Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en el acto de clausura del II Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, efectuado en el teatro "Lazaro Peña", el 29 de noviembre de 1974
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Queridas invitadas;
Queridos compañeros del Partido y del Gobierno;
Queridas compañeras de la Federación de Mujeres Cubanas:
Hemos llegado al final de este hermoso Congreso. Y no es fácil de sintetizar un evento tan lleno de frutos y de esperanzas.
En primer lugar, no ha sido un Congreso enteramente nuestro; lo hemos compartido ampliamente con una digna y representativa delegación de las mujeres revolucionarias de todo el mundo.
La presencia en este Congreso de compañeras tan prestigiosas como Fanny Edelman, Valentina Tereshkova, Angela Davis, Hortensia Bussi; la presencia numerosa de las mujeres de los pueblos hermanos de América Latina; la presencia de las mujeres árabes, y en especial de la delegación del heroico pueblo de Palestina; la presencia de las mujeres de Indochina, y entre ellas las del mil veces heroico pueblo vietnamita (APLAUSOS); la de las mujeres coreanas, la de las mujeres de los pueblos revolucionarios y progresistas de Africa, la de las mujeres de nuestros hermanos países socialistas, y la representación de las mujeres trabajadoras de Europa Occidental, ¿no nos está diciendo que aquí se ha reunido la representación de las causas más nobles y más justas de todo el mundo?
Por encima de los océanos, de las fronteras y de los idiomas, las representaciones de las mujeres progresistas de todo el mundo se han dado la mano en este Congreso. Y no se adapta uno a la terminología de extranjeras para calificar estas delegaciones, porque en todo instante hemos experimentado la sensación de que somos parte de una misma patria, de un mismo pueblo: la patria universal, la población humana. Lo que demuestra que nada separa a los pueblos sino la explotación y la injusticia, y nada une tanto a los pueblos como la comunidad de ideales y la aspiración de la justicia.
Los temas que hemos estado abordando en este Congreso tienen un interés realmente universal. No se trata solo de los problemas de la mujer cubana, sino de los problemas de la mayor parte de las mujeres en el mundo.
Se hace evidente que la mujer necesita participar de la lucha contra la explotación, contra el imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el racismo; en dos palabras: la lucha por la liberación nacional. Pero cuando al fin se alcanza el objetivo de la liberación nacional, las mujeres deben seguir luchando por su propia liberación dentro de la sociedad humana (APLAUSOS).
Nosotros hemos traído algunos datos sobre un informe elaborado por el Departamento de Estadísticas de las Naciones Unidas, que revelan la situación de la mujer en casi todo el mundo.
La mujer representa el 34% de la ocupación; es decir, 515 millones de trabajadoras. Para fines de la década actual, esa cifra se calcula que ascenderá a 600 millones y a 842 millones, en el año 2000.
En Europa Occidental y América del Norte, la mujer constituye entre el 30% y el 40% de la fuerza laboral.
Pese al creciente número de mujeres en las filas de la ocupación, en particular en puestos profesionales y técnicos, el informe de las Naciones Unidas señala que están en desventaja salarial respecto de los hombres. "Si bien es verdad" —dice el informe— "que son pocas las barreras legales a la igualdad de oportunidad de empleo que se levantan ante la mujer y que el principio de igual salario por igual trabajo es ahora universalmente aceptado, la situación en la práctica exige la urgente aplicación de medidas para eliminar tal discriminación".
En numerosos países industrializados, los salarios femeninos equivalen a aproximadamente del 50% al 80% del que percibe el hombre por las mismas horas de trabajo. En las naciones en vías de desarrollo, lo bajo del salario femenino indica que las mujeres desempeñan los trabajos y puestos que ocupan los niveles más bajos en cuanto a pericia y retribución.
En general este informe se refiere a la cuestión de los salarios. No señala, desde luego, la infinidad de problemas que afectan a la mujer en la sociedad de clases del mundo capitalista.
Desde luego que en los países socialistas la mujer ha avanzado un largo trecho en el camino de su liberación. Pero, si nos preguntamos por nuestra propia situación: nosotros, que somos un país socialista, que llevamos casi 16 años de Revolución, ¿podemos afirmar acaso que la mujer cubana ha adquirido en la práctica plena igualdad de derechos y que está absolutamente integrada a la sociedad cubana?
Podemos analizar, por ejemplo, algunos datos. Antes de la Revolución, había 194 000 mujeres ocupadas. De ellas, según se señaló aquí en un informe, el 70% en labores domésticas. Hoy tenemos tres veces más mujeres trabajando. La cifra de mujeres en la ocupación estatal civil, que como ustedes saben atiende la mayoría de las actividades productivas, los servicios y la administración, emplea 590 000 mujeres de un total de 2 331 000 personas ocupadas. Es decir, el 25,3 de los trabajadores son mujeres. Sin embargo, el número de mujeres que ocupan cargos dirigentes en todo ese aparato productivo, de servicios y administrativo, es solamente del 15%. En nuestro Partido la militancia femenina se eleva al 12,79%. Una cifra notablemente baja. Y el número de mujeres que trabajan como cuadros y funcionarios del Partido es solamente de 16%.
Pero tenemos todavía un ejemplo más ilustrativo, relacionado con las elecciones que se efectuaron para elegir los Poderes Populares en la provincia de Matanzas. El número de mujeres presentadas como candidatas fue el 7,6%, y el número de mujeres electas fue el 3%, a lo cual se refirió la compañera de Matanzas.
Los números son realmente para preocuparnos, para que tomemos conciencia de este problema. Porque en esas elecciones los candidatos fueron promovidos por las masas, y las masas solo propusieron un 7,6% de mujeres como candidatas, cuando las mujeres constituyen aproximadamente el 50% de la población. Y las masas eligieron solamente un 3% de mujeres.
¿Quiénes de los que hayan presenciado este Congreso, qué delegada invitada de las que han estado aquí con ustedes durante una semana puede suponer o imaginar o concebir que con un movimiento femenino tan fuerte y tan avanzado políticamente, en unas elecciones se elija solamente un 3% de mujeres?
Y estos datos qué reflejan sino la realidad de que después de más de 15 años de Revolución, en este aspecto estamos todavía atrasados política y culturalmente.
La realidad es que aún subsisten factores objetivos y subjetivos que mantienen una situación de discriminación con relación a la mujer.
Claro que si nosotros comparamos nuestra situación actual con la que existía antes de la Revolución los avances son enormes. Ni siquiera es posible hacer comparación alguna entre la situación que tenia antes la mujer y la situación que tiene actualmente. Pero aquella situación que encontró la Revolución justificó plenamente la creación de la Federación de Mujeres Cubanas. Porque nuestra experiencia nos enseña que cuando un país subdesarrollado como el nuestro se libera e inicia la construcción del socialismo, es necesaria una organización de masas como esta, puesto que la mujer tiene que enfrentarse a innumerables tareas en el seno del proceso revolucionario. Y por eso estimamos que la decisión de desarrollar este movimiento femenino, de crear esta organización que nació el 23 de agosto de 1960, fue realmente una decisión acertada, puesto que las tareas que esta organización ha desarrollado no habrían podido llevarse adelante por otros mecanismos.
