Confraternidad y estímulo
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Después de muchos años de solicitud, el sueño se hizo realidad: la Odepa le concedió a Cuba la realización de los Juegos Deportivos Panamericanos de 1991, que del 2 al 18 de agosto, tuvieron como sede a La Habana, en tanto Santiago de Cuba fungió como subsede.
A esa cita continental asistieron 4 519 atletas procedentes de 39 países. Cuba le arrebató a Estados Unidos el primer lugar por países, algo que solo había conseguido Argentina, en Buenos Aires 1951.
Y Fidel fue clave no solo en el aseguramiento y el éxito del evento, sino que, además, estuvo presente en las instalaciones, premió equipos e intervino en un sinnúmero de actividades. Su presencia diaria estimulaba a los deportistas locales.
Meses antes del inicio ofreció una conferencia de prensa a un grupo de periodistas de los principales medios norteamericanos, quienes viajaron a La Habana para conocer de cerca los preparativos. Además, impuso la Orden al Mérito Deportivo al presidente del COI, Juan Antonio Samaranch y al titular de la Odepa, Mario Vázquez Raña.
También, el 13 de agosto —día de su cumpleaños—, visitó el estadio de hockey sobre césped Antonio Maceo y escribió en el libro de visitantes del Centro de Prensa de la instalación. Y a solo dos días de la clausura, Vázquez Raña le entregó un diploma de reconocimiento por la gran labor realizada.
Recuerdo cuando premió al equipo brasileño femenino de baloncesto, que con la actuación de sus estelares Maria Paula Silva, Janeth Arcain y Hortencia Mccari, derrotó a Cuba 97-76 en la gran final.
«El hecho de recibir la medalla de un ícono de la política mundial, era muy importante y bueno. No pensé que él iba a bajar hacia la zona VIP, debajo de las gradas. Cuando eso sucedió, me sentí privilegiada», destacó Janeth.
Pero también me agradó el testimonio hecho a JR por el exjefe de entrenadores de boxeo Alcides Sagarra. «Él (Fidel) me preguntó: ¿sabes que si el equipo de boxeo gana, le ganamos por primera vez a Estados Unidos el primer lugar? Y yo le respondí: entonces celebre ya, Jefe». Y así fue: los boxeadores ganaron 11 de las 12 medallas de oro disputadas, para que Cuba aventajara en diez títulos a los estadounidenses.
Entre los premiados por Fidel estuvo Javier Sotomayor.