Para no perder el equilibrio
Mi amiga Rebeca ha rescatado de las aguas y los vientos de Irma esta rara fotografía. No sabemos quién es el autor de la imagen en la que Fidel, el único de pie, se apoya en los hombros de Almeida para no perder el equilibrio. Detrás, Celia sostiene la gorra verdeolivo con un gesto casi imperceptible de la mano derecha, mientras con la otra se aferra al borde del botecito que navega por una crecida del huracán Flora hasta nosotros, al compás de los paletazos firmes del remero.
Esa mano crispada es la única nota dramática de la composición, cuyo foco central está en la risa ancha de Almeida. La espalda ligeramente encorvada del uniformado que viaja en la proa, complementa la escena festiva de esos cinco tripulantes que avanzan en el plano cerrado de un paisaje que debió ser desolador, pero no lo parece.
La foto podría pasar tranquilamente por una marina de pinceladas sueltas, alegres y melancólicas al mismo tiempo. Es el reverso perfecto de aquellos naufragios que dibujaba el pintor inglés William Turner.