¿Qué habría hecho el Partido sin esta organización de mujeres? ¿Qué habría hecho la Revolución?
Es cierto que tenemos otras magníficas organizaciones de masas, como los sindicatos, los CDR, las organizaciones campesinas, las organizaciones juveniles, estudiantiles, la organización de los pioneros y hasta la organización de los círculos infantiles. Pero, ¿qué organización habría podido llenar las tareas que ha cumplido la Federación de Mujeres Cubanas?
La compañera Vilma hizo un magnífico recuento histórico de esas innumerables tareas, pero baste recordar, en primer término, la lucha por desarrollar la cultura y el nivel político en el seno de las mujeres cubanas, ya que en la sociedad capitalista las mujeres cultural y políticamente se quedan rezagadas, padecen un nivel de ignorancia mayor todavía que el hombre, y muchas veces las mujeres en la sociedad de clases son engañadas debido precisamente a ese bajo nivel político y suelen ser empleadas contra los procesos revolucionarios.
Baste recordar que entre esas tareas había varias de mucha importancia. En primer lugar, las tareas relacionadas con la defensa de la Revolución y de la patria, la lucha contra el analfabetismo, la lucha por la educación de las hijas de los campesinos, la lucha por la preparación de las trabajadoras domésticas para empleos productivos, la lucha contra la prostitución, la lucha por incorporar las mujeres al trabajo, la lucha por crear los círculos infantiles, las tareas de apoyo a la educación, las campañas de salud pública, los trabajos sociales, la profundización de la conciencia política e ideológica de las mujeres y la lucha por el desarrollo de un espíritu internacionalista, en el seno de la mujer cubana.
En todos esos campos ha trabajado la Federación y ha cumplido exitosamente todas las tareas que le correspondieron. Y solo las propias mujeres habrían podido desempeñar con tal eficiencia esas actividades.
Pero ahora, en esta etapa actual de la Revolución, la mujer tiene una tarea fundamental, una batalla histórica que librar.
¿Y cuál es esa tarea? ¿Cuál es esa batalla? ¿Podrían responder ustedes?
¿Cuál fue el eje, el centro de los análisis y de los esfuerzos de este Congreso? ¡La lucha por la igualdad de la mujer! (APLAUSOS) ¡La lucha por la integración plena de la mujer cubana a la sociedad!
Y esa es realmente una batalla histórica. Y nosotros creemos que ese objetivo constituye precisamente el centro de este Congreso, porque todavía en la práctica no existe la plena igualdad de la mujer (APLAUSOS).
Y eso lo debemos comprender los revolucionarios, y lo deben comprender las propias mujeres. No es solo desde luego una tarea de las mujeres. ¡Es una tarea de toda la sociedad! (APLAUSOS)
Pero no ha de asustarse nadie porque se hable de la igualdad de la mujer en el seno de la sociedad, aunque algunos se asustaron cuando se lanzó a la discusión el Proyecto de Código de Familia (RISAS Y APLAUSOS). Y BIas nos explicó aquí los muchos diálogos que ha tenido con algunos compañeros que no entendían, y él sintetizó sus ideas con un hermoso argumento de que no era posible la felicidad del hombre sin la felicidad de la mujer (APLAUSOS).
Y no vemos por qué haya de asustarse nadie, porque de lo que no debemos realmente asustarnos como revolucionario es de que tengamos que admitir la realidad de que todavía no hay absoluta igualdad de la mujer en el seno de la sociedad cubana (APLAUSOS).
Lo que debe preocuparnos como revolucionarios es que la obra de la Revolución no sea todavía completa.
Desde luego que en esta falta de igualdad, en esta falta de integración plena, como dije, hay factores de orden objetivo y hay factores de orden subjetivo. Desde luego que todo lo que obstaculice la incorporación de las mujeres al trabajo dificulta este proceso de integración, dificulta este proceso por alcanzar la plena igualdad. Y ustedes han visto que precisamente cuando la mujer se incorpora al trabajo, cuando la mujer deja de realizar las actividades tradicionales e históricas, es que empiezan a ponerse de manifiesto estos problemas.
Conversando con algunas compañeras delegadas a este Congreso, ellas expresaban con gran satisfacción y júbilo que en estos días del Congreso muchos de sus compañeros se habían quedado en la casa atendiendo a los niños para que ellas pudieran venir al Congreso (APLAUSOS). Es incuestionable que si esas mujeres no hubiesen estado integradas a la Federación y realizando estos trabajos, si no fuesen militantes de la Revolución y si no estuviesen participando en este Congreso tal problema nunca se habría presentado en sus hogares, y ni siquiera habría existido la oportunidad de que esos compañeros tomaran conciencia de tal necesidad y de tales deberes.
Entre los factores objetivos que todavía dificultan la incorporación de las mujeres a la superación y al trabajo, algunos de ellos fueron señalados aquí, como es la falta de suficientes círculos, de suficientes seminternados, de suficientes escuelas de becados, los problemas relacionados con la hora del funcionamiento de las escuelas, a los cuales podemos sumar factores como la falta de suficientes empleos en todo el país para incorporar a las mujeres al trabajo y, desde luego, el hecho de que no existe en muchas mujeres el nivel de calificación que se requiere para esos trabajos productivos.
En este orden de cosas, en lo que se refiere a los círculos infantiles y a la educación, por encima de los grandes esfuerzos que ha hecho la Revolución en estos años, en los próximos años —y particularmente en el próximo quinquenio 1976-80— se realizará un esfuerzo todavía mayor, en primer lugar, para satisfacer las crecientes necesidades educacionales de nuestro pueblo, y a la vez para facilitar la incorporación de las mujeres al trabajo.
Actualmente la capacidad de los círculos infantiles es de alrededor de 50 000 niños. En la primera versión del próximo plan quinquenal se ha considerado la idea de construir 400 círculos infantiles con brigadas estatales, aparte de los que se construyan por las microbrigadas (APLAUSOS), para elevar la capacidad a 150 000 niños. Es decir, tres veces la que tenemos ahora.
Igualmente nos proponemos construir 400 seminternados de 300 alumnos o su equivalente, para elevar la capacidad en 120 000 niños; construir no menos de 1 000 escuelas de nivel medio, con una capacidad superior al medio millón de estudiantes becados, adicional a la que tenemos ahora.
También se le prestará especial atención a un tipo de escuela que ustedes saben que es muy importante, que son las escuelas especiales, para los alumnos que tienen determinadas dificultades. Se piensa construir capacidades para 40 000 nuevos alumnos en este tipo de enseñanza especial.
Del mismo modo, la Revolución en los próximos años seguirá desarrollando la base de la salud pública, y se construirán 49 nuevos hospitales; 110 policlínicos; 19 clínicas estomatológicas; 51 hogares de ancianos, y 16 hogares de impedidos en todo el país.
En su conjunto, las inversiones que se harán en la educación y la salud pública en el próximo quinquenio serán alrededor de 1 650 millones de pesos (APLAUSOS).
Creemos que estas son buenas noticias para las federadas (APLAUSOS). Y no significa iniciar algo nuevo, sino incrementar el ritmo con que ya se está construyendo, porque se están construyendo en el nivel medio más de 180 módulos de 500 alumnos por año ya (APLAUSOS).
