Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto efectuado en la Plaza "Inter Dem Zwinger", en la ciudad de Dresde, RDA, El 16 de Junio de 1972
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Queridos compañeros estudiantes y jóvenes:
Se ha improvisado hoy una reunión de nuestra delegación con los estudiantes y los jóvenes de Dresde. Pero ustedes tienen una manera tal de improvisar las cosas que han traído aquí a toda la población de Dresde (APLAUSOS). Y además, eso se llama la ola en español.
Además, me han asignado la responsabilidad de dirigirles la palabra, y nada menos que en español, lo cual es una tarea difícil, todo como consecuencia de que ustedes no han estudiado todavía bien el español.
Para nosotros ha constituido un hecho de extraordinario interés visitar la ciudad de Dresde. Hace apenas unas horas llegamos a esta ciudad y lamentablemente nos tendremos que marchar dentro de algunas horas también. No es que alguien se oponga a que estemos más tiempo. ¡Nadie se opone a que estemos más tiempo, excepto el programa! (RISAS) Porque estamos haciendo un viaje por 10 países, RDA es el octavo país. Estamos como los corredores del maratón, al final de la jornada ya, y por eso tenemos que hacer una visita rápida. Pero comprendemos perfectamente que no se puede conocer a Dresde en un día, no se puede comprender su vida, su historia y su trabajo en un día.
Sin embargo, hemos percibido lo que ustedes han hecho en estos años. Nos hemos percatado desde qué punto tuvieron ustedes que iniciar otra vez la vida en esta ciudad. Hemos visto las fotos de la ciudad destruida en el mes de febrero de 1945, y nuestro asombro ha sido muy grande al conocer que en esta ciudad no se producían armas y que fue destruida el 13 y el 14 de febrero de 1945 en un acto innecesario de crueldad y de terror; que 35 000 personas perdieron la vida.
Es decir que en Dresde nos encontramos en una situación similar a la que ocurrió en dos ciudades: Hiroshima y Nagasaki. Aquellas fueron destruidas con armas nucleares y esta ciudad con miles de aviones de bombardeo: ¡Treinta y cinco mil muertos! Las diferencias no fueron mucho mayores que las diferencias de un bombardeo nuclear. Fue, sin duda de ninguna clase, un hecho de orden injustificable, un acto de terror político, para destruir una de las más bellas ciudades de este país.
Hoy se ha sabido históricamente cómo los imperialistas yankis hicieron tales actos en varias ciudades, y cómo seleccionaron sus objetivos, y cómo donde había intereses económicos vinculados a los monopolios yankis, o donde existían objetivos económicos vinculados a la posguerra, a sus intereses de posguerra, no los bombardeaban, y en cambio emplearon todo su poder destructivo en ocasiones sobre ciudades, como el caso de Dresde.
Y si se denuncia internacionalmente el crimen de Hiroshima y Nagasaki porque no eran objetivos militares, es correcto también que se denuncie internacionalmente el crimen cometido sobre Dresde (APLAUSOS).
Sin embargo, han pasado ya más de 25 años, aunque quedan todavía en parte las heridas de la guerra, guerra que nos enseñó dos cosas: cuál es la irresponsabilidad y los crímenes de los fascistas, qué daño hizo al mundo y qué daño hizo a los pueblos el fascismo y qué catastróficas consecuencias trajo para la humanidad; se pudo ver también con qué criterio actúan en la guerra los intereses monopolistas. Pero todavía ustedes están restableciéndose de las heridas recibidas, y se ven las huellas todavía en diversos edificios que ustedes aspiran a restaurar más tarde o más temprano.
En la mañana de hoy visitamos el edificio de la municipalidad, vimos los proyectos de desarrollo de la ciudad, y no dudamos de que esta ciudad volverá a ser una de las más bellas del mundo (APLAUSOS).
Es obvio y es claro que verdaderos talentos han trabajado para crear el nuevo Dresde. Pero a la vez, viajando por otras zonas de la ciudad veíamos edificios aislados, de los que quedaron del antiguo Dresde, y comentábamos con los compañeros de la RDA qué extraordinaria, qué fabulosa ciudad debió ser esta antes de la guerra. Sin embargo hoy no queda otra cosa que hacer que restaurar aquellos edificios que sea posible restaurar con su antigua arquitectura y construir la nueva ciudad con la arquitectura nueva.
