Una inyección de aliento y amor
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El deseo de los vecinos de Niteroi de que el Comandante en Jefe Fidel Castro los visitara para expresarle el agradecimiento por la colaboración cubana en el desarrollo de la medicina familiar se cumplió esta mañana y las muestras de cariño por el líder de la Revolución Cubana revividas en estos días se multiplicaron tanto en un nuevo módulo de atención de salud y en el museo de arte local.
Ante centenares de trabajadores de la salud y vecinos de un humilde barrio conocido por Muro del Palacio, Fidel hizo la inauguración del módulo Jesús Montané, donde trabajarán a partir de ahora cuatro parejas de médicos y enfermeras en la continuidad de la aplicación de la experiencia del médico de la familia en el municipio. Otros dos similares se hallan listos con lo que suman 16 las instalaciones donde la medicina preventiva ha comenzado a sustituir la atención de urgencia, disminuyéndola hasta un 50 por ciento como le explicarían posteriormente al huésped cubano.
Desde temprano, frente al consultorio se formó una masa compacta de vecinos y médicos quienes recibieron a Fidel con expresiones de Viva Cuba, Abajo el bloqueo, Viva Fidel. Decenas de niños incorporados a un plan de atención social de la municipalidad formaban también como un hermoso jardín donde la vida es lo primero; muy próximos a ellos se situó el Presidente cubano para pronunciar su discurso, en el que precisamente exaltó la preferencia que se le da en Cuba -y así también han decidido aquí- a la atención a la infancia, las mujeres embarazadas y los adultos.
El Comandante en Jefe relató el intenso trabajo que ha tenido durante estos días en Brasil, en que ha preferido robarle tiempo al sueño para cumplir con todos los compromisos, y el enorme placer que sentía al llegar a este lugar, conocido y querido por nosotros -dijo- y donde todo el mundo nos dice que se hallan los mejores amigos de Cuba en Brasil.
Calificó el hecho de poder conocer la experiencia de medicina familiar allí y el calor humano que sintió a su llegada, para después decir que se trata de una inyección de aliento y de amor que recibía. Expuso las ideas que dieron lugar al médico de la familia en Cuba y como este ya se extiende hoy a todo el país con la incorporación de 30 000 médicos. Habló del apoyo de la población a esta obra humana y de gran valor.
En la mirada de muchos de los galenos presentes se podía observar la satisfacción por comprobar -como escuché un breve comentario en el público- que se repiten en Niteroi experiencias similares a las que estaba escuchando. Hizo comparaciones entre los índices de mortalidad infantil en Cuba y las vidas que pueden contribuir a salvar nuestros médicos en el mundo si se acepta la proposición -reiterada en esta ocasión- de que los países ricos contribuyan con los gastos en medicamentos y Cuba estaría en disposición de aportar su personal médico para disminuir las cifras de 10 y 12 millones de niños que mueren cada año en el mundo y que tienen posibilidad de salvarse.
Tenemos -aseguró- un médico por cada 170 habitantes y podemos apoyar a países que tienen uno por 10 000 ó 15 000 habitantes. Hemos creado un gran capital humano tanto en la medicina como en la educación, añadió, para elogiar seguidamente la labor del personal de salud cubano que presta servicios en numerosos países. Este mundo debe vivir avergonzado de que mueran tantos niños que pueden salvarse, agregó Fidel. Por eso la gratitud al pueblo, a las autoridades que tuvieron esta idea aquí sembrada; las ideas justas y humanas prosperan y los felicito.
Tras sus palabras y haber descubierto la placa donde consta que la obra fue inaugurada en ocasión de su visita, el Comandante en Jefe fue invitado a pasar al interior del consultorio.
Allí le comunicaron que el 93 por ciento de la población de Niteroi que ya conoce las experiencias de estos años -desde que en el 92 comenzó el plan- apoya la extensión del programa de medicina familiar y comunitaria; pidió referencias sobre el hospital más próximo y otros detalles. En el libro de visitantes dejaría escrito: Ojalá que un día se inunde Brasil del médico de la familia. Fidel Castro Ruz Nuevamente las muestras de júbilo lo acompañarían a su salida del lugar para dirigirse al Museo de Arte, una obra del destacado arquitecto Oscar Niemeyer, donde se muestra al público desde hace varios días la exposición 40 años de la Revolución Cubana, como parte de las jornadas que se han estado realizando en Niteroi en ocasión de la estancia de Fidel en Brasil. La multitud a la entrada de la rampa que circunda la obra arquitectónica y los centenares de personas que lo acompañaron durante todo el tiempo que permaneció en este lugar volvía a trasmitir el intenso calor y las emociones vividas hacía unos minutos. En el interior del edificio, aguardaba al visitante Niemeyer para quien Fidel tuvo expresiones de infinito respeto y admiración.
Antes de las palabras del líder cubano -constantemente aclamado por los presentes- el Prefecto local le impuso la distinción Arariboia, nombre de un corajudo indígena de la región, y pronunció palabras de saludo a quien es "ejemplo para todos los que quieren la justicia social en el continente".
También Niemeyer elogió su obra y sus ideales, y ratificó el cariño que siente por la obra de la Revolución Cubana y el afecto personal por Fidel. Expresiones como Brasil, Cuba, un solo corazón y vivas al legendario dirigente revolucionario lo despidieron del lugar.
CON LOS EMPRESARIOS DE RIO DE JANEIRO
El recorrido de regreso por los 14 kilómetros de un puente que separa a Niteroi de Rio llevaría al Presidente cubano a un casi inmediato encuentro que sostuvo con empresarios brasileños agrupados en la Federación de Industriales de Rio de Janeiro (FIRJAN), quienes lo aguardaban en el hotel Rio Othon Palace, donde se hospeda la delegación cubana.
Esta institución, formada por 108 sindicatos patronales agrupa a una 1 500 empresas de diversos renglones. El Presidente de la FIRJAN Eduardo Eugenio Gouvea, presentó a cada uno de los presentes en el encuentro y finalmente sostuvieron una extensa y provechosa jornada de contactos.