En las afueras del aeropuerto de Madrid los taxistas allí agrupados estallan en espontáneos aplausos y tocan el claxon de sus autos. En medio de la tragedia sanitaria que hoy  vive España, sólo el personal de la salud es capaz de provocar esos vítores.
 
Esta vez, el tributo no es siquiera para los miles de sanitarios que todos los días trabajan hasta extenuarse en los centros asistenciales españoles tratando de salvar vidas. Lo reciben médicos y enfermeros cubanos. Vienen desde el Caribe para ayudar en el combate a la pandemia en el vecino Principado de Andorra.
 
Así fue en días pasados en el aeropuerto de Roma, cuando llegó la brigada médica cubana que ya labora en un área de campaña de un hospital de Crema, en la golpeada región de la Lombardía italiana.
 
Son imagenes que estremcen, que emocionan. Me hacen pensar en Fidel, el que nos enseñó el verdadero valor de la solidaridad y la dimensión enorme del precepto martiano "Patria es Humanidad".
 
En las imágenes se ven mujeres y hombres, jóvenes y más fogueados. Son los rostros de un pueblo de Valientes, capaz de hacer por los demás con ese hermoso compromiso del humanismo. El Primer Ministro de Belice, al recibir a los médicos cubanos que han ido a ayudar a esa pequeña nación del Caribe, ha afirmado que Cuba es el líder mundial de la solidaridad.
 
Pero es también el pueblo más bloqueado, el que más duro ha tenido que batallar por seis décadas para defender su existencia, el que han intentado aislar y condenar por su rebeldía. Quizá eso nos ha hecho apreciar en su justa dimensión el valor de la vida y de la solidaridad.
 
Mientras el imperio asfixia, condena, denigra, amenaza; los pueblos aplauden, admiran, enaltecen. Y algunos también dan su batalla en estos días porque se ponga fin a tan genocida bloqueo.
 
Emociona y llega hondo tanta entrega de nuestro personal de la salud: los que parten ahora a otras naciones a dar el combate contra la pandemia, los miles que desde hace años aseguran la vida de millones en unos 60 países del mundo, y los decenas de miles que hoy dan una batalla formidable contra el peligroso y mortal virus en todos los rincones de la Patria.
 
¡Gracias queridos compatriotas! Cuba, al salvarse, salva.