Hay cosas de carácter histórico que se han perdido irremisiblemente y que deben alimentar nuestra conciencia y nuestra repulsa a las ideas reaccionarias, a las ideas de los imperialistas, de los monopolistas y de los fascistas.
Ahora bien: nosotros procedemos de otra región del mundo que no tuvo la posibilidad de crear esos valores arquitectónicos y artísticos, de pueblos que vivieron bajo el coloniaje y bajo el imperialismo durante siglos, de pueblos que fueron saqueados incesantemente y despiadadamente. Nosotros no conocemos destrucciones semejantes. Pero, además, en nuestros países había muy poco que destruir.
Hemos partido de situaciones similares. Tanto para ustedes como para nosotros todo estaba por hacer, con una diferencia; que ustedes restauraron edificios donde había edificios, ustedes reconstruían fábricas donde había fábricas, que ustedes desarrollaban las instituciones educacionales y científicas, al menos donde existía la base cultural, ustedes tenían las tradiciones, ustedes tenían la cultura industrial, ustedes tenían la clase obrera, que son los creadores de las riquezas y que habían acumulado experiencias durante mucho tiempo. No se improvisan los trabajadores de la mecánica de precisión, ni de la óptica, ni los de la metalurgia, ni los de la electrónica y, en general, no se improvisa una clase trabajadora industrializada.
En nuestros países partiendo de cero, tenemos que tratar de hacer todo eso. De ahí las dificultades que confrontamos, de ahí la presencia de numerosos jóvenes, jóvenes de más de 50 países, estudiando aquí en los centros educacionales de Dresde.
Pero, en fin, nos hemos estado refiriendo a cosas históricas, y ustedes no son cosas históricas. Ustedes son un producto de la historia, pero viven el presente, son jóvenes. Ustedes no conocieron los horrores de la guerra. La inmensa mayoría de ustedes no conoció los duros sacrificios de los que tuvieron que vivir bajo el terror fascista, de los que padecieron la represión, de los que vivieron en la clandestinidad, o de los que tuvieron que pasar por los campos de concentración.
Ustedes no conocieron las barbaridades de la guerra, e incluso ustedes no tuvieron oportunidad de participar en la reconstrucción de los primeros años.
Ustedes constituyen una nueva generación que no ha tenido esas experiencias, que ha tenido el privilegio de vivir en una época de paz, quizás en uno de los más largos períodos de paz que ha conocido Europa.
Ustedes se han encontrado ya una economía en auge, en pleno desarrollo. Ustedes se han encontrado un Estado obrero en pleno desarrollo. Ustedes se han encontrado un Estado obrero-campesino organizado, constituido, que ha trabajado muy duramente. Ese primer Estado socialista alemán de obreros y campesinos tuvo que partir también de una situación muy difícil. Si Dresde tuvo que reconstruirse a partir de las ruinas que dejaron los bombardeos, este primer Estado de obreros y campesinos tuvo que construirse sobre las ruinas ideológicas que dejó el fascismo. Y nosotros podemos asegurarles que ha constituido una verdadera proeza política y revolucionaria.
Mas, ¿cuál será el papel de esta generación? ¿Cuál será el papel de ustedes en el mundo de hoy y de mañana? ¿Es que acaso los problemas en el mundo han desaparecido? ¿Es que acaso la juventud no tiene hoy una gran tarea? Nosotros entendemos que ustedes, los jóvenes estudiantes y los jóvenes en general de la RDA, igual que la juventud cubana y los estudiantes cubanos, tienen una gran tarea por delante. En el plano interno ustedes tienen que continuar la obra que se ha realizado hasta aquí, la consolidación del Estado socialista en todos los terrenos. En el plano ideológico ustedes tienen una dura lucha que librar con el mundo imperialista, contra sus recursos políticos, contra sus instrumentos ideológicos, contra sus espejismos y sus engaños.