El programa de hospitales se está llevando adelante; las primeras brigadas de círculos infantiles se han organizado también. Y las brigadas necesarias para construir el programa de los 400 círculos, las que faltan, y para construir las escuelas especiales y los policlínicos y los hogares de ancianos y los hogares de impedidos y los seminternados de primaria, se organizarán desde 1975.
Este programa está marchando, y estamos completamente seguros de que podrá llevarse adelante.
Durante las discusiones pudimos apreciar la enorme importancia que ustedes les dan a estos problemas, y en especial a los problemas de educación. Puede decirse que una gran parte de las discusiones del Congreso giraron alrededor de estas cuestiones. Pues bien: ya en materia de educación y de salud pública, nuestro país ocupa el primer lugar entre todos los países de América Latina (APLAUSOS).
Y realmente estamos empezando. Fue precisamente en los últimos años que se les ha podido dar un gran impulso a las construcciones escolares. Y no había suficientes instalaciones, ni suficientes cuadros, ni suficientes maestros. Con cuántas dificultades ha tenido que enfrentarse la Revolución para llevar adelante estos programas educacionales y para llevar adelante el programa de salud pública, cuando de los 6 000 médicos que teníamos, nos llevaron 3 000 los yankis; de los 6 000 médicos que teníamos, casi todos concentrados en la Ciudad de La Habana, repito, nos llevaron 3 000. Una de las tantas formas que tienen los imperialistas de llevar a cabo sus crímenes; porque si en otras partes —como en Viet Nam— ametrallan y bombardean para matar a la gente, aquí se quisieron llevar a todos los médicos para que se muriera la gente, de la misma forma que nos bloquearon y todavía nos bloquean para tratar de matar de hambre a la gente.
Hoy, desde luego, tenemos ya 9 000 médicos, y magníficos médicos (APLAUSOS), y más de 6 000 jóvenes estudiando en las facultades de medicina (APLAUSOS). De modo tal que no solo podemos satisfacer ya con calidad creciente nuestras necesidades médicas, sino que incluso hemos podido organizar brigadas de médicos para ayudar a otros pueblos hermanos (APLAUSOS). Y en los años venideros graduaremos alrededor de 1 000 médicos cada año (APLAUSOS), y una parte de esos médicos podrá prestar sus servicios internacionalistas (APLAUSOS). Y nuestros servicios médicos irán mejorando en calidad, y se irán venciendo las enfermedades, y se seguirán erradicando algunas de ellas.
El compañero Ministro de Salud Pública explicó cuál era ya el nivel de mortalidad infantil: 27,4 por cada 1000 nacidos vivos. En Brasil —donde ni estadísticas hay de los que se mueren— se calcula que puede ser entre 150 y 200. Y así pasa desgraciadamente en otros muchos países latinoamericanos. Quiere esto decir que, por cada niño que muere en Cuba, mueren 4, 5, 6 ó 7 niños en otros países de América Latina. Lo mismo ocurre con otros muchos problemas: con la mortalidad en otras edades —porque estamos hablando de la mortalidad en el primer año—, con la asistencia médica en general, con la educación.
El compañero Ministro de Educación explicó las cifras que reflejan la marcha de la educación en Cuba: la totalidad de los niños escolarizados, el creciente número de los que se gradúan de sexto grado y la explosión que estamos teniendo ya en el nivel medio, con la consecuencia de que todas las construcciones que estamos haciendo no dan abasto.
Pero ahora en los años venideros el problema no solo será de la cantidad de niños estudiando, sino de la calidad de nuestra enseñanza. ¡Y nuestra enseñanza mejorará de calidad año por año!: con el nuevo sistema que se proyecta y con el número creciente de jóvenes estudiando para maestros e incorporándose al Destacamento Pedagógico.
De modo que si ya ocupamos un primerísimo lugar entre los pueblos latinoamericanos en educación y en salud pública, ¿qué será dentro de cinco o seis años más? ¿Qué será en los años futuros, con este ritmo de construcciones, con este ritmo de avance que tenemos ahora?
Y este es el país bloqueado, el país con relación al cual los imperialistas han cometido su crimen de bloqueo. Y podríamos preguntarnos: ¿bloqueo para qué? ¿Y qué ha pasado con los países a los que no bloquearon? ¿Qué ha pasado con la educación? ¿Qué ha pasado con la salud pública? ¿Cuántos analfabetos hay? ¿Cuántos niños sin escuelas? ¿Y cuántos niños se mueren cada año por falta de alimentos, de medicinas, de asistencia médica y de todo?
Entonces, ¿qué quería el imperialismo para los pueblos de América Latina? ¡Mantener esa situación! ¿Y qué quería para Cuba? ¡Impedir que hiciéramos lo que estamos haciendo! Y en definitiva, un objetivo han logrado, sí: mantener a la América Latina en esa bochornosa situación actual. ¡Pero en cambio, no han podido impedir, con todos sus crímenes y sus bloqueos, los éxitos sociales de la Revolución Cubana! (APLAUSOS PROLONGADOS)
Y estas verdades, estas realidades, no se pueden ocultar por más tiempo, cualesquiera que sean los gestos desesperados del imperialismo y sus lacayos. Ya estas verdades se empiezan a conocer en el mundo. ¿Y qué ha quedado, en cambio, de la Alianza para el Progreso?, si es que alguien se acuerda de aquello. ¡Nada! Frustración tras frustración. Y sin embargo, los imperialistas y sus lacayos se empeñan en mantener el bloqueo de Cuba, aun en contra de una amplia mayoría de los países latinoamericanos.
Para Cuba esto no significa un problema. Para los imperialistas yankis sí significa un problema, porque la Revolución avanza y el imperialismo retrocede. Y cuanto más años mantengan el bloqueo, ¡mayor será la infamia de los imperialistas, y mayor será el mérito de nuestro pueblo y de nuestra Revolución! (APLAUSOS) La OEA ni se menciona. En días atrás se reunieron. ¡Nadie les hizo caso! (RISAS) Un grupo de países latinoamericanos, que incluso no tienen relaciones con Cuba dieron una batalla contra el bloqueo: Venezuela, Colombia y Costa Rica. Cierto es que el Gobierno de Costa Rica declaró paladinamente que no le preocupaba tanto lo del bloqueo de Cuba, sino que la OEA se hundía, y que si eso se mantenía se acababa de hundir. Que la OEA, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y todas esas basuras, se liquidaban.
Pero lo cierto es que dieron la batalla especialmente Venezuela y Colombia con el apoyo, por supuesto, del creciente número de gobiernos amigos que tenemos ya en América Latina. Doce gobiernos votaron contra el bloqueo, tres votaron a favor. ¡Y qué modelos de gobiernos! (RISAS). Chile, Paraguay y Uruguay, los tres gobiernos típicamente fascistas del continente, y además superdesprestigiados en todo el mundo. ¿Y los yankis? Se abstuvieron. Simplemente para no dejar de ser fariseos e hipócritas (APLAUSOS). Y Brasil se abstuvo.
Pero son interesantes las cosas que se cuentan de esa OEA y de algunos gobiernos de este hemisferio.
