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Tiempos de volver a Fidel

Fidel y Chavez
Fidel y Chavez

Data: 

25/11/2021

Fonte: 

Periódico Granma

Autor: 

He estado releyendo por estos días los testimonios recogidos en el libro Dios, Chávez y Fidel, que resumen apretadamente la gran obra humana concebida por dos hombres extraordinarios, que sembraron en vida lo que hoy necesariamente es referencia a la que hay que volver todos los días.
 
El citado texto, cuya edición cubana se hizo en 2016, con motivo del aniversario 90  de Fidel, y antes, en 2011, se editó en Venezuela, donde el propio Chávez explicó su contenido y leyó algunas de las entrevistas ante la televisión de su país, recoge testimonios de varias decenas de pacientes venezolanos, en su mayoría de las capas más humildes de la sociedad de esa nación sudamericana, que fueron traídos a Cuba, como parte del convenio integral de colaboración concebido y rubricado por ambos líderes.
 
Fue el 30 de noviembre del año 2000, cuando en un vuelo procedente de Caracas llegaban al aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, los primeros 46 pacientes que recibirían atención médica en instituciones cubanas.
 
Se orquestaba entonces, por parte de la derecha venezolana, la mafia en Miami y el poder mediático al servicio del Gobierno de EE. UU., una perversa campaña de mentiras en la que se decía que Chávez estaba enviando «agentes» a Cuba, para recibir entrenamiento militar.
 
Fidel, en varias oportunidades, visitó a los pacientes venezolanos en el Centro Internacional de Salud La Pradera, con quienes dialogó, indagó por su estado y expresó su satisfacción por la atención brindada por los médicos y especialistas cubanos.
 
Estoy seguro de que hoy, cinco años después del fallecimiento del Comandante en Jefe, se puede afirmar que volver a él todos los días ha sido una constante, que ha tenido una expresión máxima en estos dos años de pandemia y de apuesta por las administraciones de Estados Unidos –republicanas y demócratas– de asfixiar al pueblo cubano con el bloqueo cruel, al que se han añadido 243 nuevas sanciones, que permanecen intactas con el actual mandatario Joe Biden.
 
Pero Cuba y sus científicos, médicos y especialistas, no esperaron a que la COVID-19 nos contagiara y optaron, bajo la dirección del Partido, del Gobierno y el llamado del Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, por investigar, estudiar la génesis y desarrollo del coronavirus causante de la enfermedad y emprender la titánica batalla de desarrollar vacunas propias para inmunizar a todo el país y a otras partes del mundo.
 
Se sabía que Cuba cuenta con un desarrollo científico capaz de hacer realidad ese sueño, gracias al pensamiento y la obra de Fidel, creador e impulsor del fabuloso polo científico, en La Habana y otras provincias, con la más moderna tecnología.
 
No ha sido casual que en cada paso dado, ante el aliento de avanzar, con recursos humanos e infraestructura de Salud eficiente y comprometida, y el chequeo diario del propio Presidente Díaz-Canel, se fueran escalando peldaños hasta llegar al primer proyecto, el ensayo clínico, y demás momentos rigurosamente controlados por instituciones encargadas de hacerlo con ética y calidad, donde no se olvidó el más mínimo detalle hasta el surgimiento de la primera vacuna anti- COVID-19, Abdala, luego Soberana y así se sigue investigando, creando y dando a Cuba y al mundo nuevas esperanzas para vencer la peligrosa enfermedad.
 
Hoy Cuba ha inmunizado a más de nueve millones de sus hijos con el esquema completo, incluyendo los niños mayores de dos años –primer país del mundo en hacerlo– y, junto al estandarte de la victoria, está más presente que nunca la frase de Fidel de «hacer de Cuba un país de hombres de ciencia», y la de Raúl de que «sí se pudo, sí se puede y siempre se podrá».
 
Fidel está presente –y muy presente también– en el enfrentamiento a quienes desde el imperio que nos desprecia, y cuenta con agentes de la contrarrevolución en Miami, Europa y la propia Cuba, ven ilusoriamente este momento para hacer colapsar la Revolución, y han puesto gran cantidad de recursos y medios de comunicación para ese fin y hasta han fabricado, en su desespero, a mediocres y pálidos personajes que no tienen ni para dirigirse ellos mismos.
 
El imperio no nos perdona por las derrotas que sufre, mientras Cuba vive, sigue construyendo, sigue vacunando y salvando vidas en la Patria y en muchos otros lugares del mundo, y nuestro Presidente, como le enseñara Fidel, recorre comunidades, afianza con su ejemplo la fe revolucionaria en la obra que hacemos y defendemos, y –como lo hizo el Comandante en Jefe–, pone la ciencia y a sus hombres y mujeres a la vanguardia de la transformación revolucionaria del país.   
 
Sabemos los cubanos que volver a Fidel cada día y, principalmente, en momentos como estos, es garantía absoluta de la victoria.