En el plano ideológico esta nueva generación de la RDA tiene que librar —como han librado los jóvenes cubanos y como tendrán que librar los jóvenes cubanos— una batalla muy dura (APLAUSOS).
Nosotros vivimos muy próximos a Estados Unidos en un país pequeño, de economía subdesarrollada. Podemos decir con toda claridad que en un país pobre. Sobre ese país el imperialismo yanki ejerció durante medio siglo una gran influencia política, una gran influencia cultural, una gran influencia ideológica, ejerció un total dominio de nuestra economía. Y Estados Unidos se trata precisamente del país capitalista más industrializado, que acumuló enormes riquezas, que era dueño de los recursos naturales de los países de América Latina, del petróleo, del cobre, del hierro y de todos los minerales, era dueño, además, de los recursos naturales de otros muchos países de Asia y de Africa: un país que culminó la Segunda Guerra con sus industrias intactas: un país que acumuló en sus reservas de oro 30 000 millones. Prácticamente todo el oro del mundo estaba en la Tesorería de Estados Unidos cuando se acabó la guerra.
Y la lucha ideológica del pueblo cubano fue la lucha de un país pobre contra la oligarquía de un país rico, la ideología de un país pobre contra la ideología de un país rico; la lucha de un país pobre donde había muchos analfabetos; la lucha de un país que no tenía ingenieros, que no tenía técnicos; la lucha de un país que no tenía una clase obrera calificada; prácticamente la lucha de un país agrícola contra un país industrial. Y en esa lucha la esencia consistía en saber cuáles eran las ideas justas y cuáles eran las ideas injustas; si ellos tenían razón o nosotros teníamos razón, si debíamos vivir en una sociedad de explotadores y explotados —como la que existía en Estados Unidos—, o teníamos que vivir en una sociedad sin explotadores y sin explotados —como la que estamos llevando adelante en nuestra patria.
y nosotros sabemos por experiencia cómo usan los imperialistas sus riquezas, cómo tratan de confundir a las masas, cómo tratan de establecer una mentira frente a una verdad histórica, cómo tratan de demostrar que su sistema social es justo, porque ellos son ricos, y demostrar que nuestro sistema social es injusto porque nosotros somos pobres.
Y la única verdad histórica es que los capitalistas acumularon sus riquezas explotando a los obreros y explotando a los pueblos sometidos al coloniaje más bárbaro en estos años, y que nuestros pueblos son pueblos pobres porque fueron explotados durante siglos por el colonialismo y el imperialismo.
Los imperialistas hicieron todo lo posible por llevarnos los pocos técnicos con que contábamos, los ingenieros y los médicos. Una profesión que había adquirido algún desarrollo era la profesión de los médicos. Al triunfo de la Revolución en Cuba había 6 000 médicos. Naturalmente esos médicos vivían casi todos en la capital de la república; había regiones con más de medio millón de habitantes que no tenían ni un solo médico en los campos.
Los imperialistas al triunfo de la Revolución abrieron las puertas de Estados Unidos de par en par para que todos los profesores, todos los médicos, todos los ingenieros, todos los que tuvieran algún conocimiento que quisieran marcharse a Estados Unidos lo hicieran. Les ofrecían sus riquezas, su standard de vida alto, los tentaban por todos los medios. Y, efectivamente, lograron influir en una parte importante de esos técnicos; de 6 000 médicos que había en Cuba al triunfo de la Revolución, los Estados Unidos se llevaron 3 000 médicos. Así por el estilo, se llevaron muchos de los ingenieros que había, profesores, maestros.
Ellos no se limitaron al bloqueo económico total de Cuba. Ellos se llevaron a muchos técnicos. Y, por supuesto, los burgueses y los terratenientes se llevaron a sus administradores, a los que tenían experiencia en dirigir la producción industrial y la producción agrícola.
Pero el pueblo permaneció firme. Firme a pesar de su pobreza, firme a pesar de la incultura. Nos referimos a la cultura técnica, no así a la cultura política, porque nuestro pueblo comenzó inmediatamente a desarrollar una gran cultura política.
