Contra Fidel ni en un juego de pelota
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El 17 de julio, los ministros, reunidos en Palacio, elaboran y firman una nota de prensa para exhortar al pueblo a mantenerse firmemente unido, en calma, y a conservar intacta su confianza absoluta en el máximo líder de la Revolución, Fidel, quien había renunciado a su cargo como Primer Ministro ante las maniobras del presidente Manuel Urrutia Lleó.
Fidel sostuvo una larga entrevista con Faustino Pérez y Armando Hart, y les informó que los dirigentes del M-26-7 se habían reunido y sugerían que, en el caso de que el presidente Urrutia dimitiera, se sometiera a la consideración del Consejo de Ministros la propuesta de Osvaldo Dorticós Torrado para el cargo de presidente de la República.
A las ocho de la noche inicia Fidel sus declaraciones ante un grupo de periodistas, y su primer mensaje va dirigido al pueblo, a quien dice que no debe preocuparse en absoluto por el destino de la Revolución, y aclara que renunciar a un cargo no quiere decir renunciar a la Revolución, renunciar al cumplimiento del deber.
Después de agradecer al pueblo por la ecuanimidad y la disciplina que había mantenido durante todo el día, refiere que las discrepancias con el presidente son de tipo cívico y revolucionario, y que son diferencias insalvables. Además, esclareció que su iniciativa se debe a la concertación de hechos que son irreparables y es la única que le corresponde tomar, para preservar el país de males, de daños innecesarios e injustificados. Siempre luché por un objetivo, no por un cargo o por una posición, apuntó.
Para una mejor interpretación de sus palabras, Fidel hace el recuento de lo sucedido en los primeros meses después del triunfo revolucionario y expone algunas de las dificultades que se presentaron con el presidente. En una parte de su intervención, Fidel es avisado de que Urrutia ha renunciado e inmediatamente, solo 15 minutos después de la renuncia, el Consejo de Ministros aprueba a Osvaldo Dorticós como presidente de la República.
Al siguiente día, Dorticós reúne al Consejo de Ministros para felicitar al pueblo por su respaldo a Fidel y rechazar la renuncia presentada por él. Todos los días siguientes el pueblo pide al líder que regrese a su cargo, se desarrollan iniciativas para recaudar fondos para la Reforma Agraria y continúan los preparativos del acto del 26 de Julio.
El 21 vuelve a reunirse el Consejo de Ministros para rechazar por segunda vez la renuncia de Fidel y convocar la próxima reunión del Consejo para una sesión el 26 de julio, a las 5:15 a.m., en el cuartel Moncada, como homenaje de recordación a los mártires de aquella gesta.
El día 22 de julio, los medios de prensa dieron a conocer una convocatoria de la Confederación de Trabajadores de Cuba para efectuar un paro nacional de diez a once de la mañana para el siguiente día, para pedir que Fidel asuma el timón de la Revolución.
Desde el 17 de julio, el líder de la Revolución se había retraído de las pantallas de televisión. Su decisión final constituía una incógnita. En la noche del miércoles 22 emergió de su aislamiento para concurrir a la clausura del Congreso Obrero Textil.
Para presionar el retorno de Fidel, los delegados se pusieron de pie y exclamaron: ¡Nos quedamos aquí! ¡Nos quedamos aquí! Y alguien le dijo: «Mire, Comandante, si usted no retira su renuncia los compañeros van a permanecer aquí por tiempo indefinido». Impresionado por la espontánea demostración, movió la cabeza en un típico gesto suyo y expresó que él los convencería.
Momentos después en su intervención aclaró que él prefería no resolver esa noche esta cuestión, sino el 26. «Vamos a esperar el 26 de Julio, vamos a someter este problema a todo el pueblo, a todos los guajiros y a todo el pueblo de La Habana el 26 de julio, en la Plaza Cívica».
Respondiendo a la convocatoria de la CTC, el 23 de julio en la mañana, de diez a once, toda Cuba se detuvo reclamando el regreso de Fidel Castro al Premierato.
Al día siguiente, la noche del viernes 24, se efectúa un juego de pelota muy singular. El equipo de los Barbudos y el de la Policía Militar se enfrentaban en el Estadio del Cerro con el objetivo de recaudar fondos para la Reforma Agraria. Los Barbudos, formados por miembros del Ejército Rebelde, son dirigidos por Fidel, quien actúa como lanzador. El lanzador del equipo contrario será el Comandante Camilo Cienfuegos; sin embargo, Camilo no lanzó porque según palabras textuales, «Yo no estoy contra Fidel ni en un juego de pelota». De esta forma decidió que integraría la batería con el líder máximo de la Revolución.