La indemnización que EE. UU. se negaba a pagar a Cuba
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Similar a la derrota sufrida por los mercenarios invasores en Playa Girón, ocurrió también con las maniobras del Gobierno de Estados Unidos, que a pesar de que el propio presidente John F. Kennedy había admitido públicamente su plena responsabilidad en el desastre bélico, pretendían negarse a pagar una indemnización a Cuba por las muertes y los daños ocasionados.
Había transcurrido casi un mes y todavía algunos invasores estaban asustados. Exactamente 1 205 dejaron caer sus armas, levantaron sus brazos y se rindieron a las fuerzas del Ejército Rebelde y a las Milicias Nacionales Revolucionarias.
El 17 de mayo de 1961, en el acto efectuado en la Feria Agropecuaria de Rancho Boyeros, para conmemorar el segundo aniversario de la Ley de Reforma Agraria y el Día del Campesino, Fidel se refirió a los mercenarios capturados y les preguntó, a los allí reunidos, qué podían hacer con ellos.
Luego de algunas sugerencias, el Comandante en Jefe propuso cambiarlos por tractores y maquinaria agrícola, excepto los que no habían cometido asesinatos y agregó: «(…) Si Kennedy dice que son sus amigos, si Kennedy reconoce que los embarcó –si ellos también dicen que los embarcaron–, si el Pentágono, la Central de Inteligencia, todos esos los embarcaron en esta aventura y los quieren tanto, pues ¡muy bien! ¡Que manden 500 buldóceres, y se los devolvemos para allá! De alguna manera tienen que resarcir a la República el daño que le han hecho».
COMISIÓN DE MERCENARIOS VIAJA A ESTADOS UNIDOS
Sin esperar respuesta de los yanquis, el Gobierno cubano autorizó a una delegación integrada por diez de los mercenarios invasores a viajar a Estados Unidos para que pudieran presentar allí la propuesta del Gobierno Revolucionario de liberarlos a cambio del pago de una indemnización consistente en 500 tractores agrícolas.
La inesperada decisión del Gobierno cubano tomó por sorpresa a la Casa Blanca. Al ser consultado por los periodistas, su secretario de prensa, Pierre Salinger, quien en las últimas semanas había mentido una y otra vez para tratar de desacreditar a la Revolución Cubana, solo pudo balbucear: «no comments» (sin comentarios).
Cuando el Gobierno estadounidense pensaba que los mercenarios invasores que se habían rendido serían condenados a largas penas de prisión, asombrosamente se encontraba allí, en su territorio, una representación de esos presos para gestionar su libertad mediante el pago de una indemnización al Gobierno cubano.
Los yanquis quedaron contra la pared, atrapados en un serio dilema: o aceptaban tratar el asunto o rechazaban la oferta de indemnización, dejando a su suerte a sus protegidos mercenarios.
Una nota del Departamento de Estado señaló al respecto: «el Gobierno de Estados Unidos es plenamente consciente del cinismo de la operación de trueque, que iguala tractores con vidas humanas».
Y Fidel les respondió: «Al formular su oferta generosa de dar libertad a los invasores mercenarios sin siquiera someterlos a juicio, en el caso de que Estados Unidos indemnizara a nuestro país por las pérdidas materiales ocasionadas por la invasión, el Gobierno de Cuba tenía derecho a esperar una actitud respetuosa y digna, adecuada a su actitud y no ese ataque inoportuno que viola las más elementales normas de cortesía y de tacto que reclama el tratamiento del problema».
Entonces el Gobierno yanqui, para desmarcarse en esas gestiones, creó una especie de patronato privado que sería el encargado de recaudar los fondos necesarios para adquirir los tractores.
SURGE EL COMITÉ ROOSEVELT
Así surgió el llamado Comité Roosevelt, presidido por la viuda de Franklin D. Roosevelt, Milton Eisenhower y el dirigente obrero Walter Reuther. Estaba clara la intención política de apartar al Gobierno.
En los planes yanquis no figuraba pagar por vez primera una indemnización por daños de guerra a un país. Eso no podía ocurrir, y el Comité se encargó de tergiversar la propuesta de Fidel y de tratar de convertir la indemnización en un canje.
