No puedo explicarme cómo este carné (que tiene 51 años), y los de secundaria, pre, Universidad..., han sobrevivido a tantas pérdidas... Guardados en Santiago durante los 18 años que viví en La Habana, sobrevivieron también al desastre del huracán Sandy, cuando perdí casi toda mi biblioteca, fotos y papeles.
 
Fui una pionera feliz. Jefa de unidad, de destacamento y de escuela, monitora de Español, miembro de varios círculos de interés, entre los que me marcó para siempre el de la Radio, con Nilda G. Alemán. Con ese Círculo de Radio fuimos a Santa Clara a un festival nacional (el primero de mis viajes); hicimos para cmkc y Radio Mambí La Edad de Oro y Carrusel Infantil, y tengo el recuerdo perdurable de las palomas, que debí sostener, hasta soltarlas en vuelo, en la explanada del Moncada, por el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.
 
Mi primaria, la número 44 Pepín Salvat, sigue en su lugar, hoy ampliada y escuela especial. Nunca olvido a mis maestras: sembraron en mí el deseo del saber y el amor patrio. Esas vivencias me formaron para ser quien soy hoy.
 
Por eso: alertas. Que personas sin prestigio, vulgares y apátridas, pretendan usar para sus actividades mercenarias a nuestros niños y adolescentes es, cuando menos, delito grave. No imagino en ninguno de los escenarios posibles qué valores pueden sembrar en la infancia (en un país como el nuestro, que pone por delante de todo su cuidado). ¿Qué decencia y amor a su tierra pueden enseñar quienes han protagonizado escándalos, showscallejeros, insultos a la bandera y a la historia, incluyendo un denigrante paseo por calles de La Habana disfrazado uno de ellos con el uniforme de nuestros pioneros?
 
Cuba celebra la fundación de la Organización de Pioneros José Martí y de la UJC. Esa fecha solo a ellos pertenece. A nuestros niños y jóvenes y sus vivencias antes y en pandemia, y sus teleclases y sus esperas, para sumarlas a las que seguirán viviendo cuando retornen a sus escuelas. Es su 4 de abril. Y todos los días que serán para ellos.