Los imperialistas usaban los medios de comunicación de masas: la radio, la televisión, las cartas, todos los medios de comunicación. Millones de cubanos han recibido cartas donde presentan a un exilado con un automóvil, o en una fiesta, sencillamente tratando de debilitar la conciencia del pueblo, haciendo propaganda para el sistema imperialista.
En medio de esas condiciones se libró la lucha ideológica en Cuba, y en medio de esas condiciones nuestro pueblo ha ido ganando la batalla (APLAUSOS).
Nosotros no somos chovinistas. Nosotros no cultivamos el chovinismo ni el nacionalismo estrechos. Nosotros luchamos contra esas tendencias. Todo lo contrario: hemos luchado por crear en nuestro pueblo el espíritu internacionalista (APLAUSOS). Pero citamos el ejemplo de nuestro país porque creemos que algún día la historia registrará cómo en ese enfrentamiento de posiciones ideológicas nuestro pequeño país, representando, digamos, a una gran parte del mundo que vive en condiciones similares, libró la batalla ideológica con el país capitalista más industrializado y más rico, y cómo se ganó esa batalla.
Los imperialistas trataron de impedir que las ideas revolucionarias de Cuba se extendieran por América Latina. Usaron su influencia en los organismos internacionales para obligar a la casi totalidad de los países de América Latina a romper relaciones con Cuba, romper relaciones diplomáticas y comerciales. Y, por supuesto, para romper todas las relaciones diplomáticas y comerciales de Estados Unidos con Cuba, trataban de aislar a Cuba. No se sentían ya tan seguros de su ideología.
Porque si ellos tenían razón, si su causa hubiera sido justa, si nuestra causa hubiera sido injusta, nuestro pueblo —que tiene las armas en la mano— no necesitaba que nadie le dijera qué tenía que hacer, nuestro pueblo habría cambiado las cosas. Pero no ocurría así. Todo lo contrario: el pueblo se unía cada vez más en torno a la Revolución, el pueblo profundizaba cada vez más su conciencia revolucionaria.
¿Y qué ocurre hoy? Las ideas revolucionarias se extienden por todo el continente, se extienden por los pueblos hermanos de la América Latina. Pero algo más: las ideas revolucionarias comienzan a extenderse en los propios Estados Unidos (APLAUSOS).
Y nosotros no tenemos dudas de cuál será el resultado histórico. Nosotros sabemos que algún día las ideas revolucionarias triunfarán en toda la América Latina, y que algún día las ideas revolucionarias triunfarán en los propios Estados Unidos.
La realidad histórica está a favor de esas ideas, y facilita el camino de su triunfo.
¿Pero cómo el pequeño país pobre pudo enfrentar esa tarea? Apoyándose en las ideas revolucionarias, apoyándose en las ideas irrebatibles del marxismo-leninismo (APLAUSOS), estudiando, analizando, profundizando. Así no solo se ha desarrollado una profunda conciencia socialista sino también una profunda conciencia internacionalista. En nuestro país existe una información completa de todos los problemas del mundo. Dondequiera que los imperialistas cometen un acto de bandidaje, cometen una fechoría, cometen un crimen, nuestro pueblo recibe la más completa y amplia información, sucedan los hechos en el Congo, en Argelia, en el Cercano Oriente, en Africa del Sur, en Santo Domingo, en Panamá o en Indochina, que ha sido una de las escuelas que más ha educado a nuestro pueblo.
Las masas aprenden a profundizar y a distinguir y a conocer los orígenes y las leyes que rigen la conducta del imperialismo, de los principios que rigen la conducta del socialismo.
En nuestro país podemos decir que si hacen falta médicos para ir a Perú a ayudar en caso de un terremoto, si hacen falta técnicos, si hacen falta incluso combatientes para ayudar a cualquier pueblo, en nuestro país los jóvenes están dispuestos a presentarse masivamente para desempeñar cualesquiera de esas tareas (APLAUSOS).
Nosotros creemos que los jóvenes de la RDA y los jóvenes de Cuba tienen en común una gran tarea por delante. El imperialismo yanki hizo todo lo posible por aislar a la RDA, hizo todo lo posible para que ningún Estado del mundo, ningún Estado capitalista, reconociera al Estado socialista de obreros y campesinos de la RDA, le impuso también el bloqueo económico, impidió el desarrollo de los vínculos diplomáticos y económicos con el resto del mundo.
