Escuela de muchos y buenos médicos
Si algo había en aquel discurso inaugural ese 17 de octubre de 1962, cuando Fidel –su fundador– habló por primera vez a esos jóvenes iniciales que desandarían sus aulas, de la medicina preventiva, la erradicación de enfermedades, la mortalidad infantil, la esperanza de vida, y de un sistema de salud que respondiera a las necesidades del pueblo, era visión. Visión de un futuro no lejano.
Empujaba la necesidad, ante un éxodo masivo de profesionales que en los años nacientes de la Revolución tuvo en las áreas de salud y la docencia médica una repercusión especial. La misión: iniciar la formación urgente y masiva de médicos y estomatólogos altamente calificados; una «idea tenaz y profunda» que perduró en un centro que sigue siendo hoy, 55 años después, referente, baluarte y símbolo de la transformación de la Salud Pública cubana.
Así lo recordaron estudiantes y profesores de esta institución en el acto central por el aniversario de la que fuese uno de los cimientos de la Escuela de Medicina Revolucionaria. Y no podía ser de otra manera, que dedicando el primero de los homenajes al líder, al alma de este proyecto que mantiene los principios fundacionales de aquel día.
Luego, la entrega de la Moneda Conmemorativa del aniversario 55 del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas «Victoria de Girón» al Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y en su nombre la recibió el Doctor José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido y vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Otras tres medallas conmemorativas fueron otorgadas a los doctores Machado Ventura, José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y José Manuel Miyar Barruecos, funcionario del Consejo de Estado.
Asimismo se reconoció la destacada contribución que han brindado durante todos estos años para el desarrollo del centro, instituciones estrechamente vinculadas a su surgimiento. Por ello, la bicentenaria Universidad de La Habana, junto al Centro Nacional de Investigaciones Científicas, merecieron también la moneda 55 aniversario.
En la celebración, dedicada además a los 50 años de la caída del Guerrillero Heroico y el 95 cumpleaños de la Federación Estudiantil Universitaria, asistió Mercedes López Acea, miembro del Buró Político, vicepresidenta del Consejo de Estado y primera secretaria del comité provincial del Partido en La Habana así como el doctor Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político del Partido y Ministro de Salud Pública, entre otros dirigentes de las organizaciones políticas y de masas del país.
Juntos recorrieron áreas de la institución, que reabrió luego de un proceso amplio de reparación y mantenimiento, el bloque de anfiteatros, las salas y aulas de anatomía humana así como inauguró el sitial histórico Paseo de los Ilustres, con la develación de los bustos de los dos primeros directores del centro, profesores y doctores Andrés García Gómez y Roberto Douglas Pedroso.
La doctora Mairim Lago Queija, Decana de la Facultad Victoria de Girón, manifestó que mantener como hasta ahora la calidad en el proceso docente-educativo y en la formación científica, ética y humanista de sus educandos, es hoy el principal reto de este centro.
«Nuestro primer deber es formarnos como buenos profesionales de la salud y mejores seres humanos», afirmó el joven Alexis Alejandro García Rivero, Presidente de la FEU del centro.
Más de 80 000 alumnos han pasado por estas aulas, de ellos estudiantes de 91 países, dijo el Ministro de Salud, quien aseguró que esta institución representa un paradigma en el desarrollo de la docencia médica cubana. «En el 2012, tuvimos el privilegio de recibir el mensaje de felicitación a este colectivo enviado por Fidel en la celebración del aniversario 50, donde expresaba su satisfacción por el honroso cumplimiento del deber, al ser capaces de graduar decenas de miles de profesionales y llevar a nuestro país a los niveles más altos de atención en la salud»; expresó.
Un deber que se renueva cada día, en cada joven que aprende, en el «Victoria de Girón», el arte de curar.