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Martí y Fidel me enseñaron un camino

Bojórquez agradece la distinción de la Fundación Fernando Ortiz, en la sede del Centro de Estudios Martianos. Foto: Marisol Bello
Bojórquez agradece la distinción de la Fundación Fernando Ortiz, en la sede del Centro de Estudios Martianos. Foto: Marisol Bello

El otorgamiento en La Habana del Premio Internacional Fernando Ortiz al antropólogo mexicano Carlos Bojórquez Urzaiz reconoció tanto sus aportes a esta importante rama de las ciencias sociales, como la dedicación al fortalecimiento de los vínculos culturales entre Cuba y México, a partir del legado de José Martí.
 
Conferida por la Fundación Fernando Ortiz a personalidades e  instituciones destacadas en el estudio de las culturas populares   y la promoción de valores identitarios esenciales, la distinción fue entregada al profesor y científico durante un acto efectuado en la sede del Centro de Estudios Martianos.
 
El poeta y etnólogo Miguel Barnet, presidente de la Fundación, puso en  manos de  Bojórquez el Adjá de Plata,  atributo del premio, que reproduce la campanilla de Obatalá, deidad  yoruba de la pureza, la inteligencia y los sentimientos humanos.
 
En la orientación de su obra mucho han tenido que ver las raíces familiares –su ascendencia cubana–  y la manera de entender las relaciones interdisciplinarias entre la antropología, la historia y la ética como parte de una vocación social.
 
Al agradecer la distinción, recordó cómo en su casa Martí era frecuentemente citado, mientras sus padres y tíos seguían el curso de la Revolución encabezada por Fidel Castro en la vecina isla.
 
Cuando decidió hacer el Doctorado en Historia sobre el pensamiento del Apóstol de la independencia de Cuba, hubo quienes le recomendaron obtener el aval académico en Estados Unidos.
 
«Pero vine a La Habana, a su Universidad –dijo–. No podía ser de otro modo; Martí y Fidel me habían enseñado un camino. Con el  paso del tiempo, puedo afirmar que lo mejor que le puede haber sucedido a Cuba es esta Revolución».
 
En las palabras de elogio, Héctor Hernández Pardo, subdirector de la Oficina del Programa Martiano, destacó «los desvelos y esfuerzos de Carlos por abordar en sus investigaciones la personalidad de José Martí y las relaciones entre Cuba y Yucatán, su tierra de origen, sobre la base de la valoración de los testimonios  documentales y las manifestaciones sociales y culturales».
 
Fruto de esta última vertiente de trabajo son los ensayos La  emigración cubana en Yucatán (1868-1898), Cubanos  patriotas en Yucatán, y Emigración, patria y mujeres: clubes de cubanas  en Yucatán durante la Guerra del 85.   
 
Al encabezar durante los años 90 la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, fundó la Cátedra Nuestra América, desde la cual convocó a la comunidad intelectual del continente a reflexionar sobre los orígenes y destinos de la región, y la sumó  a la red de Cátedras Martianas, auspiciada por el Consejo Mundial del Proyecto José Martí, de la Unesco, órgano al que pertenece.
 
Fue también decisivo su apoyo para la publicación en lengua maya de una selección de textos de la revista La Edad de Oro, así como su colaboración con el equipo que tiene a su cargo en la Isla la Edición Crítica de las Obras Completas del prócer cubano.   
 
En la actualidad, Bojórquez preside  el Consejo Consultivo de la Universidad José Martí de Latinoamérica (Campus Mérida) y dirige el programa de investigación e innovación de la Milpa Maya y Sistemas Agroecológicos Tradicionales.

Fonte: 

Periódico Granma

Data: 

29/06/2018