Ustedes, igual que nosotros, conocen el aislamiento, conocen el bloqueo diplomático y el bloqueo económico. Ustedes, igual que nosotros, han tenido que librar una dura lucha. Ustedes, igual que nosotros, han avanzado. El espíritu del pueblo de la RDA y de la juventud de la RDA nosotros podemos observarlo: es un espíritu combativo. Es que ustedes, igual que nosotros, han estado muy cerca de las fronteras del capitalismo y del imperialismo. Ustedes, igual que nosotros, han estado en la primera línea de esa lucha. Los jóvenes de Cuba y de la RDA, los pueblos de Cuba y de la RDA están llamados a hermanarse cada vez más en la lucha, a unirse cada vez más en la lucha ideológica, a unirse cada vez más en la lucha política frente al imperialismo (APLAUSOS).
Ustedes están en Europa. Nosotros estamos en la América Latina. Pero el mundo donde vivimos nosotros, el continente latinoamericano, al igual que el de Asia y al igual que el de Africa, son regiones del mundo muy pobres. La humanidad entera y nuestros propios pueblos tienen un reto muy grande por delante.
La población humana crece. Dentro de 25 años habrá 6 000 millones de seres humanos en nuestro planeta. Y dentro de 25 años la inmensa mayoría de ustedes serán todavía jóvenes, o relativamente jóvenes (APLAUSOS). De manera que los problemas que van a ocurrir en el mundo dentro de 25 años les interesan mucho a ustedes.
Nos tratamos de imaginar el mundo dentro de 25 años. Si nos imaginamos Dresde, es fácil: ya todo ese plan director, y mucho más, estará terminado; ya todos los edificios estarán restaurados hace mucho rato (APLAUSOS); quién sabe el desarrollo que haya alcanzado la electrónica, la mecánica y sobre todo la mecánica de precisión; quién sabe las maravillas que ustedes estarán haciendo para esa fecha; quién sabe lo que se habrá desarrollado la pedagogía y la educación; quién sabe cuántos jóvenes realizando estudios superiores habrá para esa época.
Porque si miramos 20 años atrás, ahora hay diez veces más estudiantes que en aquella época. ¿Cómo será dentro de 25 años? ¿Cómo será Berlín Socialista? ¿Cómo será Halle?
Ayer visitamos la ciudad de Nuevo Halle y vimos lo que se está haciendo allí. Comparábamos incluso aquello con las noticias que nosotros tenemos de las ciudades capitalistas. Realmente no habrá ninguna ciudad capitalista que tenga las condiciones humanas que va a tener esa ciudad (APLAUSOS). Ninguna ciudad capitalista se construye dejando los espacios abiertos para las áreas verdes. En el capitalismo se comercia con cada metro cuadrado de terreno. No existe ninguna ciudad capitalista con esas avenidas; en ninguna ciudad capitalista se construyen los edificios de apartamentos conjuntamente con los campos de recreación, con los círculos infantiles, con las escuelas primarias, con los institutos tecnológicos, con los centros culturales. En ninguna ciudad capitalista crece una juventud y crece una niñez como esa que nosotros hemos visto aquí y como esa que nosotros hemos visto en todos los lugares donde hemos estado en la RDA.
Desde luego que podemos imaginarnos cómo será la RDA dentro de 25 años. Pero también tenemos el deber de imaginarnos cómo será América Latina, cómo será Africa, cómo será Asia, cómo serán esos países, muchos de los cuales todavía no han alcanzado su independencia; cómo serán esos países que dentro de 25 años tendrán el doble de población y donde en muchos de ellos la vida humana no alcanza los 35 años de promedio, donde el analfabetismo alcanza cifras superiores al 50% ó al 60%, donde no se participa siquiera en la lucha por el dominio de la ciencia y de la técnica. ¿Cuáles serán los problemas de esos países?
Y esos son problemas nuestros, pero serán también problemas de ustedes; serán problemas de toda la humanidad; pero serán problemas fundamentalmente de la juventud revolucionaria, de la juventud que crece y se desarrolla en los países socialistas.
