Un gigante anda por los cielos
Data:
19/05/2001
Fonte:
Granma
Autor:
Poco después de la 1:00 p.m. del cinco de mayo, hora de Cuba, en algún punto sobre el Océano Atlántico, una melodiosa voz femenina anunció por el altavoz: "a su derecha pueden observar el avión en el que viaja el Comandante".
"Un Gigante anda por los cielos del mundo, con pisadas de más de siete leguas", pensé.
Unas horas antes, una húmeda mañana habanera hizo un paréntesis de Sol para despedir a Fidel. Su querido IL-62 se disponía a vencer más de nueve horas de vuelo para tocar tierra, como primer punto, en Argelia. Comenzaba así su séptima visita al segundo país en extensión del vasto continente africano; expresión de las amistosas relaciones que han existido entre Argelia y Cuba desde la ascensión a la independencia de ese país en 1962. Pero, sobre todo, comenzaba una gira de la batalla de ideas en persona. En tiempos en que el enemigo pretende cobrar bríos, los amigos deben prepararse. La trinchera debe estar dispuesta. Los criterios deben ser unidos. Llegó a siete países con su modestia característica, la cual inspira un respeto palpable y no impide la adoración hasta lo casi infinito de quienes lo reciben. Su presencia abre puertas y, lo que minutos antes de su llegada podría parecer un escollo insalvable para los organizadores cubanos, se desvanece ante la certeza de su paso en pocas horas. El cariño y el respeto hacia él y hacia Cuba se convierten en soluciones.
Teniendo como común denominador al Islamismo, Argelia, Irán, Malasia, Qatar, Siria y Libia tienen características muy propias que los diferencian. El séptimo, Portugal, punto de escala que, a pesar de ser técnicamente necesaria, fue también políticamente amistosa. Algún compañero de la comitiva recordó haber visto en tierra portuguesa la más impresionante de las manifestaciones de amistad y solidaridad con Cuba jamás vista, cuando el Comandante visitó el país en 1998.
Fidel viajó para hablar de cosas que unen a los pueblos. Para hablar de áreas en que es factible la cooperación entre países del sur. Para concertar voluntades y cimentar amistades. Recibió, siempre en nombre de su pueblo, el reconocimiento, más que merecido, por defender los principios que hacen valer la vida. Argumentó ante la prensa sus verdades, y escuchó con respeto, sin ceder en principios.
Fue incansable sembrando ideas y explicando, a todo el que quiso escuchar, que no hay un mundo de repuesto esperando pacientemente a que destruyamos el presente para comenzar a ser utilizado. Que es este o ninguno; y si seguimos así, vamos camino del ninguno. No pretendo resumir lo que tan coherentemente ha informado nuestra prensa durante los 14 días que duró su gira. Solo quería compartir algunas reflexiones y experiencias de quienes tuvimos la dicha de trabajar en las múltiples facetas de esta gira. Porque cuando se dice "Cuba", se nos abren las puertas. Y eso es por Fidel.
"Un Gigante anda por los cielos del mundo, con pisadas de más de siete leguas", pensé.
Unas horas antes, una húmeda mañana habanera hizo un paréntesis de Sol para despedir a Fidel. Su querido IL-62 se disponía a vencer más de nueve horas de vuelo para tocar tierra, como primer punto, en Argelia. Comenzaba así su séptima visita al segundo país en extensión del vasto continente africano; expresión de las amistosas relaciones que han existido entre Argelia y Cuba desde la ascensión a la independencia de ese país en 1962. Pero, sobre todo, comenzaba una gira de la batalla de ideas en persona. En tiempos en que el enemigo pretende cobrar bríos, los amigos deben prepararse. La trinchera debe estar dispuesta. Los criterios deben ser unidos. Llegó a siete países con su modestia característica, la cual inspira un respeto palpable y no impide la adoración hasta lo casi infinito de quienes lo reciben. Su presencia abre puertas y, lo que minutos antes de su llegada podría parecer un escollo insalvable para los organizadores cubanos, se desvanece ante la certeza de su paso en pocas horas. El cariño y el respeto hacia él y hacia Cuba se convierten en soluciones.
Teniendo como común denominador al Islamismo, Argelia, Irán, Malasia, Qatar, Siria y Libia tienen características muy propias que los diferencian. El séptimo, Portugal, punto de escala que, a pesar de ser técnicamente necesaria, fue también políticamente amistosa. Algún compañero de la comitiva recordó haber visto en tierra portuguesa la más impresionante de las manifestaciones de amistad y solidaridad con Cuba jamás vista, cuando el Comandante visitó el país en 1998.
Fidel viajó para hablar de cosas que unen a los pueblos. Para hablar de áreas en que es factible la cooperación entre países del sur. Para concertar voluntades y cimentar amistades. Recibió, siempre en nombre de su pueblo, el reconocimiento, más que merecido, por defender los principios que hacen valer la vida. Argumentó ante la prensa sus verdades, y escuchó con respeto, sin ceder en principios.
Fue incansable sembrando ideas y explicando, a todo el que quiso escuchar, que no hay un mundo de repuesto esperando pacientemente a que destruyamos el presente para comenzar a ser utilizado. Que es este o ninguno; y si seguimos así, vamos camino del ninguno. No pretendo resumir lo que tan coherentemente ha informado nuestra prensa durante los 14 días que duró su gira. Solo quería compartir algunas reflexiones y experiencias de quienes tuvimos la dicha de trabajar en las múltiples facetas de esta gira. Porque cuando se dice "Cuba", se nos abren las puertas. Y eso es por Fidel.