro de dos años, nos volvemos a reunir para hacer un balance y para hacer un examen de todo lo que aquí nos propusimos superar (APLAUSOS).
Tenemos el Congreso de la ANAP el 17 de mayo del próximo año. Ahí no estarán solo presentes los cooperativistas, estarán también presentes los campesinos de las cooperativas de créditos y servicios, con los cuales hay que trabajar; no podemos olvidarnos de las cooperativas de créditos y servicios, hay que hacer un trabajo activo allí, porque allí es donde estamos librando la batalla contra el enemigo; contra el enemigo reaccionario, contra elementos especuladores. De ese tipo de elemento sale un hombre como el de los dos camiones y el automóvil. Este es un campesino; pero, en general, no son los campesinos, sino elementos que merodean por los campos los que nos preocupan fundamentalmente.
En este porcentaje del campesinado que todavía no está cooperativizado, se libra una batalla; en ese porcentaje de la tierra que todavía no está cooperativizado.
La Revolución tiene fuerza, la Revolución tiene un poder inmenso. Se equivocan esos que creen que se puede enriquecer indefinidamente; se equivocan, incluso, los que crean que su dinero no esté al alcance de nuestras manos. ¡La Revolución tiene muchas posibilidades y muchos recursos! ¡La Revolución tiene infinitas posibilidades e infinitos recursos con los cuales defenderse y con los cuales luchar! (APLAUSOS) Pueden tener la seguridad de que a esos elementos neocapitalistas, neoburgueses que intentan levantar la cabeza, la Revolución los aplasta, de que no tienen escapatoria (APLAUSOS); de que lucharemos para crear las condiciones, para que disfruten de los bienes del pueblo y lo que se produce con el sudor del pueblo, aquellos que aportan, aquellos que realmente trabajan, y de que la lucha contra toda forma de explotación y toda forma de parasitismo será una lucha sin tregua de la Revolución, cada vez más sólida, cada vez más fuerte, cada vez más rica en experiencias.
De modo que pueden ustedes regresar a los campos convencidos de que hemos tenido una gran reunión, de que será muy productiva, de que ustedes dejan una gran impresión y un excelente ánimo en el seno de la dirección de nuestro Partido.
Quiero expresarles toda la confianza que sentimos en ustedes, toda la admiración que sentimos hacia ustedes, todo el reconocimiento por las cualidades morales, por el sentido de la dignidad y del honor, tan tradicional en nuestros campesinos, que ustedes han evidenciado aquí.
Y, para concluir, darles las gracias por el entusiasmo y la impresión tan agradable que dejan en todos nosotros, los que hemos estado presidiendo esta reunión (APLAUSOS).
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!