No todo estará hecho. Habrá mucho por hacer y una buena parte de esa tarea les corresponderá a ustedes.
El próximo año el Festival Mundial de la Juventud tendrá lugar en Berlín Socialista, y ustedes tendrán oportunidad de estrechar vínculos con la juventud de todo el mundo. A nosotros nos satisface mucho que ese festival sea en la RDA y en Berlín Socialista. Y nuestros jóvenes harán el máximo para que el festival sea un éxito, para que el festival sea una gran victoria del pueblo de la RDA (APLAUSOS). Porque sabemos que el festival ayudará a combatir el aislamiento de la RDA, ayudará a combatir las campañas y las mentiras de los imperialistas, y el festival ayudará a la juventud de la RDA a tomar conciencia de los problemas del mundo, de ese mundo que tiene que ver mucho con su propio futuro.
Ustedes están mucho más avanzados que cualesquiera de nuestros países en el dominio de la ciencia y de la técnica. En los años futuros miles y miles de ingenieros y de técnicos y de especialistas saldrán de las universidades de la RDA, y esos técnicos se necesitan aquí y se necesitan también en nuestros pueblos. Por mucho esfuerzo que hagamos en el camino de la educación, y Cuba está haciendo un esfuerzo gigantesco en este terreno, Cuba ha logrado grandes avances en ese terreno, pero aun así, durante mucho tiempo necesitaremos el asesoramiento técnico, y otros pueblos lo necesitan aún más que nosotros.
Hay otra cuestión importante: ¿qué empleo, qué uso le vamos a dar a la ciencia y a la técnica? Nosotros sabemos qué hacen los imperialistas con la técnica y con la ciencia, y nosotros sabemos que en primer lugar la están empleando para la guerra. Nosotros podemos observar lo que hacen los imperialistas yankis en Viet Nam cómo emplean la electrónica en Viet Nam para matar, cómo emplean los rayos láser para incrementar la precisión y la capacidad destructiva de sus bombas. Nosotros sabemos cómo emplean la guerra de Viet Nam para ensayar sus armas, y cómo la metalurgia, la química, la ingeniería, la matemática, la electrónica, están al servicio de la destrucción y de la muerte.
Sobre Viet Nam han arrojado los imperialistas más de 12 millones de toneladas de bombas. Es más del doble de todas las bombas que se lanzaron en la Segunda Guerra Mundial en todas partes. Sobre Viet Nam los imperialistas arrojan 4 500 toneladas de bombas diariamente, sobre Viet Nam arrojan toneladas de sustancias tóxicas para destruir la vegetación. Millones de hombres, mujeres y niños han muerto allí a consecuencia de los imperialistas.
Luego uno de los problemas que se tiene que plantear la juventud estudiosa de los países socialistas es que a la inversa tenemos que emplear la ciencia y la técnica: no para destruir sino para crear, para vencer la pobreza, para proteger y prolongar la vida, para llevar el bienestar al hombre. Y ahí tienen ustedes, los futuros técnicos, los futuros especialistas, una de las más nobles tareas a las que se pueda dedicar el ser humano.
No hay que lamentarse por no haber nacido en otra época, no hay que imaginarse que la revolución está hecha en todo el mundo. La revolución ha avanzado en unos países más que en otros, pero miles de millones de seres humanos esperan todavía por la revolución social, por la revolución técnica, por la revolución científica.
Y si a nosotros nos preguntaran cuál será la tarea principal de los jóvenes de los países socialistas en el futuro, nosotros diríamos: ¡esa es la tarea!
Es posible que algún día, como técnicos y como especialistas, algunos de ustedes visiten Cuba y trabajen en Cuba. Algunos de ustedes visiten y trabajen en Viet Nam; algunos de ustedes trabajen en otros países del mundo donde sin dudas serán necesarios sus conocimientos.
Ayer visitábamos una escuela de la RDA, precisamente en Halle. Observábamos los medios audiovisuales de educación, los medios para enseñar la física, la química, los medios para enseñar los idiomas, veíamos las instalaciones deportivas, los medios para enseñar el deporte, y realmente lo comparábamos con lo que nuestros países han podido conocer.