Se dice que los promotores de la iniciativa para liquidar el bloqueo, contaban con 15 votos. Los yankis han inventado un mecanismo que tiene que ser las dos terceras partes. Y los promotores de esta iniciativa tenían 15 votos: los 12 que votaron contra el bloqueo, y además, Haití, Guatemala y Bolivia. Y, según todas las noticias, estos gobiernos se vendieron descaradamente al Gobierno de Estados Unidos, no para que votaran en contra, sino la nueva fórmula: para que se "abstuvieran" (RISAS). Y en resumen: tres en contra, seis "abstenciones" —que es la nueva modalidad—-, y 12 contra el bloqueo. Pero de acuerdo con las leyes del imperialismo el bloqueo persiste.
Claro está que ignoramos qué van a hacer algunos de los gobiernos que no tienen relaciones y sin embargo votaron contra el bloqueo, frente a esta maniobra bochornosa, frente a esta humillación, frente a este descaro de los imperialistas.
A algunos gobiernos latinoamericanos los han comprado no se sabe ni cuántas veces ya. El caso de Haití es histórico. La situación de Haití no puede ser más horrible, de hambre, de incultura, de miseria; las más espantosas calamidades que pueden caer sobre un pueblo pesan sobre el pueblo haitiano. Son nuestros vecinos. Y la otra vez para tomar medidas contra Cuba los compraron, y ahora, ¡los volvieron a comprar! y cada vez que hay cualquier reunión de esas, el gobierno de Haití se pone a pensar cuántos votos faltan y cuántos no faltan, y cuánto le van a pagar por el voto. La otra vez lo compraron y ahora lo volvieron a comprar.
Y a eso lo llaman una organización internacional, una organización regional.
Pero todos los que piensan que efectivamente la OEA y el TIAR van abajo, tienen toda la razón del mundo. ¡Y nosotros no podemos menos que sentirnos satisfechos y felices de que la OEA se acabe de hundir! (APLAUSOS) Y todos pueden estar seguros de que nosotros jamás moveremos un dedo para salvarla —si es posible que un cadáver pueda ser salvado. Y nosotros paciente y perseverantemente esperaremos que se acabe de hundir, ahora o cuando se hunda de una vez. Y mantendremos nuestros propósitos y nuestros principios de que ese instrumento imperialista tiene que desaparecer. ¡Y sabemos que si los gobiernos de ahora no lo desaparecen, los pueblos lo desaparecerán algún día! (APLAUSOS PROLONGADOS)
Y no creo que todos los gobiernos de América Latina en este instante sientan gran entusiasmo por la OEA. Los gobiernos latinoamericanos, a medida que tienen una posición más independiente y más progresista, sienten un desprecio mayor por esa institución.
Sin embargo, la Revolución Cubana debe tomar en consideración a los gobiernos que votaron contra el bloqueo aunque no tengan relaciones con Cuba. Y aprovechamos esta ocasión para expresarles nuestro reconocimiento y nuestro respeto (APLAUSOS).
Y si alguno de esos gobiernos toma la decisión de restablecer las relaciones con Cuba, nosotros no tendremos ningún inconveniente en restablecer las relaciones con ellos (APLAUSOS).
Frente al crimen y a la humillación imperialistas solo se puede responder con un gesto valiente. ¡Y eso es lo que escribirá la historia en el futuro: qué gobiernos tuvieron la suficiente decisión de adoptar en esta hora un gesto valiente! (APLAUSOS)
Por lo demás, ¿qué apuro tenemos? ¿Por qué nos vamos a impacientar si estamos venciendo, si estamos triunfando, si ahora más que nunca avanza el país a pesar del bloqueo, si todos nuestros planes se hacen contando con el bloqueo? Y todos esos hospitales y policlínicos y clínicas estomatológicas y escuelas y círculos infantiles y universidades, ¡todo!, lo tenemos proyectado hacer contando con el bloqueo (APLAUSOS).
De modo que nuestro país serenamente y confiadamente puede seguir su marcha hacia adelante. No han transcurrido en balde estos 15 años. Y la seguridad que tiene hoy la Revolución no la tuvo jamás, la solidez que tiene hoy la Revolución no la tuvo jamás, iy el ritmo de avance que tiene hoy la Revolución no lo tuvo jamás!
He dicho esto, hablando de los factores objetivos que dificultaban la integración de la mujer, al referirnos a las escuelas, hospitales, etcétera. Y, realmente, quería simplemente expresarles las ideas y los proyectos relacionados con la solución de estos problemas.
Ustedes proceden de todo el país, y aquí hay compañeras de Guane, de Isla de Pinos, de la provincia de La Habana, de Matanzas, de Jagüey, del Escambray, de Sancti Spíritus, de Sola, de Veguitas, de Guantánamo (APLAUSOS); y saben cómo están brotando por todas partes las escuelas de la Revolución, transformando el paisaje y la vida de nuestros campos (APLAUSOS). Y a ese ritmo marcharemos.
Aquí se había planteado si se aplicaban las mismas medidas a las secundarias básicas en el campo que a los seminternados con relación a los hijos de las madres trabajadoras, y realmente hay algunas regiones donde todos los alumnos ya, todos, están en las escuelas secundarias básicas en el campo, todos los alumnos de ese nivel. Hay varias regiones del país donde por supuesto ya no se plantea este problema, porque están todos los muchachos.
El compañero Ministro de Educación explicó los factores que dificultaban eso, tomando en consideración el objetivo de que no se quede un solo muchacho sin la correspondiente escuela de nivel medio, ningún graduado de sexto grado sin ir al nivel superior; las dificultades que entrañaba poder aplicar exactamente el mismo principio a estas escuelas. Pero sí creemos que de todas formas algo podrá hacerse todavía para favorecer a los hijos de las madres trabajadoras estudiantes de nivel medio, en ciertas regiones, en ciertas provincias; porque es que ellos muchas veces sacan una escuela completa para poner una escuela primaria allí, por ejemplo, y tienen que buscarles ubicación a esos alumnos de todas formas.
Pero ese planteamiento fue un planteamiento justo; es decir, la aspiración expresada aquí por algunas compañeras delegadas, y a la vez es también muy justo que se tomen en cuenta las dificultades del ministerio, puesto que hoy su problema número uno es hacer todos los cambios y combinaciones posibles a fin de cumplir el objetivo de que no se quede un solo alumno graduado de sexto grado sin escuela.
Creemos también que a la larga habrá que resolver la cuestión de las auxiliares pedagógicas. Creemos que el país tendrá que afrontar la necesidad de emplear un número determinado de compañeras en esa tarea, y que habrá que analizar las consideraciones económicas, y también los derechos que se les deben conceder a esas auxiliares pedagógicas.
Si actualmente hay cerca de 600 000 mujeres trabajando, y se espera incorporar unas 250 000 más en el próximo quinquenio, no quedará otra solución que abordar esos problemas relacionados con la hora en que empiezan a funcionar las escuelas primarias y los seminternados, y los problemas relacionados con los sábados.
