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Cumplido el programa del Moncada

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Periódico Granma

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Con la firma de la Ley de Reforma Urbana, el Gobierno Revolucionario declaró ante el pueblo cubano y el mundo que la Revolución Cubana había cumplido con el Programa del Moncada.
 
Durante los días 13 y 14 de octubre de 1960, el Consejo de Ministros desarrolló una histórica reunión en la cual se aprobaron importantes leyes. Tras la firma de la Ley No. 890 y la No. 891, a la 01:45 de la madrugada, se levantó la sesión para reanudarla horas después.
En la tarde del viernes 14, el Consejo de Ministros continuó la sesión en la que fueron aprobadas la Ley de Reforma Urbana y la Ley de Solares y Fincas de Recreo.
 
TRASCENDENCIA DE LA LEY DE REFORMA URBANA
 
Con la firma de la Ley de Reforma Urbana, el Gobierno Revolucionario declaró ante el pueblo cubano y el mundo que la Revolución Cubana había cumplido con el Programa del Moncada, contenido en La historia me absolverá donde —con­cretados en seis puntos—, se recogían los principales problemas de la nación hacia los cuales se dirigirían todos los esfuerzos tras la conquista de las libertades públicas y la democracia política. Ellos eran: el problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo.
 
En un programa especial de Ante la Prensa, la tarde del 15 de octubre, al referirse a la significación y esencia de esta ley aprobada 22 meses después del triunfo de la Re­vo­lu­ción, Fidel expuso:
 
“La Ley de la Reforma Urbana se concibió desde la época del Moncada. Además, es el único punto que faltaba del Programa del Moncada. Así que tiene sus orígenes en aquella época. […] El principio fundamental de esta Ley era convertir en propietario de las casas a los arrendatarios. ¿Por qué? Porque en realidad el arrendatario está pagando casi durante 15, 20, 25... hay familias que llevan 30 años pagando casa. Han pagado la casa varias veces. Nunca son dueños de la casa”.[1]
 
En su amplia exposición, Fidel calificó de históricos estos días de octubre, por cuanto se había cumplido el Programa del Moncada “que ha sido, dijo, el documento que guió la conducta del Gobierno Revolucionario y el documento que guía, o los principios que guían, la conducta del Gobierno Revolucionario en este momento”.
 
Como coincidencia simbólica, ese 14 de octubre quedó constituida la Comisión Nacional de Alfabetización, que orientaría la labor alfabetizadora de la república a fin de que durante el año 1961 fuese erradicado el analfabetismo en Cuba, una de las principales batallas que se preparaban para 1961.
 
EL NUEVO PROGRAMA DE LA REVOLUCIÓN
 
Ese sábado 15 de octubre, momentos antes de explicar la importancia que revestía la Ley de Reforma Urbana, Fidel destacó que atendiendo a la escalada en las acciones que el gobierno de Estados Unidos perpetraba contra nuestro pueblo, Cuba y su Revolución estaban viviendo momentos decisivos que requerían de un gran esfuerzo, pues se estaban debatiendo dos cuestiones: los sueños del pueblo cubano y el sueño de los enemigos de la Revolución.
 
“Los primeros —dijo— quieren ver culminados los ideales; los segundos, ver pulverizada la Revolución”.
 
Con la aprobación de las leyes declaró cerrada una etapa decisiva y fundamental de la Revolución que, a partir de ahora, iniciaba una nueva. El Gobierno
 
Revolucionario había cumplido el Programa del Moncada y, en muchos aspectos, lo había superado.
 
El líder revolucionario informó a su pueblo que, a partir de ese momento, otro histórico documento guiaría a la Rev­o­lu­ción cuando expresó: “Entramos en una nueva etapa; los mé­todos son distintos; nuestros principios están hoy sintetizados en la Declaración de La Habana”.[2]
 
Concluida la etapa democrático-popular, agraria y antimperialista de la Revolución, a partir del 15 de octubre de 1960, la Declaración de La Habana, aprobada por el pueblo cubano, unas semanas antes, el 2 de septiembre de 1960, pasó a ser el programa de lucha de la Revolución Cubana.
 
La Declaración de La Habana fue, sin dudas, el antecedente de la proclamación del carácter socialista de la Revolución el 16 de abril de 1961. Así lo reconoció Fidel en el artículo que escribiera en septiembre de 1961 para el primer número de la revista Cuba Socialista, “La Revolución no se hizo socialista ese día. Era socialista en su voluntad y en sus aspiraciones definidas, cuando el pueblo formuló la Declaración de La Habana”.
 
[1] Revolución, 17 de octubre de 1960, La Habana, p. 10.
[2] Ibídem.