Solamente en el campo de la pedagogía, llevando al mundo esa moderna técnica de enseñar, desarrollando esos medios de educación, se le prestaría a la humanidad servicios inestimables.
Tuvimos la oportunidad de ver los niveles de los muchachos, de ver sus avances. Realmente nos impresionó la calidad de la enseñanza. Nos impresionaron las perspectivas que tienen esos niños de la RDA. Imaginamos, por eso, los niveles de ustedes. No sé si estaré diciendo o no una verdad; ustedes se podrán decir sí o no. Pero tengo la impresión de que ustedes van a ser magníficos técnicos, magníficos matemáticos, magníficos ingenieros, magníficos médicos (APLAUSOS).
Nos satisface saber que ya 50 jóvenes cubanos se han graduado en los centros de educación de Dresde, que hay un contingente de cubanos estudiando ahora aquí. Yo no sé cómo se portan, no sé si se portan bien o se portan mal, pero ustedes me lo pueden decir, no sé si son malos estudiantes o buenos estudiantes. Pero a decir verdad, en general nuestros jóvenes cuando vienen a las universidades de los países socialistas reflejan todavía las deficiencias de nuestra escuela primaria, las deficiencias de nuestras escuelas medias, de nuestras escuelas preuniversitarias. Esa es una realidad que hemos podido observar por todas partes, y que reflejan la diferencia de niveles ya en la educación primaria o secundaria, entre los países socialistas y Cuba. Pero también hemos podido constatar que tienen un magnífico espíritu revolucionario (APLAUSOS), un magnífico espíritu de camaradería con los compañeros cubanos que se encuentran en Dresde. Y con los compañeros estudiantes cubanos que se encuentran en cualquier parte de cualquier país socialista se podrá contar siempre con ellos para cualquier esfuerzo, para cualquier trabajo, para cualquier contribución en cualquier sentido, porque eso forma parte de la educación que nuestra juventud recibe.
Lo mismo nosotros sabemos la conducta de los estudiantes vietnamitas en todas partes (APLAUSOS). Hay miles de jóvenes vietnamitas estudiando en todos los países socialistas, y en todas partes se encuentran —a pesar de las dificultades del idioma— entre los más tenaces estudiantes, entre los más abnegados, entre los mejores estudiantes.
Por eso por lo general nosotros a los jóvenes cubanos les decimos: emulen con los vietnamitas, emulen con los jóvenes vietnamitas, imiten a los jóvenes vietnamitas en el estudio (APLAUSOS). Y les decimos también que traten de aprovechar el tiempo, que traten de compensar las deficiencias que trajeron de la enseñanza media y primaria y que traten de alcanzar los más altos niveles de conocimiento. Esa es la consigna y esa es la línea para los jóvenes cubanos.
Nosotros hemos recibido una inmensa ayuda del campo socialista, muy especialmente de la Unión Soviética, tanto en el campo técnico como en el campo económico. Las armas con que nuestro pueblo se ha defendido de los imperialistas las recibió del campo socialista, las recibió de la Unión Soviética. Pero también nosotros nos sentimos comprometidos con el resto del mundo, sumamos los esfuerzos a la comunidad socialista, ya nuestros técnicos, que algún día saldrán también en masa de nuestras universidades, estarán dispuestos a marchar a cualquier lugar del mundo donde se requiera su presencia, donde se requieran sus conocimientos.
Compañeros estudiantes, compañeros jóvenes: muchas gracias por la recepción de hoy. Me excusan un poquito si he sido extenso (APLAUSOS). Y de las equivocaciones, por favor, ustedes culpen al traductor y no me culpen a mí (RISAS).
Al marcharnos queremos dejarles nuestra impresión de optimismo acerca del futuro de la RDA, acerca del futuro de su juventud. Deseamos expresarles nuestra enorme confianza en los jóvenes de la RDA, en ustedes.
¡Que vivan los jóvenes de la República Democrática Alemana! (APLAUSOS)
¡Que viva la amistad entre los pueblos de Cuba y la RDA! (APLAUSOS)
¡Que viva el internacionalismo proletario! (APLAUSOS)