La respuesta del pueblo de Fidel
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Han pasado más de 20 años desde que el 4 de abril de 1997 en el Comandante en Jefe Fidel Castro se dirigió a los jóvenes a propósito del aniversario 35 de la UJC, en el teatro Karl Marx, pero entre los mensajes emitidos en aquel discurso –donde afloraban la gula intervencionista del imperio, su obsesión enfermiza con Cuba y la postura irredenta de su pueblo– y el presente se imponen no pocas coincidencias.
Como en aquel escenario, Cuba vive hoy días de reafirmación revolucionaria en que la fila apretada de sus hijos no permitirá el paso de gigante alguno. El Presidente nos habla hoy como lo hiciera en aquellos días memorables Fidel, con la verdad por delante, tocando las conciencias, apelando a la generosidad y la resistencia de los cubanos. El bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos arremete ahora más fuerte contra la dignidad de quienes no bajan la cabeza, y la respuesta de los cubanos a Díaz-Canel es la misma que en otros tiempos se le diera al Comandante.
«P’a lo que sea, Fidel, p’a lo que sea», aclamábamos entonces ante el líder; hoy escuchamos al Presidente en cada una de sus ya habituales intervenciones y, aun sin repetir la expresión, la actitud frente a sus orientaciones es idéntica.
Preguntaba el Comandante entonces si habría o no un hombre nuevo en Cuba. «Yo diría que hay millones de hombres y mujeres nuevos en este país y que nuestra heroica resistencia solo es posible por ello». Y hablaba de que el bloqueo se había vuelto «mucho más riguroso, mucho más despiadado y mucho más cínico». Sin embargo, junto a esa hostilidad, exhortaba al pueblo a la confianza y la esperanza.
Entonces refería: «Vemos al imperialismo que cada día quiere hacer más uso de su poder y de su influencia económica y política, y presionar (…) a los gobiernos del resto de la Tierra. Cada día se muestran más descarados, cada día los embajadores yankis pronuncian más discursos en todas las capitales del mundo, y opinan sobre todos los problemas habidos y por haber, en un mundo que, por otro lado, se les complica cada vez más y tiende a complicarse. Y las consecuencias del neoliberalismo afectan no solo ya a los países de América Latina, afectan también a los países de la propia Europa (…)».
Ejerciendo su magisterio político denunciaba que el enemigo pensaba en leyes asesinas «para promover el descontento, para promover el desorden en el país, y ha costado mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucho sacrificio crear un país unido, crear un país ordenado, para que vengan estos bandidos imperialistas a explotar todas estas condiciones para dividir al pueblo, para reblandecerlo, para crear el descontento. Sobre todas estas cosas tenemos que estar muy conscientes».
Como mismo insistía Fidel en que era la hora de salvar la Revolución, la Patria y el socialismo, así lo ratifica, en circunstancias nuevas y a la vez similares, el Presidente, quien con fidelidad probada sostiene que somos continuidad.
Como mismo Fidel recibió como respuesta un No «vibrante y fuerte» cuando preguntó a los jóvenes en aquel discurso si estarían dispuestos a rendirse y a entregar la Patria y el socialismo, las nuevas generaciones hoy responden con uno igual a aquel. «Eso es lo único que se puede esperar de ustedes», respondía Fidel, como mismo no espera otra cosa hoy el Presidente.