Se planteó también la situación en las vacaciones. Y nosotros creemos que el país tiene recursos para abordar este problema de las vacaciones de verano, puesto que estamos construyendo cientos de escuelas secundarias básicas en el campo. Y esas instalaciones servirían también para planes vacacionales. Son magníficas instalaciones, y estamos analizando qué posibilidades hay de utilizarlas en el verano para planes vacacionales.
Con lo que ya hoy tenemos, muchos de estos problemas que ustedes han planteado aquí se pueden ir resolviendo. Y a la larga, todas estas cuestiones que dificultan la incorporación de la mujer al trabajo, como la vía más segura en el avance de la mujer cubana por los caminos de su propia liberación, todas estas dificultades objetivas más tarde o más temprano las venceremos.
Hay otras que no se mencionaron, por lo menos en las discusiones del Congreso, como son las cuestiones relacionadas con las lavanderías, etcétera, etcétera. Pero esas dificultades de orden material las iremos resolviendo.
Ahora quedan las otras dificultades a que nos referíamos, de orden subjetivo. ¿Y cuáles son esas dificultades de orden subjetivo? El problema de una vieja cultura, de viejos hábitos, de viejas mentalidades, de viejos prejuicios.
Hay administradores que, por ejemplo, siempre que puedan darle empleo a un hombre no le dan el empleo a la mujer, por una serie de factores: porque empiezan a pensar en los problemas de la plantilla, en los problemas de la maternidad, en las dificultades que pueda tener una mujer para la asistencia al trabajo. Las razones, los factores, son muchos; pero es el hecho que se discrimina a la mujer en las oportunidades de empleo.
En un momento dado se acordó la Resolución 47, que congelaba un número de plazas, determinadas plazas, para ser ocupadas únicamente por mujeres. Después en el Congreso Obrero se analizó ese problema, se propuso abolir la Resolución 47. A la vez, estudiar más profundamente la Resolución 48, que prohibía determinados empleos para mujeres.
De todas formas este problema hay que abordarlo, si no como una congelación de esos puestos —lo que había traído algunas dificultades, porque muchas veces no aparecía el personal femenino calificado para la tarea—, de todas formas en las plantillas de los centros de trabajo deben señalarse las plazas a ocupar preferentemente por mujeres; y en toda nueva industria, todo nuevo centro de trabajo, deben señalarse esas plantillas. Y el Partido, las organizaciones obreras y las organizaciones de masa y la administración pública, entre los índices de eficiencia de esos centros de trabajo, han de tomar en cuenta si las plantillas que preferentemente deban ser ocupadas por mujeres están real y efectivamente ocupadas por mujeres.
Y en cada nueva fábrica que se haga en cualquier pueblo de Cuba, debe señalarse ya qué trabajos deben hacer las mujeres (APLAUSOS), para con tiempo suficiente proceder a la selección y a la calificación de esas mujeres.
Es necesario que las regulaciones y la política del partido y de las organizaciones de masa velen por preservar y asegurar las posibilidades de que las mujeres se incorporen al trabajo.
Primero, es una cuestión de elemental justicia, y, segundo, es una necesidad imperiosa de la Revolución, es una exigencia de nuestro desarrollo económico, puesto que en un momento determinado la fuerza de trabajo masculina no alcanza, ¡no alcanza!
Y es por eso que hay que librar una lucha consecuente contra esa mentalidad de discriminar a la mujer en las posibilidades de empleo.
Ustedes señalaron aquí, en el Congreso, otros tipos de dificultades que tienen las mujeres, relacionadas con el hogar, relacionadas con la atención de los niños, y relacionadas con los viejos hábitos. Y ustedes han propuesto fórmulas para superar esas dificultades.
En la investigación que se hizo, se demostró que había actitudes por parte de los hombres, actitudes negativas, y que había también actitudes negativas por parte de algunas mujeres, y que esto requería un especial esfuerzo de educación.
Nosotros creemos que esta lucha contra la discriminación de la mujer, esta lucha por la igualdad de la mujer y por la integración de la mujer, debe de realizarla toda la sociedad. Y es tarea, en primer lugar, de nuestro Partido, es tarea de nuestras instituciones educacionales, y es tarea de nuestras organizaciones de masa todas.
A nosotros nos agradaron mucho los pronunciamientos que aquí se hicieron en nombre de nuestra juventud, y cómo ellos se comprometieron a dar la batalla por superar los prejuicios y las mentalidades que subsisten. Quizás estos factores subjetivos impliquen una lucha mayor todavía que los elementos objetivos. Porque con el desarrollo de nuestra economía, las dificultades materiales las venceremos, y un día tendremos todos los círculos que hagan falta, y tendremos todos los seminternados que hagan falta, y todas las becas que hagan falta, y todos los servicios que hagan falta (APLAUSOS).
Pero cabe preguntarse cuándo habremos erradicado los hábitos milenarios de pensar, cuándo habremos derrotado todos esos prejuicios. Desde luego, no tenemos ninguna duda de que esos prejuicios serán derrotados. Parecían también muy difíciles de vencer los conceptos de propiedad que existían en nuestra sociedad antes de la Revolución. Y era imposible concebir la vida sin la propiedad privada. Y hoy realmente no es posible concebir la vida sin la propiedad socialista de los medios de producción (APLAUSOS).
Pero quedan muchos hábitos de los tiempos en que la mujer era también una propiedad dentro de la sociedad. Y estos hábitos de pensar hay que erradicarlos. Y entendemos que el propio Código de Familia, que tantas discusiones trajo, es un importante instrumento legal y educativo para ayudar a superar esos hábitos y esos prejuicios.
Pero para alcanzar esos objetivos tienen que luchar juntos mujeres y hombres; tienen que tomar conciencia del problema seria y profundamente las mujeres y los hombres. Tienen que librar juntos esa batalla. ¡Y nosotros estamos seguros de que se librará y de que se ganará! ¡Y creemos que también ustedes están seguros de eso! (APLAUSOS) Y los acuerdos de este Congreso serán magníficos instrumentos en esa lucha.
Creo que todas las resoluciones tienen un gran valor y una gran importancia. La resolución sobre la mujer trabajadora, sobre la mujer joven, la mujer campesina, las amas de casa y el papel de la FMC, el papel de la familia en el socialismo; la resolución especial sobre la participación de la mujer en la cultura física, recreación y deportes; la resolución sobre el año internacional de la mujer, sobre la solidaridad, y el encendido llamamiento a las mujeres cubanas, latinoamericanas y de todo el mundo, en solidaridad con Chile. Todas esas resoluciones, son resoluciones dignas de este Congreso.
Y creemos que todos esos documentos deben recogerse y estudiarse. Y estudiarse no solo en los círculos de la Federación, sino también por las demás organizaciones de masa y por el Partido (APLAUSOS). Porque esas resoluciones constituyen un verdadero programa de trabajo para esta histórica lucha, para esta histórica batalla que ustedes tienen delante, para el cumplimiento de este deber revolucionario. Porque, cuando se juzgue a nuestra Revolución en los años futuros, una de las cuestiones por las cuales nos juzgarán será la forma en que hayamos resuelto en nuestra sociedad y en nuestra Patria los problemas de la mujer (APLAUSOS), aunque se trate de uno de los problemas de la Revolución que requieren más tenacidad, más firmeza, más constancia y más esfuerzo.
