Hombre del milenio
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La posibilidad de entrevistar al comandante del Ejército Rebelde Delio Gómez Ochoa, combatiente junto a Fidel Castro Ruz de la Columna No. 1 José Martí, me emocionó grandemente. La idea de dialogar con un participante de la lucha en la Sierra Maestra, y reflejar las experiencias compartidas con el Jefe de la Revolución, me dejó en vigilia toda la noche.
Llegó el día acordado, con la puntualidad y la modestia que lo caracterizan, tomó asiento y sin mirar atrás iniciamos la conversación. Viajar al pasado, más de cinco décadas, resultó extraordinario.
En marzo de 1957 se fundó la Columna No. 1, del Ejército Rebelde, tenía su comandancia en la Sierra Maestra. Además de ser la principal fuerza combativa del Primer Frente José Martí devino madre del resto de las columnas y frentes guerrilleros creados posteriormente.
Importante mencionar cuál fue el objetivo de su concepción; estaba integrada por hombres procedentes de las capas más humildes de la población, fundamentalmente jóvenes, que animados por sus principios y la certera conducción de nuestro líder, mantuvieron erguidas las banderas de la rebeldía y una confianza inquebrantable en la victoria.
“Se le dice la columna madre, pues de ahí surgieron los primeros jefes militares, como Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés, Guillermo García, Juan Almeida, Ciro Redondo…
“La seguridad en el triunfo provenía también de las ventajas para el combate que nos ofreció la montaña, conocida en detalles por el mando rebelde, donde tuvimos el apoyo de los campesinos”, refirió Gómez Ochoa.
En el desenlace de la guerra a favor de las fuerzas revolucionarias, mucho influyeron las extraordinarias cualidades del jefe supremo.
Para la lucha armada, los lineamientos estratégicos evolucionaron según el momento y la situación concreta. Podemos mencionar: lograr la sobrevivencia del grupo inicial de guerrilleros, mantener en la tropa un elevado grado de moral y disciplina, formar cuadros político-militares, entre otros aspectos.
“Fidel, una vez dijo que nuestras tácticas demostraron ser las más correctas. En la ubicación de Cuba, hay que tomar siempre la delantera, atacar por donde no se imagina el adversario, para así alcanzar la ofensiva final.
“En ocasiones luchábamos con el pelotón del Che. A tal hecho Fidel lo llamaba cooperación en los flancos. Durante el tiempo que estuvimos con el líder, todos los combates los dirigió, planificó y preparó junto a los capitanes y tenientes. Trazaba sobre la mesa o en la tierra la táctica para la batalla”, recordó el comandante del Ejército Rebelde.
Gracias a su formación universitaria, pensamiento marxista-leninista y las ideas tomadas del Apóstol de los cubanos José Martí, el ideal humanitario del Comandante en Jefe se vio reflejado a lo largo de la contienda.
Liberar a los prisioneros de guerra, prestar atención médica en caso de que la necesitaran o entregarlos a su mando, cuando las condiciones lo permitieran, fueron algunas normas que inculcó.
Nuestro entrevistado rememoró: “Una vez Fidel acogió a varios detenidos, quienes se encontraban lesionados. Entonces por las acciones combativas, los tuvo que dejar, con las medicinas, para que los batistianos pudieran venir a recogerlos. Lo primero para él, eran los heridos, había que cuidarlos como si fueran de nosotros.
“También presenciábamos la preocupación por los suyos. En una oportunidad lo vi en la operación de un compañero, quien estaba gravemente lastimado. Siempre tratábamos de evitarle a Fidel que presenciara situaciones como esa.
“En aquella etapa nos explicó acerca de la necesidad de analizar cualquier documento. Señalaba la importancia de saber leer entre líneas al adversario, pues era imprescindible conocer cómo piensa. De esta manera, incorporábamos nociones para el mejor desempeño en la lucha armada.
“Una lección de sabiduría entregada por él; por su capacidad surgieron las columnas”.
Esta convicción se reafirmó en el orden estratégico, con el creciente respaldo a la causa por el pueblo, que en campos y ciudades enfrentó la represión de la tiranía y nutrió con sus mejores hijos, las fi las revolucionarias.
Delio Gómez Ochoa, comandante del Ejército Rebelde, comentó: “Fidel siempre nos alertaba acerca de no perder la esencia de la guerra. Decía que había que darse cuenta del porqué luchábamos y resistir, que si no éramos capaces de
resistir no íbamos a triunfar y teníamos que triunfar, porque esa era nuestra única oportunidad.
“Planteaba acerca del papel de cada oficial en cuidar a los hombres. Por eso surgieron los cuadros. Desde la columna principal Fidel siempre pensó en la formación de los dirigentes dotados de una ética”.
Conocedor de las montañas, protagonista junto a otros combatientes de la Guerra de Liberación Nacional y fi el seguidor del hombre que marcó la historia patria. Así es Delio Gómez Ochoa.
“Todo se lo debo a Fidel, pues el hecho de haber combatido a su lado, cuidándonos el uno al otro, me permitió forjarme como hombre. Los demás veteranos conservan la misma opinión y el mismo sentido del porqué luchábamos, razón primordial de tal proeza”, concluyó.