Y de nuevo la respuesta de Fidel fue tajante: «…si el Gobierno de Kennedy quiere realizar un verdadero canje, nosotros estamos dispuestos a efectuarlo. El Gobierno Revolucionario está en disposición de canjear los 1 200 invasores prisioneros por un número igual de presos políticos puertorriqueños, nicaragüenses, guatemaltecos, norteamericanos y españoles antifascistas…».
A finales del mes de mayo la delegación de prisioneros regresó a La Habana. Antes de partir, el Comité les pidió que transmitieran al Gobierno Revolucionario la solicitud de recibir a una pequeña comisión técnica. Los despidieron con sonrisas esperanzadoras y palmaditas en la espalda, pero nada les dijeron sobre las verdaderas intenciones del Comité.
El 6 de junio el Primer Ministro cubano respondió a una insolente y malintencionada carta del Comité Roosevelt, donde desmonta en 15 puntos las verdaderas intenciones del Comité y fija la diáfana y transparente posición de Cuba con respecto a la indemnización que el Gobierno de Estados Unidos debía pagar.
La comisión de técnicos agrícolas y un grupo de periodistas llegó a La Habana el 13 junio. Los técnicos yanquis se reunieron con los ingenieros y técnicos agrícolas del INRA y con Fidel. De nuevo se les reiteró, entre otras cosas, que el pago de la indemnización a Cuba consistía en 500 buldóceres. El día 15, la Comisión regresó a Estados Unidos, mientras que los periodistas participaron en un recorrido con Fidel por Playa Girón y se entrevistaron, además, con un grupo de prisioneros.
Como la Comisión Roosevelt no logró mediante un ultimátum presionar para que el Gobierno Revolucionario aceptara la cantidad y tipo de tractores que ellos habían escogido unilateralmente y no los que Cuba solicitaba desde hacía varios meses como pago por la indemnización, la Comisión tuvo que desintegrarse al no lograr sus mezquinos propósitos.
COMIENZA EL JUICIO A LOS MERCENARIOS
Casi un año después, el 20 de marzo de 1962, en espera de una respuesta satisfactoria a la propuesta del Primer Ministro Fidel Castro, sobre el pago de la indemnización, se dio a conocer que el 29 de marzo comenzaría el juicio a los mercenarios que habían invadido a Cuba por Playa Girón.
Fueron juzgados 1 181 prisioneros. De ellos 223 debían pagar individualmente la suma de 100 000 dólares; 585 la de 50 000; y 370 la de 25 000.Para un total de 62 300 00 dólares por los daños materiales ocasionados durante la invasión.
Luego de conocerse la sentencia, el Comité de padres y familiares de los prisioneros aceptó las condiciones del Gobierno cubano de pagar primero la indemnización de los presos heridos en combate o enfermos, y luego la de los demás invasores. Por esta gestión fueron liberados el 14 de abril los primeros 60 mercenarios.
El Comité solicitó al reconocido abogado James B. Donovan para que mediara en las negociaciones dada su experiencia en casos anteriores. En diciembre, luego de la Crisis de Octubre, se reanudaron las negociaciones y Estados Unidos se comprometió, a regañadientes, a pagar la indemnización a Cuba por 53 millones.
Los mercenarios prisioneros comenzaron a partir rumbo a Estados Unidos, el 23 de diciembre, desde la base aérea de San Antonio de los Baños. Y, en la tarde del 26, lo hicieron 1 015 de sus familiares, a bordo del buque mercante African Pilot, que fue el primero en arribar a la rada habanera con un cargamento como parte de los acuerdos por el pago de la indemnización a Cuba.
Mientras que el Gobierno Revolucionario cumplía con lo acordado y en un gesto humanitario liberaba a los mercenarios antes de haber cobrado totalmente la indemnización, el Gobierno de Estados Unidos, de los 53 millones de dólares que se había comprometido a pagar a Cuba como indemnización por los daños ocasionados por la invasión de Playa Girón, abonaba aproximadamente 40 millones de dólares. Dejaban de pagar unos 13 millones de dólares.