Sobre los prejuicios, ya alguna vez contábamos lo que ocurrió en la Sierra Maestra cuando fuimos a organizar el pelotón "Mariana Grajales", que encontramos una verdadera resistencia a la idea de armar aquella unidad de mujeres, y que nos recuerda cuánto más atrasados estábamos hace algunos años. Algunos hombres creían que las mujeres no serían capaces de combatir.
Lo cierto es que se organizó la unidad, y las compañeras combatieron excelentemente, con tanto valor como habría podido hacerlo el más valeroso de nuestros soldados.
No era tampoco la primera vez en la historia que eso ocurría. En la lucha clandestina las mujeres desempeñaron infinidad de tareas que implicaban en ocasiones riesgos mayores que los riesgos de la primera línea de fuego. Y durante la Segunda Guerra Mundial, a raíz de la agresión fascista a la Unión Soviética, miles de mujeres combatieron en las unidades antiaéreas, en la aviación de caza y de bombardeo, e incluso con las guerrillas y en la primera línea. Sin embargo, los viejos prejuicios tratan de imponerse.
Y la naturaleza hizo a la mujer más débil físicamente, pero no la hizo inferior al hombre moral e intelectualmente (APLAUSOS). Y la sociedad humana tiene el deber de impedir que esa diferencia de fortaleza física pueda convertirse en una causa de discriminación de la mujer. Ese es precisamente el deber de la sociedad humana: establecer las normas de convivencia y de justicia para todos.
Claro que las sociedades explotadoras, las sociedades de clases, explotaron a la mujer, la discriminaron y la hicieron víctima del sistema. La sociedad socialista tiene que erradicar toda forma de discriminación de la mujer y toda forma de injusticia y toda forma de discriminación de cualquier tipo (APLAUSOS).
Pero la mujer tiene otras funciones también en la sociedad. La mujer es el taller natural donde se forja la vida. Son por excelencia las creadoras del ser humano. Y digo esto porque, lejos de ser objeto de la discriminación y de la desigualdad, la mujer merece especiales consideraciones de la sociedad.
Abordo este punto, porque hay algo que debemos tener muy presente: que la lucha por la igualdad, y la conquista de la igualdad y la plena integración de la mujer a la sociedad, no se convierta jamás en causa de desconsideración hacia la mujer; no signifique jamás la pérdida de los hábitos de respeto que merece toda mujer (APLAUSOS). Porque hay algunos que confunden la igualdad con la grosería (APLAUSOS).
Y si la mujer es físicamente más débil, si la mujer tiene que ser madre; si encima de sus obligaciones sociales, si encima de su trabajo, lleva el peso de la reproducción y es la encargada de llevar en sus entrañas al hijo que ha de nacer, a cada ser humano que ha de venir al mundo (APLAUSOS), y si soporta los sacrificios físicos y biológicos que tales funciones entrañan, es justo que a la mujer se le tenga en la sociedad todo el respeto que merece y todas las consideraciones que merece (APLAUSOS).
Si en la sociedad humana ha de haber algún privilegio, si en la sociedad humana ha de haber alguna desigualdad, deben ser algunos pequeños privilegios y algunas pequeñas desigualdades en favor de la mujer (APLAUSOS).
Y lo digo clara y francamente, porque hay algunos hombres que entienden que no tienen ninguna obligación de darle el asiento a una mujer embarazada que va en un ómnibus (APLAUSOS), o a una mujer anciana que va en un ómnibus, o a una niña que va en un ómnibus, o a una mujer de cualquier edad que vaya en un ómnibus (APLAUSOS). Como entiendo que es obligación de cualquier joven darle el asiento a un anciano si va en un ómnibus también (APLAUSOS).
En ese sentido de la elemental obligación que tenemos con los demás: en un ómnibus, en el trabajo productivo, en el camión, siempre hay que tener consideraciones especiales para los demás; por alguna razón hay que tenerlas.
Se tiene con la mujer y se debe tener con la mujer porque es físicamente más débil, ¡y porque tiene tareas y funciones y cargas humanas que no tiene el hombre! (APLAUSOS)
Por eso nosotros apelamos a nuestros maestros, apelamos a los padres, apelamos a nuestras organizaciones juveniles y de pioneros, para que les presten especial atención a estas normas de conducta en los niños; a estas normas de conducta en nuestros jóvenes.
Porque sería muy triste que con la Revolución no quedaran ni siquiera las reminiscencias de lo que en las sociedades burguesas algunos hombres hacían por razones de caballerosidad burguesa o feudal. ¡Y frente a la caballerosidad burguesa y feudal, debe existir la caballerosidad proletaria, la cortesía proletaria, la urbanidad proletaria y la consideración proletaria hacia la mujer! (APLAUSOS)
y digo esto con la seguridad de que el pueblo lo entiende y lo comparte, en la seguridad de que cada madre y cada padre quisieran que su hijo fuese un caballerito proletario (APLAUSOS), ese hombre respetuoso con la mujer y considerado con la mujer, capaz de hacer un pequeño sacrificio, que no deshonra a ningún hombre, sino que por el contrario lo enaltece y lo eleva (APLAUSOS).
y lo digo aquí, en la clausura de este Congreso donde la cuestión de la lucha por la igualdad y la integración de la mujer se convierte en el centro de la actividad política y revolucionaria de las mujeres cubanas en los años futuros (APLAUSOS), para que no se confunda una cosa con la otra. Digo lo que realmente siento.
Y constantemente nos encontramos hasta con formas verbales, lingüísticas, de discriminación de la mujer; aquí el compañero que habló en nombre de los trabajadores, Agapito Figueroa habló de la terminología discriminatoria que se usaba. Y tenemos que tener cuidado hasta con eso. Porque a veces decimos una consigna que parece muy bonita, se dice: "La mujer debe ser compañera del hombre"; pero también se pudiera decir: "El hombre debe ser compañero de la mujer" (APLAUSOS).
Hay el hábito lingüístico de colocar al hombre siempre como centro, y eso es desigualdad, o refleja la desigualdad, refleja los hábitos de pensar, aunque lo menos importante en último término sería la lengua, lo menos importante serían las palabras. Hay veces en que las palabras recuerdan cualquier cosa del pasado, sin que tengan ya ese sentido. ¡Lo importante realmente son los hechos!
Muchas cosas nos han impresionado de este Congreso. Como siempre, en primer término, el entusiasmo, la alegría, el interés de ustedes; pero muy especialmente el nivel político que reflejaba este Congreso, porque este Congreso expresaba el desarrollo político de la mujer cubana. Nos impresionaban los cuadros que van surgiendo en el movimiento femenino cubano; la agudeza mental, la profundidad, la seguridad y la convicción que reflejaban las delegadas de este Congreso.
Sé que nuestras invitadas se impresionaban porque veían aquí al compañero Ministro discutir con ustedes, y a ustedes discutir con el Ministro; les impresionaba la gran franqueza, la gran naturalidad, la gran espontaneidad con que se desarrollaban los debates. y todo eso, por supuesto, en medio de una gran disciplina.
