Cuba y África: asociación histórica a partir de la sangre
Las relaciones de más de cinco siglos entre Cuba y África constituyen componente esencial para entender el devenir histórico de hermandad y solidaridad que hoy prevalece entre la isla caribeña y ese continente.
Esta fusión de sangre, que surgió con el arribo al país antillano de más de un millón de negros esclavos a partir de finales del siglo XVI y pese a estar separados por más de 10 mil kilómetros, fortificó la indisoluble unión de dos pueblos que entonces y ahora comparten intereses comunes.
África no solo nos legó su raza e hidalguía guerrera, sino también sus sabores culinarios, música, ritmos, cantos y la creencia religiosa de sus ancestros, que mezclados fundamentalmente con los españoles, derivó en una identidad que hoy llamamos cubanos.
Descendientes y esclavos venidos de África acompañaron al Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, en su arrojo de alcanzar una Cuba libre y muchos fueron los que anegaron con su sangre la manigua redentora y se alzaron contra las injusticias.
Con la llegada del 1 de enero de 1959, la Revolución abrió nuevos horizontes de acercamiento con el continente desde bien temprano, cuando el comandante Ernesto Che Guevara y otros combatientes viajaron a esas tierras con 'la adarga al brazo', pensando en la libertad.
En 1965 comienza la colaboración cubana con la lucha independentista en Angola y Guinea Bissau, con el envío de ayuda material y de instructores con el objetivo de preparar sus primeros cuadros.
Las amenazas imperiales y de sus lacayos en la región a la alcanzada independencia de Angola, sirvieron para que Cuba demostrara su apego a dos principios básicos de su política exterior: el internacionalismo y solidaridad.
El envío allí a partir de la década del 70 de miles de cubanos voluntarios se inscribe entre las páginas más brillantes de solidaridad, no solo por su altruismo, sino también porque esa contribución sirvió para liberar a otros pueblos hermanos del colonialismo y el apartheid.
Más de 300 mil hombres y mujeres de la nación antillana combatieron en tierras africanas, y como dijo en cierta ocasión el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, de allá solo trajimos a nuestros muertos, cuyos restos descansan en sitios sagrados.
Consecuente con sus postulados de hermandad y solidaridad con África, Cuba mantiene hoy inalterable sus relaciones con ese continente y ratifica que sigue siendo una prioridad de su política exterior, de ahí el buen intercambio político y diplomático.
La Habana acoge el mayor número de embajadas africanas en el mundo, con 24 de la región subsahariana y cuatro del norte, y próximamente abrirá una más con la representación de Tanzania, país con el cual estableció relaciones en abril de 1962, dijeron fuentes diplomáticas.
Un hecho que demuestra el sincero apego solidario de Cuba con África ha sido la permanente colaboración bilateral, expresada en los numerosos proyectos comunes, todavía por diversificarse mucho más, y la presencia de miles de colaboradores en diversas ramas.
Los datos oficiales indican que solo en la región subsahariana cuatro mil 428 cubanos prestan sus servicios en 28 Estados, de los que cuatro mil 108 corresponden al sector de la salud.
En la esfera educacional, y según las fuentes, se han graduado más de 30 mil estudiantes africanos en diversas especialidades, de los que 28 mil 46 provienen del sur del Sahara.
De acuerdo con datos de 2018 del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, un total de ocho mil 533 estudiantes africanos cursan en la actualidad estudios en Cuba en diferentes carreras universitarias, ya sea como becarios, financiados por sus gobiernos o autofinanciados.
Un rol importante ocupa África en la lucha de La Habana contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos hace casi 60 años, que se materializa en el amplio respaldo de gobiernos, personalidades y organizaciones de la sociedad civil.
Si bien el repudio es mundial contra ese cerco genocida, la solidaridad africana se viene materializando por más de dos décadas en el seno de la Asamblea General de la ONU y en la Unión Africana (UA), organismo este último integrado en la actualidad por 55 países.
Cuba, como era de esperarse, ofreció su respaldo indiscutible a la voluntad de la UA de implementar la Agenda 2063, a fin de rescatar conceptos como el Panafricanismo y el Renacimiento Africano a través del impulso de programas sociales y económicos de gran impacto.