Fidel habla de religión
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Entre los días 23 y 26 de mayo de 1985, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz habló durante 23 horas sobre religión y otros temas con el periodista brasileño Frei Betto. Su formación familiar y su visión crítica de la educación recibida en colegios religiosos, su valoración del papel de las Iglesias y los creyentes en Cuba y América Latina y su apreciación de la Teología de la Liberación, son algunos de los temas a los que se refiere Fidel en esta viva, profunda y trascendental entrevista.
De aquel intercambio nació Fidel y la Religión, un libro del que en Cuba se vendió cientos de miles de ejemplares y que ha tenido varias ediciones a diversos idiomas. Hoy recordamos, en este aniversario 39 de aquella histórica entrevista, algunas citas de ese libro:
«Las cualidades que nosotros requeríamos de aquellos compañeros —asaltantes al cuartel Moncada*— eran, en primer lugar, el patriotismo, el espíritu revolucionario, la seriedad, la honradez, la disposición a la lucha, que estuvieran de acuerdo con los objetivos y los riesgos de la lucha, porque se planteaba precisamente la lucha armada contra Batista (…) No se le preguntaba a nadie absolutamente si tenía o no tenía una creencia religiosa, ese problema nunca se abordó».
«Una de las características de nuestra Revolución es que suprime el robo, la malversación y la corrupción. Si la Iglesia decía: “amar al prójimo como a ti mismo”, eso es, precisamente lo que nosotros predicábamos (…)».
«Si la Iglesia decía, por ejemplo: “no desear a la mujer de tu prójimo”, nosotros consideramos que uno de los elementos éticos de las relaciones entre los revolucionarios es, precisamente, el principio del respeto a la familia (…)».
«La Iglesia criticaba la gula; el socialismo, el marxismo-leninismo, critica también la gula, casi podríamos decir que con la misma fuerza. El egoísmo es una de las cosas que más criticamos nosotros, y es una cosa criticada por la Iglesia; la avaricia es otra de las críticas sobre las cuales tenemos criterios comunes».
«Aquí hay órdenes religiosas que trabajan en hospitales, que trabajan en asilos de ancianos (…) Hay, por ejemplo, una institución en La Habana, donde se lleva a cabo un trabajo muy duro, dedicada a niños anormales, con problemas congénitos. Allí, hombro con hombro, trabajan en el mismo hospital las monjas y los comunistas».
«Si en una revolución que entraña tanta justicia como la revolución socialista en Cuba existiera forma alguna de discriminación con relación a una persona por un motivo religioso, esto sólo sería útil a los enemigos del socialismo, a los enemigos de la Revolución; sólo sería útil a los que explotan, a los que saquean, a los que someten, a los que agreden, a los que intervienen, a los que amenazan, a los que prefieren exterminar a los pueblos de América Latina y el Caribe antes que perder sus privilegios».
«La esperanza es que se resuelvan de una manera racional los problemas propios de la Iglesia; la esperanza es que la Iglesia comprenda los serios y dramáticos problemas actuales de nuestros países y les preste apoyo».
«Es conocido que el Papa Juan Pablo II es hombre muy activo, que se ha movido extraordinariamente y ha visitado un gran número de países. Pienso que esto viene a ser también otra cosa nueva, inusitada, esa movilidad del Papa por distintos países y sus contactos con las muchedumbres».
«A nosotros nos honra cualquier interés del Papa en visitar nuestro país, eso queda fuera de toda duda, y lo consideraría, además, un paso valiente, porque no creas que cualquier jefe de Estado se atreve a visitar Cuba, no creas que cualquier político se atreve a visitar Cuba».
«Visitar Cuba se convierte, realmente, en una manifestación de independencia. Y, desde luego, sin duda de ninguna clase, nosotros tenemos al Vaticano como una institución o como un Estado con un alto concepto de la independencia, mas no por ello dejamos de apreciar la valentía que implica la visita a nuestro país».
«En mi opinión —y pienso que en esto habrá coincidencia de criterios entre el Vaticano y nosotros—, una visita del Papa a Cuba debe producirse cuando estén garantizadas las condiciones mínimas, para que sea un encuentro útil y fructífero tanto para la Iglesia como para nuestro país, pues estamos viviendo un momento excepcional».