A nosotros no nos impresionaban tanto esas cosas en realidad, porque todos estamos acostumbrados a esto, y no tiene nada de extraordinario que el Ministro y quien sea discuta con ustedes, o discuta en una asamblea de estudiantes, o en una asamblea de trabajadores, o en cualquier parte; discuta con las masas y les brinde una y mil explicaciones si son necesarias a las masas (APLAUSOS).
La fuerza de la Revolución está en esa proximidad, en esa identificación entre las masas y el Gobierno, entre las masas y el Estado, entre las masas y la autoridad. Eso es lo que le da una invencible fuerza a la Revolución, porque las masas ven en todo —en el Estado, en el Gobierno— lo suyo; no lo de otro, no una cosa ajena, ni una cosa extraña. Y ninguno de nosotros podemos ver los cargos, las funciones, la autoridad, como algo propio (APLAUSOS). Pero de todas formas, ha sido altamente halagador para nosotros ver cómo nuestras invitadas se han expresado acerca de la forma y del carácter del Congreso.
A mí en especial me impresionaban los avances que ha logrado la mujer cubana, su actual cultura política y los valores que van surgiendo en las masas. Me satisfacía —y estoy seguro de que le ocurría igual a los demás compañeros— ver la magnífica dirección que se ha formado, los magníficos cuadros que tiene la dirección de este movimiento presidido por la compañera Vilma Espín (APLAUSOS), las valiosísimas dirigentes que tiene la organización: su experiencia, su seriedad, su profundidad, al lado de la calidad humana. Y ver que en las provincias, en las regiones y en los municipios, va surgiendo ese tipo de cuadro, va surgiendo ese tipo de dirigente. Y ver que de las masas trabajadoras envían a este Congreso tan magníficas y brillantes delegadas (APLAUSOS).
Nos satisface ver la fuerza que tiene la Revolución en las mujeres (APLAUSOS); nos satisface comprobar la calidad revolucionaria de las mujeres cubanas (APLAUSOS), la abnegación, la disciplina, el entusiasmo, la pasión por la Revolución, por las ideas justas, por la causa justa de las mujeres cubanas, demostrando con ello sus virtudes que —como hemos dicho en otras ocasiones— son las virtudes que se exigen del militante revolucionario y que las mujeres las poseen en un grado muy alto (APLAUSOS). Por lo que creemos que nuestro Partido se debe nutrir más de esa fuerza (APLAUSOS), que nuestro Estado se debe nutrir más de esa fuerza (APLAUSOS), que nuestro aparato productivo se debe nutrir más de esa fuerza (APLAUSOS).
La Revolución tiene en las mujeres cubanas hoy día un verdadero ejército (APLAUSOS), una impresionante fuerza política (APLAUSOS). Y por eso decimos que la Revolución es sencillamente invencible (APLAUSOS). Porque cuando la mujer adquiere ese nivel de cultura política y de militancia revolucionaria, quiere decir que el país ha dado un salto político muy grande, que nuestro pueblo se ha superado extraordinariamente, que la marcha de nuestra patria hacia el futuro no la puede ya detener nadie. Solo que cada vez deberá ser mejor, cada vez deberá ser superior. Y por eso es tan fuerte la Revolución: por sus organizaciones de masa, por la conciencia política del pueblo y por su Partido de vanguardia (APLAUSOS).
Hay algo digno de destacar en uno de los acuerdos que tomaron ustedes, y que fue el acuerdo de la libra de azúcar mensual por un año (APLAUSOS PROLONGADOS). Porque este movimiento nació en forma absolutamente espontánea de las masas (APLAUSOS). Nadie en el Gobierno sugirió la idea o planteó, o propuso hacer esta solicitud al pueblo.
En una ocasión se hizo así cuando se planteó el problema de Chile. El Partido y el Gobierno plantearon al pueblo la necesidad de hacer un esfuerzo por ayudar a Chile cuando se supieron las dificultades económicas que tenía.
En esta ocasión, tan pronto se empezó a hablar de que había habido una sequía muy fuerte, que era necesario optimizar la zafra y que los precios del azúcar eran muy altos, en muchos lugares, simultánea y espontáneamente, muchos ciudadanos empezaron a hablar de la conveniencia de reducir nuestro consumo de azúcar un poquito.
Evidentemente muchos sacaron la cuenta de que el consumo interno de azúcar a los precios actuales, vale más de 500 millones de dólares. Y espontáneamente de las masas surgió esta iniciativa. Y nosotros planteamos: bueno, si surge de las masas, si está surgiendo de la base, que lo discutan, y que lo analicen; si todas las organizaciones, todo el pueblo se pone de acuerdo en eso, entonces nosotros lo aceptamos, porque entendemos que es bueno, que es positivo, que es correcto.
Pero mucho más que el azúcar que se pueda reunir y que el valor de esta azúcar, es el gesto de nuestro pueblo, la preocupación que refleja el pueblo por las cosas de la Revolución. ¡Váyase a un país capitalista para ver si se encuentra algo parecido a eso —y ahora tienen problemas con la inflación, y problemas con la depresión, y problemas de todo tipo, y problemas con el costo de la vida y huelgas de todas clases—, a una situación como esta, en que de las propias masas surja una iniciativa de esa índole, y surja de manera realmente espontánea!
Esa iniciativa creemos que deben discutirlas las demás organizaciones de masa, en todas las asambleas, de modo que sea realmente un sentimiento unánime de todo el pueblo (APLAUSOS). Eso significaría 50 000 toneladas de azúcar más para exportar; significaría —a los precios actuales e incluso con un poco menos de los precios actuales— de 40 a 50 millones de dólares. Muchas cosas se pueden hacer con 50 millones de dólares.
Aquí se habló de 100 escuelas secundarias básicas en el campo. Claro, que cada escuela de estas cuesta alrededor de un millón, pero en componentes importados directos cuesta unos 80 000 dólares. Luego en componentes importados directos, con 50 millones se pueden adquirir los suficientes para 300 ó 400 escuelas.
Con 50 000 toneladas de azúcar a estos precios se puede adquirir una fábrica textil, por ejemplo, que podría producir 60 millones de metros cuadrados al año, seis metros cuadrados más de telas per cápita (APLAUSOS).
De todas formas, en la primera versión del plan quinquenal se está contemplando —además de la ampliación de las actuales capacidades textiles, las actuales de fábricas, en unos 100 millones de metros cuadrado— la construcción de tres fábricas más. Puesto que es evidente que uno de los problemas que ya en un futuro más o menos próximo debemos tratar de resolver, es la cuestión de la tela y el per cápita de tela para la población. No estamos pensando como en las sociedades de consumo, pero indiscutiblemente que necesitamos un poco más de ropa. Eso es incuestionable. Y tenemos muchas necesidades en fundas, en sábanas, en toallas y en todas esas cosas. Lo sabemos perfectamente bien (APLAUSOS). No solo ropa para vestirnos, sino para vestir las camas y todo eso (APLAUSOS). Sabemos los per cápita que hay de todo eso, que desgraciadamente no hemos podido aumentar. Pero ya para el próximo plan quinquenal se están contratando algunas de esas fábricas. Desgraciadamente el proceso desde que se contratan hasta que se construyen y están en plena producción, lleva años. Desgraciadamente.
