“La poderosa potencia del norte fue siempre hostil a nuestra lucha, pues desde hacía mucho tiempo le había asignado el destino manifiesto de formar parte de su territorio en plena expansión.
Llegado el momento, la decadencia del imperio español, donde nunca se ponía el Sol, le facilitó el zarpazo a la nueva potencia imperial para arrebatarle Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Buscó los pretextos, utilizó el engaño y la mentira, reconoció que de hecho y de derecho el pueblo cubano era libre e independiente, con lo cual buscaba el apoyo de sus aguerridos combatientes para apoyar la guerra de los interventores.”
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Las ideas inmortales de Martí, 22 de mayo de 2008