«Diría que si el Che fuera católico, si el Che perteneciera a la Iglesia, tenía todas las virtudes para que hubieran hecho de él un santo».
«Aunque eso no consta en datos, ni en estadísticas, porque ya te digo, nadie hizo encuestas sobre esos problemas- con seguridad muchos de los que participaron en el Moncada eran creyentes».
«Si vamos a nuestra Revolución, es una revolución social profunda. Sin embargo, no se ha dado un solo caso de obispo fusilado, de sacerdote fusilado, no se ha dado un solo caso de sacerdote maltratado físicamente, torturado. Con relación a esto, lo más notable, yo diría, es que no se ha dado el caso ni de un sacerdote ni de un laico. Porque nosotros desde que estábamos en la Sierra Maestra y desde que hicimos las leyes de que te hablé contra los torturadores y los asesinos, establecimos una conciencia profunda en todos nuestros combatientes sobre el respeto a la vida humana (…)».
«Con la Iglesia Católica tuvimos dificultades hace años, que fueron superadas, todos aquellos problemas que en un momento existieron, desaparecieron».
«Si la Iglesia decía: “no mentir”, entre las cosas que nosotros más censuramos, que más duramente criticamos y más repudiamos, está la mentira, el engaño».
«Cuando, por ejemplo, la Iglesia desarrolla el espíritu de sacrificio y el espíritu de austeridad, y cuando la Iglesia plantea la humildad, nosotros también planteamos exactamente lo mismo cuando decimos que el deber de un revolucionario es la disposición al sacrificio, la vida austera y modesta».
«Yo les recordaba a los obispos que si la Iglesia tiene misioneros, nosotros tenemos a los internacionalistas».
«Antes que el elemento político, en lo que tiene que ver con la religión, tengo presente el elemento moral y tengo presentes los principios, porque en ningún sentido está planteado, ni está concebido el cambio social profundo, el socialismo y el comunismo, como algo que proponga inmiscuirse en el fuero interno de una persona y negar el derecho de cualquier ser humano a su pensamiento y a sus creencias».
«Es lógico que una teoría y una posición religiosa que vaya al reencuentro con lo mejor de la historia del cristianismo esté en absoluta contradicción con los intereses del imperialismo».
«Si partiéramos nosotros, los revolucionarios, de que ustedes no fueran gente auténtica, ninguna de las cosas que hemos hablado tuvieran sentido, ni las ideas que hemos discutido, ni la idea de alianza e incluso de unidad, como dije ya en Nicaragua, entre cristianos y marxistas».
«Me gustaría que la Iglesia reflexionara sobre estos problemas. Más aun me gustarían reflexiones serenas y profundas sobre los problemas sociales y económicos de los países de América Latina y del Tercer Mundo, la inmensa tragedia que significa lo que está ocurriendo en la realidad, la profunda crisis económica y la deuda del Tercer Mundo. Me gustaría una posición constructiva y solidaria de la Iglesia en torno a estos problemas que sufren nuestros pueblos. Sería una contribución de extraordinario valor a la paz y el bienestar del mundo».
«Los teólogos de la liberación han sido abanderados de ese acercamiento de la Iglesia a los pobres, del acercamiento de la Iglesia al pueblo. En ese sentido, es casi innecesario decir que veo con profunda simpatía el esfuerzo que han hecho estos hombres, que podríamos llamar iluminados, en esa dirección».
«Limitándome a una consideración estrictamente política, es necesario reconocer que este Papa es un destacado político, por sus actividades, por su movilidad y por su contacto con las masas; porque lo que hacemos nosotros los revolucionarios es reunirnos con las masas, hablarles y llevarles un mensaje. Es un estilo nuevo del jefe de la Iglesia Católica».
«Yo estoy absolutamente convencido de que la visita del Papa sería útil y positiva para la Iglesia, para Cuba y a la vez creo que sería útil para el Tercer Mundo en general, sería útil en muchos terrenos para todos los países. Pero requiere que las condiciones sean propicias y adecuadas para ese encuentro».
«En mi opinión, la religión, desde el punto de vista político, por sí misma no es un opio o un remedio milagroso(…) Desde un punto de vista estrictamente político —y creo que conozco de política—, pienso incluso que se puede ser marxista sin dejar de ser cristiano y trabajar unido con el marxista para transformar el mundo».