Palabras de Susely Morfa González, Primera Secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas
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Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz;
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La patria, en su devenir histórico, tiene momentos de gloria infinita y de pesar profundo. Hoy vivimos ese instante difícil en que debemos contemplar, consternados y firmes, la partida del soldado ejemplar; el continuador martiano de la obra grande, que nos ha hecho crecer como nación ante los ojos de un mundo que desde 1959 nos respeta y admira.
¿Cómo encontrar, en un momento como este, la palabra correcta, la frase abarcadora, la idea que resuma el magnífico legado de una vida dedicada a edificar un mundo mejor? ¿Cómo reunir en pocas líneas los sentimientos de un país, las risas de tantos niños, los sueños realizados de tantos jóvenes, el gesto agradecido de tantos pueblos? ¿Cómo conjugar, en breves minutos, grandeza y humildad?
Millones de cubanos y de revolucionarios de todo el planeta hemos crecido con las enseñanzas del Comandante en Jefe; aprendimos que los principios deben ser inquebrantables, que rendirse nunca será la opción; que ser antiimperialista es la esencia de nuestras luchas históricas, que la solidaridad y el internacionalismo nos hacen crecer como seres humanos y nos dan la insuperable satisfacción de sentirnos útiles; que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, y que no debemos mentir jamás.
Muchas historias nos vienen a la mente, momentos cargados de dignidad y decoro, imágenes de un líder que nos llena de orgullo y satisfacción, al cual queremos parecernos porque jamás aceptó la segunda fila en el combate, el lugar seguro en el ciclón, el descanso mientras quedara algo por hacer; que aborrecía la más mínima muestra de racismo o discriminación en cualquiera de sus manifestaciones; el comunista comprometido con su tiempo, ese es Fidel; el luchador incansable que a fuerza de la verdad y las ideas fue absuelto por la historia; el que no abandonó al combatiente en el Granma cuando cayó; el que se fue a Girón a comandar su tropa y cortó la misma caña que cortaba su pueblo; el que condujo la lucha por el regreso de Elián y cumplió la promesa del justo retorno de nuestros Cinco Héroes.
En lo adelante, asumimos un compromiso aún mayor con sus ideas y sus concepciones revolucionarias, seremos mejores en el estudio, en el trabajo y en la defensa de la patria, mucho más altruistas, consagrados e intransigentes, sentir que en cada uno de nosotros continúa la obra siempre perfectible de los revolucionarios verdaderos como él, los que encuentran en el cumplimiento del deber la mayor satisfacción.
Nuestro querido Fidel marcha hacia la inmortalidad, y hoy, sobreponiéndonos al dolor, ratificamos las nuevas generaciones de cubanos que jamás dejaremos de ser fieles a su legado y no defraudaremos la confianza que siempre depositó en la juventud.
Y si un día de octubre de 1967 nuestro Comandante nos pidió que fuéramos como el Che, paradigma de trabajo y entrega, hoy debemos decir que los niños, adolescentes y jóvenes cubanos de esta generación aspiramos a ser como Fidel.
Gracias, querido Comandante; gracias, querido Raúl por luchar tanto y entregarnos esta Revolución victoriosa y esta patria libre y digna.
Comandante, tus niños y jóvenes te hemos llorado, te hemos aclamado, te hemos jurado fidelidad y compromiso, y no podía ser de otra manera. Esta juventud es fruto de tu lucha, es hija de Raúl, de la generación histórica, y estamos dispuestos a defender la Revolución al precio que sea necesario.
Los jóvenes cubanos asumimos una sola orden: Cuidar siempre esta Revolución.
Juramos luchar mientras exista imperialismo y con la guía certera de nuestro Partido no fallaremos.
¡Hasta la victoria siempre!
¡Viva eternamente nuestro Comandante Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos! (Exclamaciones.)