En otras cosas vamos mucho más rápido; pero estamos relativamente atrasados en este aspecto de la industria textil. Y una de esas tres fábricas que está en la versión original del plan, se pudiera adquirir con esa azúcar, o cualquier otra industria. Muchas cosas se pueden adquirir, muy útiles para el pueblo. Y eso ayuda financieramente al plan 1976-1980, esas 50 000 toneladas. Por un año, algunos compañeros plantearon más tiempo. Nos parece que no debe ser por más tiempo. Lo correcto es lo que ustedes han planteado, que han planteado un año, porque coincide con dos años de sequía fuerte que hemos tenido, que ha afectado, desde luego, la producción. Tendríamos una producción mucho más alta si no hubiéramos tenido los dos años de sequía. Y sobre todo la última sequía. Y lo prueba el hecho de que las presas están vacías en todo el país al terminarse la primavera. Eso no había pasado nunca. De no ser por el esfuerzo que se ha hecho en la agricultura, no se sabe cuánta habría sido la afectación. Y si la afectación no es mayor es por el magnífico trabajo que se ha hecho en la agricultura cañera.
En un año normal, en otras condiciones, ni siquiera habría sido necesario eso; pero lo extraordinario es la agudeza del pueblo para comprender lo del año de sequía y lo de los precios. ¿Por qué? Porque el azúcar tiene un precio ahora respetable. Y naturalmente que eso nos ayuda y nos alegra.
En 1970 quisimos hacer los lo millones y no pudimos; pero la zafra de 1975, a los precios que tiene, comparados con los de 1970 es la zafra de los 20 millones (APLAUSOS). Desde luego, esto no quiere decir que nos vamos a volver millonarios de repente (RISAS). Muchos productos que importamos tienen también precios muy altos. Si vienen más ingresos, hay que usarlos bien. Porque hay que tener en cuenta que a veces el azúcar estaba a tres centavos, a dos centavos y medio, y sin embargo había que soportar aquello sin afectar el consumo, sin afectar nada. Si ahora tenemos precios más altos, esto ayuda a sanear nuestras finanzas, a consolidar nuestra economía. No quiere decir que lo consumamos todo ahora, ¡no! Trabajar para el desarrollo. Creo que todos estamos claros en eso, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí"!) No se trata de vivir como ricos un año (EXCLAMACIONES DE: "¡No!")" sino de construir el futuro.
Ya ustedes ven: los que nos bloquearon a nosotros ahora andan sin azúcar (APLAUSOS). ¿Cuánto les cuesta a los imperialistas en el año 1975 el azúcar? ¡Miles de millones de dólares! Así que no solo van a tener que pagar el petróleo caro, van a tener que pagar el azúcar cara también. Les cuesta a los imperialistas yankis miles de millones de dólares. ¡Allá ellos con su bloqueo! (RISAS) Mientras el azúcar tenga esos precios nosotros estamos encantados (RISAS). Ahora andan poniendo letreritos allá: "No consuma azúcar", y que si van a poner los edulcorantes otra vez. Pero los edulcorantes producen cáncer; entonces, no hallan qué hacer. Y tienen que pagar el azúcar cara, cara, ¡cara! (APLAUSOS)
Desde luego, no es el azúcar cubana. El azúcar cubana tiene mercados y muy buenos mercados. No tenemos apuro en venderles el azúcar a los yankis. Si un día les conviene comprar...
Nosotros no los hemos bloqueado a ellos (RISAS). Les vendemos el azúcar. Más cerca, menos transporte... Bueno, una parte del azúcar ¿no?, porque nosotros tenemos nuestros compromisos azucareros que hay que cumplirlos primero que todo. Pero el bloqueo es de ellos. Ahora están autobloqueados en azúcar.
Y el país, bien. Marchando, marchando bien, y mejorando el trabajo en todos los frentes.
Pero, bien, esta contribución de ustedes es un aporte, es una ayuda que tiene un importante significado material. Pero todavía tiene una importancia mayor desde el punto de vista moral. Eso se llama conciencia política, eso se llama conciencia revolucionaria, ¡eso se llama profundización ideológica! Y después de eso, ¿quién nos va a engañar? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nadie!") ¿Quién nos va a hacer un cuento? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nadie!") ¿Quién nos va a desviar? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nadie!") ¡Nadie!
Y cada año que pase será mejor. Cada año que pase tendremos un pueblo más culto, más consciente, más revolucionario y más internacionalista (APLAUSOS).
De modo que esas impresiones nos llevamos de este histórico Congreso.
Nosotros pensamos que ustedes también están contentas (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!"), que ustedes también están satisfechas (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí"!), que ustedes están orgullosas del Congreso (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!"). Yo les puedo decir que nuestro Partido está también orgulloso del Congreso, ¡está satisfecho del Congreso! (APLAUSOS y CANCIONES)
Ustedes a veces dicen que han aprendido de nosotros, pero la realidad es que es mucho más lo que aprendemos nosotros de ustedes (APLAUSOS), lo que aprendemos del pueblo, lo que aprendemos de las masas. Porque siempre renuevan y fortifican nuestra confianza, nuestra fe, nuestro entusiasmo revolucionario. Ustedes nos ayudan a educarnos a nosotros.
Y cuando digo nosotros, lo digo no solo como dirigente del Partido, lo digo también como hombre (APLAUSOS Y CONSIGNAS). Nos ayudan a todos, a todos los hombres, a todos los revolucionarios, a tomar más clara conciencia de estos problemas. Y ayudan al Partido y ayudan a los dirigentes de la Revolución; un partido donde hay un porcentaje altísimo de hombres en la dirección (RISAS), un gobierno donde hay un porcentaje altísimo de hombres, de modo que pareciera un partido de hombres y un Estado de hombres y un gobierno de hombres (RISAS). Tiene que llegar el día en que tengamos un partido de hombres y mujeres (APLAUSOS), y una dirección de hombres y mujeres, y un Estado de hombres y mujeres, y un gobierno de hombres y mujeres (APLAUSOS).
Y creo que todos los compañeros están conscientes de que esa es una necesidad de la Revolución, de la sociedad y de la historia.
Los grandes revolucionarios contemporáneos siempre comprendieron el papel de la mujer: Marx, Engels, Lenin.
Lenin dijo aquello que se ha repetido aquí bastante de que no se alcanzaría la victoria plena del pueblo si no se lograba la completa liberación de la mujer.
Y Martí, el apóstol de nuestra independencia, tuvo conceptos muy elevados y expresó cosas muy bellas sobre la mujer; y no solo bellas, sino profundas y revolucionarias. Como cuando dijo que las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer anima y aplaude; cuando la mujer culta y virtuosa, unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible (APLAUSOS). O cuando dijo que el alimento natural de la mujer es lo extraordinario. O cuando expresó que la mujer, de instinto, divisa la verdad y la precede. O cuando exclamó que la mujer vivirá a la par del hombre, como compañera, y no a sus pies como un juguete hermoso (APLAUSOS).
¡Sepamos ser dignos seguidores de las ideas de Marx, Engels, Lenin y Martí! (APLAUSOS)
Y sé que en el corazón de los revolucionarios y en el corazón de todo el pueblo calarán profundamente las justas aspiraciones y los justos ideales de ustedes, las mujeres cubanas.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)