La Feria que soñó Fidel
Este jueves comienza en La Habana la XXVI Feria Internacional del Libro, la más abarcadora fiesta de la cultura en Cuba.
La Feria del Libro que comienza este jueves en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña no se parece a las primeras ediciones de esa cita, en la década de los ochenta del pasado siglo. Aquel era un encuentro mucho más limitado, con marcado interés profesional, sin grandes expectativas del público.
Pero Fidel Castro cambió la historia.
El Comandante en Jefe soñó una Feria multitudinaria, que deviniera una gran fiesta de la lectura y la cultura toda. Su sueño no cabía en el recinto expositivo Pabexpo, la sede habitual de aquellos momentos, así que hubo que pensar en grande: una gran fortaleza llena de libros.
Tenía hasta una hermosa dimensión simbólica: donde antes hubo cañones, soldados y prisiones… ahora habría libros a la disposición de todos.
La histórica fortaleza de San Carlos de la Cabaña era el lugar ideal. Y allí, con el nuevo siglo, se asentó la Feria.
Esa primera edición fue un extraordinario fenómeno de público. La gente respondió con entusiasmo. La gran librería se hizo pequeña, las colas no se acortaban en todo el día.
Era inspirador ver a miles de personas saliendo de La Cabaña cargados de libros y revistas. En los muros los niños se sentaban a hojear los libros de cuentos. Las presentaciones de títulos contaban con gran audiencia. En el patio, los poetas leían sus poemas...
De un golpe, la Feria comenzó a ser la más importante y popular cita cultural en un país donde abundan los festivales y otros encuentros.
Pero a Fidel todavía le parecía poco.
Pensó que toda esa maravilla no podía quedarse solo en La Habana, lanzó una propuesta que no a pocos les pareció una temeridad: hacer un gran Feria itinerante, que llegara a las más importantes ciudades del país, de Oriente a Occidente.
El esfuerzo editorial, el apoyo logístico debieron incrementarse, pero Fidel Castro estaba convencido de que valía la pena.
Él, que siempre fue un lector empedernido, creía en el rol emancipador de la lectura, base de toda la pirámide cultural; creía —como José Martí— que la cultura es la garantía de la libertad plena.
La Feria se extendió a toda Cuba. Millones de ejemplares en las librerías, grandes escritores de ciudad en ciudad, conciertos, tertulias, fiestas callejeras… La Feria es también, desde hace mucho, una cita multicultural.
Fidel estuvo una y otra vez en La Cabaña, asistía a las inauguraciones, a presentaciones especiales; se interesaba por la cantidad y la calidad de los libros, por los títulos más demandados, por las personas que acudían a los espacios literarios...
¿Puede asombrar a alguien que esta edición rinda homenaje especial al Comandante en Jefe? El espíritu de Fidel recorre esos callejones, su sueño es hoy concreción compartida.
Hay que defender la Feria, con todo su alcance, con sus principios fundacionales, ajenos a consideraciones puramente mercantilistas.
Esa siempre fue la vocación del Comandante, que es la vocación de la Revolución. La Revolución no te dice “cree”, te dice “lee”. Palabras de Fidel Castro.