Decisiva reunión en el Alto de Mompié
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El Movimiento 26 de Julio y el Ejército Rebelde sufrieron un duro golpe al fracasar la huelga general revolucionaria que tuvo actividad el nueve de abril de 1958, con más de un centenar de bajas a manos de las tropas del dictador Fulgencio Batista.
Ciertas desavenencias entre ambas representaciones rebeldes conllevaron al revés, motivo por el cual, el máximo jefe guerrillero en la Sierra Maestra, Fidel Castro Ruz, convocó a una importante reunión, para analizar las causas y proyectar la continuidad exitosa de la lucha.
El encuentro tenía que ser en un sitio de difícil acceso para eludir a la envalentonada tiranía batistiana, por ello, eligieron un pequeño bohío situado a unos mil 200 metros sobre el nivel del mar, en una localidad conocida por ese entonces como Pinos del Mar, en el actual municipio granmense de Bartolomé Masó, donde vivía la familia Mompié.
Con la llegada de los rebeldes a la Sierra Maestra en 1956, el sitio fue cambiando de nombre, pues ante las necesidades de los alzados, “tenían que tomar agua o café en los altos de Mompié”, según afirmó Rafael Mompié Rosa, uno de los integrantes de la familia campesina.
En el hogar donde residía, además, el matrimonio integrado por Isabel Mompié y Julio Sosa, el tres de mayo de 1958 se desarrolló el importante encuentro entre los dirigentes que encabezaban la lucha contra el gobierno imperante de la época.
Entre los factores que incidió negativamente en el resultado del levantamiento del nueve de abril estuvieron los representantes obreros, quienes se oponían a toda participación del Partido Socialista Popular en la lucha, pues las secciones proletarias de los demás movimientos revolucionarios, tenían que, obligatoriamente, seguir a la zaga del M-26-7, sin previa consulta ni acertada coordinación con ellos.
A Faustino Pérez, coordinador del Movimiento en la capital, se le criticó su sobrevaloración de las posibilidades de las milicias y su subestimación de las fuerzas de la tiranía. René Ramos Latour, jefe de las milicias del llano, adoleció de esa misma falta de visión, pues las tropas nunca habían sido entrenadas para una acción de tal envergadura.
Sin embargo, en la fuerte y acalorada reunión, hubo consenso entre los participantes, de entregarle a Fidel el grado de Comandante en Jefe de la Sierra y el llano y secretario general del Movimiento 26 de Julio, ante la necesidad de una dirección única.
Delio Gómez Ochoa fue designado coordinador en La Habana y Ñico Torres, para el frente obrero. Se acordó enviar a Haydée Santamaría como delegada especial del Movimiento en el exterior.
Con una estructura más organizada y mejor unidad de criterios, la guerrilla que lideraba Fidel, conformada por 200 hombres armados, se alistaba para enfrentar una ofensiva general de diez mil soldados del ejército batistiano, quienes pretendían acabar totalmente con la lucha en las montañas y con el Comandante en Jefe, de ahí que este plan fuera denominado “Fin de Fidel”.
La reunión en el Alto de Mompié fue un encuentro de vital importancia para alcanzar el triunfo de la Revolución Cubana, donde los participantes razonaron, criticaron y realizaron los cambios pertinentes en las estructuras de dirección para favorecer la victoria definitiva, en la cual prevaleció el sentido de la unidad, el prestigio y la autoridad moral de Fidel.
Este tres de mayo se cumplen 64 años de la histórica reunión donde se fraguó la victoria de la Revolución Cubana, con el protagonismo de Fidel Castro Ruz como estratega y comunicador excepcional.